La amenaza de las fugas radiactivas en centrales nucleares, y sobre todo la de los accidentes graves de esta clase, como por ejemplo el de la central de Fukushima Daiichi en Japón, ha despertado la conciencia global de lo importante que es disponer de tratamientos médicos de urgencia para personas expuestas a la radiactividad. Los primeros auxilios a tales pacientes son muy importantes, ya que el tiempo que se tarde en trasladarlos a instalaciones médicas especializadas para lesiones por radiación puede tener consecuencias fatales.
La exposición a altas dosis de radiación desencadena una serie de efectos potencialmente mortíferos. Entre los más serios se halla el síndrome de toxicidad gastrointestinal que es causado por la destrucción del revestimiento intestinal provocada por la radiación. Este tipo de daño gastrointestinal reduce la capacidad del cuerpo de absorber agua y produce desequilibrios en los electrolitos, infección bacteriana, fugas intestinales, sepsis y muerte.
El síndrome de toxicidad gastrointestinal surge del daño inducido por la radiación sobre ciertas células en el intestino delgado y el colon, que deben ser constantemente repuestas para que el tracto gastrointestinal funcione adecuadamente. Estas células son especialmente susceptibles al daño por radiación y sirven como indicador de si alguien sobrevivirá después de una exposición corporal completa a la radiación.
Un péptido, el fármaco conocido como TP508, fue desarrollado para ser usado en la estimulación de la reparación de tejidos cutáneos, óseos y musculares. Se había mostrado previamente que inicia la reparación de los tejidos estimulando un flujo sanguíneo apropiado, reduciendo la inflamación y la muerte celular. En ensayos clínicos con humanos, el fármaco ha resultado ser capaz de incrementar la curación de úlceras en casos de pie diabético y en fracturas de muñeca, sin efectos negativos debidos a él.
Los resultados de una nueva investigación, realizada por el equipo de Carla Kantara y Darrell Carney, de la División Médica de la Universidad de Texas en Galveston, Estados Unidos, sugieren que el péptido podría ser un tratamiento urgente eficaz de primeros auxilios en una emergencia nuclear, que podría ser suministrado dentro de las primeras 24 horas tras la exposición, para incrementar las probabilidades de supervivencia y retrasar la aparición de efectos mortales, dando a las víctimas tiempo extra para llegar hasta las instalaciones especializadas donde recibir un tratamiento médico complejo. En los experimentos, una única inyección de este péptido regenerador demostró aumentar notablemente la supervivencia de ratones si se suministraba no más tarde de las primeras 24 horas transcurridas desde la exposición a la radiación nuclear.
Fuente NCYT
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