El estrés está dañando tu cerebro


Ya sabemos que no es una nueva noticia el hecho de que el estrés es malo para tu cuerpo, pero hay un nuevo daño que podemos agregar a la lista: un nuevo estudio resalta como el estrés puede causar inflamación en el cerebro y eso conlleva a la pérdida de memoria y depresión.

Para descubrirlo, neurocientíficos de la Universidad Estatal de Ohio le enseñaron a ratones a encontrar la salida de un laberinto - tarea que aprendieron al inicio del experimento. Pero cuando se introdujo a un ratón más agresivo en el grupo, causando estrés a los otros animales, gradualmente fueron olvidando el camino de salida.

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Tomografías revelaron signos de inflamación en los cerebros de los ratones estresados, producidos por el sistema inmunitario en respuesta a la presión. La presencia de leucocitos, conocidos como macrófagos sugieren que los sistemas inmunitarios de las animales estaban atacando a su propio cerebro, causando la inflamación y evitando el crecimiento de nuevas neuronas.

El efecto también tuvo una larga duración: cuatro semanas después del experimento, los ratones estresados eran encontrados acurrucándose en las esquinas – el equivalente social a la evitación en los humanos y un síntoma importante de depresión.

Cuando los investigadores dieron medicamentos anti inflamatorios a los ratones afectados, el déficit de neuronas y el comportamiento de evitación social permaneció, aunque los niveles de macrófagos y las memorias de los animales regresaron a la normalidad, señalando una relación directa entre la inflamación y los problemas de memoria.

Los investigadores encontraron muy preocupante que los impactos del estrés a largo plazo afectan al hipocampo, que juega un papel importante en la respuesta emocional y la retención de la memoria.

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El siguiente paso será ver si las mismas reacciones están presentes en el cerebro humano: de ser así, podría abrir una posibilidad para nuevos tratamientos contra el estrés y la depresión buscando formas de prevenir o limitar la inflamación que ocurre en el hipocampo.

El estudio ha sido publicado en The Journal of Neuroscience.




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