Un estudio con niños de 12 meses comprueba los efectos de interaccionar conscientemente con ellos
Un estudio de la Universidad de Iowa (EE.UU.) ha observado que las madres que responden a sus bebés de 12 meses, mientras les leen un libro, potencian el desarrollo de la lengua. Imitar sus sonidos, o ampliarlos, es la forma más habitual de conversación que se establece.
Reaccionar al balbuceo de los hijos mientras se les lee un libro produce beneficios en su desarrollo. Imagen: George Ruiz. Fuente: Flickr.
La próxima vez que le lea a su bebé, preste atención a sus balbuceos y respóndales. La interacción, no sólo el sonido de las palabras leídas de una página, es la clave para el desarrollo del lenguaje durante la lectura.
Así lo afirma un nuevo estudio de la Universidad de Iowa (EE.UU.), que analizó cómo respondían las madres a sus bebés de 12 meses, durante la lectura de libros, juego con marionetas, y juego con juguetes. Lo que los investigadores encontraron es que los bebés hacen más sonidos parecidos al habla durante la lectura que cuando juegan con marionetas o juguetes. También descubrieron que las madres respondían más a este tipo de sonidos al leer a sus hijos que en las otras actividades.
Los hallazgos podrían explicar por qué la lectura de libros se ha relacionado con el desarrollo del lenguaje en los niños pequeños, señala la información de la universidad.
"Una gran cantidad de investigaciones muestran que leer libros, incluso a niños de tan solo seis meses de edad, es importante para que surja el lenguaje, pero estoy tratando de explicar por qué, observando detalles, como la respuesta a los sonidos de los niños", dice Julie Gros-Louis, profesora asistente de psicología en la UI y autora del estudio, publicado en Language Learning and Development.
"Si sabemos qué interacciones específicas se están produciendo entre el cuidador y el niño y podemos vincularlas con los resultados de lenguaje, tendríamos algo más que decirles a los padres aparte de que lean mucho a sus hijos", añade.
El estudio también encontró que fuera cual fuera el contexto, las respuestas de las madres a los sonidos tipo-habla a menudo eran imitaciones o una ampliación de dichos sonidos. Por ejemplo, si el bebé decía: "Bo", la madre respondería con "Bo-bo" o "Bola", incluso aunque no tuviera nada que ver con la historia leída.
Gros-Louis dice que utilizó a las madres y sus bebés para este estudio porque sus interacciones se han estudiado más que las que existen entre los padres y sus hijos. Por lo tanto, podía comparar con mayor facilidad sus hallazgos con los estudios anteriores.
Interacciones
En este caso, los investigadores observaron las interacciones de 34 madres y sus bebés de 12 meses durante tres períodos de 10 minutos, en diferentes actividades: juegos con títeres, juego con juguetes, y leer un libro. La marioneta era un mono de tela; el juguete, un granero con partes manipulables, como botones para presionar; y los libros tenían imágenes brillantes y oraciones simples en lugar de palabras sueltas. Los bebés estaban sentados en una silla alta para controlar que estuvieran cerca de sus madres y evitar que se levantaran y se movieran por la sala de juegos.
Luego, los investigadores codificaron las vocalizaciones de cada niño y las respuestas de su madre. Las vocalizaciones incluían cualquier sonido que hiciera el bebé excepto los lloros, toses, hipidos y gruñidos. Las respuestas de las madres se clasificaron en las siguientes categorías: agradecimientos ("mmm", "ajá"); atribuciones ("es bonito"); directivas ("empuja"); nominales ("es una pelota"); vocalizaciones de juego ("¡te cogí!"); preguntas; e imitaciones/ampliaciones.
"Los resultados pueden contribuir a la comprensión de cómo se relaciona la lectura a los niños preverbales con el desarrollo de idiomas, que no se entiende bien, en contraste con las interacciones de lectura con niños mayores", explica el estudio.
Esta no es la primera vez que Gros-Louis estudia cómo responden las madres a los balbuceos de sus hijos. En un estudio publicado en 2014, ella y otros investigadores de la Universidad de Indiana encontraron que las madres que entablan conversación de forma consciente con los balbuceos de sus hijos de 8 meses podían acelerar la vocalización y el aprendizaje de la lengua de sus hijos.
La próxima vez que le lea a su bebé, preste atención a sus balbuceos y respóndales. La interacción, no sólo el sonido de las palabras leídas de una página, es la clave para el desarrollo del lenguaje durante la lectura.
Así lo afirma un nuevo estudio de la Universidad de Iowa (EE.UU.), que analizó cómo respondían las madres a sus bebés de 12 meses, durante la lectura de libros, juego con marionetas, y juego con juguetes. Lo que los investigadores encontraron es que los bebés hacen más sonidos parecidos al habla durante la lectura que cuando juegan con marionetas o juguetes. También descubrieron que las madres respondían más a este tipo de sonidos al leer a sus hijos que en las otras actividades.
Los hallazgos podrían explicar por qué la lectura de libros se ha relacionado con el desarrollo del lenguaje en los niños pequeños, señala la información de la universidad.
"Una gran cantidad de investigaciones muestran que leer libros, incluso a niños de tan solo seis meses de edad, es importante para que surja el lenguaje, pero estoy tratando de explicar por qué, observando detalles, como la respuesta a los sonidos de los niños", dice Julie Gros-Louis, profesora asistente de psicología en la UI y autora del estudio, publicado en Language Learning and Development.
"Si sabemos qué interacciones específicas se están produciendo entre el cuidador y el niño y podemos vincularlas con los resultados de lenguaje, tendríamos algo más que decirles a los padres aparte de que lean mucho a sus hijos", añade.
El estudio también encontró que fuera cual fuera el contexto, las respuestas de las madres a los sonidos tipo-habla a menudo eran imitaciones o una ampliación de dichos sonidos. Por ejemplo, si el bebé decía: "Bo", la madre respondería con "Bo-bo" o "Bola", incluso aunque no tuviera nada que ver con la historia leída.
Gros-Louis dice que utilizó a las madres y sus bebés para este estudio porque sus interacciones se han estudiado más que las que existen entre los padres y sus hijos. Por lo tanto, podía comparar con mayor facilidad sus hallazgos con los estudios anteriores.
Interacciones
En este caso, los investigadores observaron las interacciones de 34 madres y sus bebés de 12 meses durante tres períodos de 10 minutos, en diferentes actividades: juegos con títeres, juego con juguetes, y leer un libro. La marioneta era un mono de tela; el juguete, un granero con partes manipulables, como botones para presionar; y los libros tenían imágenes brillantes y oraciones simples en lugar de palabras sueltas. Los bebés estaban sentados en una silla alta para controlar que estuvieran cerca de sus madres y evitar que se levantaran y se movieran por la sala de juegos.
Luego, los investigadores codificaron las vocalizaciones de cada niño y las respuestas de su madre. Las vocalizaciones incluían cualquier sonido que hiciera el bebé excepto los lloros, toses, hipidos y gruñidos. Las respuestas de las madres se clasificaron en las siguientes categorías: agradecimientos ("mmm", "ajá"); atribuciones ("es bonito"); directivas ("empuja"); nominales ("es una pelota"); vocalizaciones de juego ("¡te cogí!"); preguntas; e imitaciones/ampliaciones.
"Los resultados pueden contribuir a la comprensión de cómo se relaciona la lectura a los niños preverbales con el desarrollo de idiomas, que no se entiende bien, en contraste con las interacciones de lectura con niños mayores", explica el estudio.
Esta no es la primera vez que Gros-Louis estudia cómo responden las madres a los balbuceos de sus hijos. En un estudio publicado en 2014, ella y otros investigadores de la Universidad de Indiana encontraron que las madres que entablan conversación de forma consciente con los balbuceos de sus hijos de 8 meses podían acelerar la vocalización y el aprendizaje de la lengua de sus hijos.
Fuente TENDENCIAS 21