Una dieta rica en vitamina C podría recortar en una tercera parte el riesgo de progresión de las cataratas. Así lo sugieren los resultados de un nuevo estudio. La investigación es también la primera que muestra que la dieta y el estilo de vida podrían jugar un papel mayor que el de la genética en el nivel de desarrollo y de gravedad de las cataratas.
Las cataratas surgen de forma natural con la edad y enturbian el cristalino del ojo, que se vuelve opaco. A pesar del advenimiento de la moderna cirugía de eliminación de cataratas, estas siguen siendo globalmente una causa principal de ceguera.
El equipo del Dr. Christopher Hammond, del King's College en Londres en el Reino Unido, examinó si ciertos nutrientes presentes en la comida, o los suplementos dietéticos adecuados, podrían ayudar a prevenir la progresión de las cataratas. Hammond y sus colegas también intentaron averiguar cuánta influencia ejercen los factores ambientales, incluyendo la dieta, con respecto a la ejercida por los genéticos.
El equipo examinó datos de más de 1.000 parejas de gemelas y mellizas del Reino Unido. Las participantes respondieron a un cuestionario sobre su alimentación habitual, lo que ayudó a hacer un seguimiento de su consumo de vitamina C y de otros nutrientes, incluyendo las vitaminas A, B, D, E, el cobre, el manganeso y el cinc. A fin de medir la progresión de las cataratas, se empleó visualización digital para comprobar la opacidad de sus cristalinos a una edad aproximada de 60 años. Unos 10 años más tarde, los autores del estudio llevaron a cabo una nueva medición con 324 de las parejas de gemelas y mellizas (151 de gemelas y 173 de mellizas).
Los alimentos ricos en vitamina C pueden recortar en una tercera parte la progresión de las cataratas, según muestra el nuevo estudio. (Foto: cortesía de la American Academy of Ophthalmology)
Durante la medición inicial de referencia, se asociaron las dietas ricas en vitamina C con un 20 por ciento de reducción del riesgo para las cataratas. Diez años después, los investigadores encontraron que las mujeres que habían señalado que consumían más alimentos ricos en vitamina C tenían un 33 por ciento de reducción en el riesgo de progresión de cataratas.
Los factores genéticos supusieron el 35 por ciento de las diferencia en la progresión de las cataratas. Los factores ambientales, como la dieta, representaron el 65 por ciento. Estos resultados convierten al estudio en el primero en sugerir con bastante firmeza que los factores genéticos podrían ser menos importantes en la progresión de las cataratas de lo que se pensaba previamente.
El equipo examinó datos de más de 1.000 parejas de gemelas y mellizas del Reino Unido. Las participantes respondieron a un cuestionario sobre su alimentación habitual, lo que ayudó a hacer un seguimiento de su consumo de vitamina C y de otros nutrientes, incluyendo las vitaminas A, B, D, E, el cobre, el manganeso y el cinc. A fin de medir la progresión de las cataratas, se empleó visualización digital para comprobar la opacidad de sus cristalinos a una edad aproximada de 60 años. Unos 10 años más tarde, los autores del estudio llevaron a cabo una nueva medición con 324 de las parejas de gemelas y mellizas (151 de gemelas y 173 de mellizas).
Los alimentos ricos en vitamina C pueden recortar en una tercera parte la progresión de las cataratas, según muestra el nuevo estudio. (Foto: cortesía de la American Academy of Ophthalmology)
Durante la medición inicial de referencia, se asociaron las dietas ricas en vitamina C con un 20 por ciento de reducción del riesgo para las cataratas. Diez años después, los investigadores encontraron que las mujeres que habían señalado que consumían más alimentos ricos en vitamina C tenían un 33 por ciento de reducción en el riesgo de progresión de cataratas.
Los factores genéticos supusieron el 35 por ciento de las diferencia en la progresión de las cataratas. Los factores ambientales, como la dieta, representaron el 65 por ciento. Estos resultados convierten al estudio en el primero en sugerir con bastante firmeza que los factores genéticos podrían ser menos importantes en la progresión de las cataratas de lo que se pensaba previamente.
Fuente NCYT