En personas sanas, la calidad de los huesos –determinada principalmente por la densidad mineral ósea– depende de factores como el sexo, la edad y la alimentación. Sin embargo, esta puede modificarse por cambios en el estilo de vida, principalmente al hacer ejercicio de manera frecuente.
Un nuevo estudio, liderado por investigadores de la Universidad Camilo José Cela (UCJC), en España, indica cómo el entrenamiento para competir en carreras de resistencia (desde los 10km hasta la maratón) puede modificar las propiedades mecánicas del calcáneo, el hueso del pie que constituye el talón.
Los cambios en las propiedades mecánicas del hueso fueron medidos a través del índice stiffness o rigidez, una variable relacionada directamente con la densidad ósea del calcáneo. Los resultados se han publicado recientemente en el European Journal of Applied Physiology.
Durante el trabajo se realizaron densitometrías óseas, tanto del pie derecho como del izquierdo, a 122 corredores de maratón y 81 corredores de media maratón y 10 km, y sus valores fueron comparados a los de un grupo control de personas sedentarias que tenían una edad similar.
“Los resultados reflejaron que los corredores de resistencia tenían un mayor índice stiffness que los sedentarios”, explica a Sinc Beatriz Lara, autora principal de la investigación e integrante del Laboratorio de Fisiología del Ejercicio de la UCJC. La mejora en dicho índice estuvo presente tanto en los corredores hombres como mujeres.
“Además se pudo comprobar que existía una dosis-respuesta, de tal manera que cuánto mayor era el volumen de entrenamiento de carrera, mayor era la mejora en la densidad mineral del calcáneo”, añade Lara.
Los científicos afirman que el entrenamiento de carrera de resistencia es efectivo para producir cambios físicos en las propiedades físicas del calcáneo, y puede ser, por tanto, utilizado para prevenir el descenso progresivo en la calidad mineral ósea que sucede con la edad.
Los cambios beneficiosos en la calidad mineral ósea pueden ser inducidos por estímulos mecánicos relacionados con la carga que soportan los huesos. Las modalidades de ejercicio que requieren mayores fuerzas musculares (entrenamientos con cargas) o altos impactos (como saltos) son las mejores actividades para incrementar la densidad mineral ósea.
“Deportes como nadar o patinar, en el que el peso corporal o la carga de impactos están reducidos, no producen beneficios osteogénicos elevados”, subraya Lara. “Sin embargo, no se conoce aún el efecto que puede tener sobre nuestros huesos el entrenamiento de carrera de resistencia, que no supone grandes impactos pero requiere recorrer grandes distancias”. (Fuente: SINC)
Durante el trabajo se realizaron densitometrías óseas, tanto del pie derecho como del izquierdo, a 122 corredores de maratón y 81 corredores de media maratón y 10 km, y sus valores fueron comparados a los de un grupo control de personas sedentarias que tenían una edad similar.
“Los resultados reflejaron que los corredores de resistencia tenían un mayor índice stiffness que los sedentarios”, explica a Sinc Beatriz Lara, autora principal de la investigación e integrante del Laboratorio de Fisiología del Ejercicio de la UCJC. La mejora en dicho índice estuvo presente tanto en los corredores hombres como mujeres.
“Además se pudo comprobar que existía una dosis-respuesta, de tal manera que cuánto mayor era el volumen de entrenamiento de carrera, mayor era la mejora en la densidad mineral del calcáneo”, añade Lara.
Los científicos afirman que el entrenamiento de carrera de resistencia es efectivo para producir cambios físicos en las propiedades físicas del calcáneo, y puede ser, por tanto, utilizado para prevenir el descenso progresivo en la calidad mineral ósea que sucede con la edad.
Los cambios beneficiosos en la calidad mineral ósea pueden ser inducidos por estímulos mecánicos relacionados con la carga que soportan los huesos. Las modalidades de ejercicio que requieren mayores fuerzas musculares (entrenamientos con cargas) o altos impactos (como saltos) son las mejores actividades para incrementar la densidad mineral ósea.
“Deportes como nadar o patinar, en el que el peso corporal o la carga de impactos están reducidos, no producen beneficios osteogénicos elevados”, subraya Lara. “Sin embargo, no se conoce aún el efecto que puede tener sobre nuestros huesos el entrenamiento de carrera de resistencia, que no supone grandes impactos pero requiere recorrer grandes distancias”. (Fuente: SINC)
Fuente NCYT