La última vez que revisé, el fenómeno astronómico que más interrogantes me generaba eran los agujeros negros. Lejos estaba de imaginar que otra noción de la física espacial, igualmente controvertida, podría aparecer en mi horizonte.
Si bien el universo nos tiene acostumbrados a los contrarios, mi sorpresa fue mayúscula al saber que existe un reverso de esas zonas oscuras devoradoras de luz: los agujeros blancos.
Agujeros blancos: los anti-agujeros negros
De acuerdo a la teoría general de la relatividad, un agujero blanco es una región hipotética del universo a la cual no se puede acceder y de la cual escapan la luz y la materia. Si recordamos nuestras clases de física, tendremos que un agujero negro es justamente lo opuesto, aquella instancia espacio-temporal que absorbe todo lo que se le acerca y de donde ni la luz ni la materia pueden escapar.
En este sentido, podemos definir a los agujeros blancos a partir de sus contrarios, es decir, que en puridad serían anti-agujeros negros. Los huecos blancos comparten con sus hermanos propiedades como la masa, la carga y el momento angular, solo que las ecuaciones que gobiernan sus funcionamientos son idénticas pero planteadas a la inversa.
Los científicos sugieren que el material absorbido por los agujeros negros en el pasado es devuelto en el futuro por el horizonte de eventos de los agujeros blancos. Incluso, los modelos teóricos sobre dichos objetos señalan que no existen diferencias evidentes entre uno y otro. Aún así, parece ser que los agujeros blancos no serían tan estables como los huecos negros y que colapsarían inmediatamente bajo el peso de su propio efecto gravitatorio.
De acuerdo a la teoría general de la relatividad, un agujero blanco es una región hipotética del universo a la cual no se puede acceder y de la cual escapan la luz y la materia. Si recordamos nuestras clases de física, tendremos que un agujero negro es justamente lo opuesto, aquella instancia espacio-temporal que absorbe todo lo que se le acerca y de donde ni la luz ni la materia pueden escapar.
En este sentido, podemos definir a los agujeros blancos a partir de sus contrarios, es decir, que en puridad serían anti-agujeros negros. Los huecos blancos comparten con sus hermanos propiedades como la masa, la carga y el momento angular, solo que las ecuaciones que gobiernan sus funcionamientos son idénticas pero planteadas a la inversa.
Los científicos sugieren que el material absorbido por los agujeros negros en el pasado es devuelto en el futuro por el horizonte de eventos de los agujeros blancos. Incluso, los modelos teóricos sobre dichos objetos señalan que no existen diferencias evidentes entre uno y otro. Aún así, parece ser que los agujeros blancos no serían tan estables como los huecos negros y que colapsarían inmediatamente bajo el peso de su propio efecto gravitatorio.
¿Existen los agujeros blancos?
Los agujeros blancos pertenecen al mundo de lo teórico, así que han sido considerados siempre una rareza matemática y no son tan tenidos en cuenta por los científicos como sus hermanos oscuros, ya que no parece haber procesos naturales que conduzcan a su formación.
Sin embargo, en 2006 se recibió una explosión de rayos gamma que no se correspondía con la idea de su procedencia. La duración (102 segundos) indicaba que tenía que haberse formado en una supernova, mas no había tales objetos en el lugar de origen. Actualmente se sugiere que el fenómeno puede estar relacionado con un agujero blanco eyectando materia y colapsando velozmente bajo su propia gravedad.
Lamentablemente la propuesta de los agujeros blancos sigue estando en el terreno de las especulaciones científicas, y solo tras sucesivas explosiones y nuevas investigaciones se podrá llegar a afirmar la existencia objetiva de tan enigmáticos objetos espacio-temporales: los agujeros blancos.
Fuente BATANGA