Un nuevo estudio, hecho con ratones, es el primero que muestra que la estimulación visual ayuda a "recablear" el sistema visual y restaura parcialmente la visión.
Esta investigación, financiada por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, muestra por vez primera que una estimulación visual de alto contraste puede ayudar a las neuronas retinianas a regenerar las fibras nerviosas ópticas, conocidas también como axones de células ganglionares retinianas. En combinación con una estimulación neuronal inducida químicamente, los axones crecieron más en estos experimentos que con otras estrategias previamente intentadas. Los ratones tratados recuperaron parcialmente su función visual. El estudio también demuestra que los axones adultos regenerados del sistema nervioso central son capaces de autosituarse en los puntos idóneos donde se les necesita y corregir así problemas cerebrales derivados de su ausencia.
Reconectar neuronas en el sistema visual es uno de los grandes retos en el desarrollo de terapias regenerativas para enfermedades que provocan ceguera, como el glaucoma, tal como subraya el Dr. Paul A. Sieving, director del Instituto Nacional del Ojo (NEI), uno de los Institutos Nacionales estadounidenses de Salud. Esta investigación muestra que los mamíferos tenemos una mayor capacidad para la regeneración del sistema nervioso central de lo que se creía anteriormente.
El nervio óptico es el cable de datos del ojo, que lleva información visual desde las neuronas de la retina sensibles a la luz hasta el cerebro. Cual manojo de cables, consta de aproximadamente un millón de axones, cada uno de los cuales se extiende desde una célula ganglionar individual de la retina. Una serie de neuropatías ópticas, como el glaucoma, causan la pérdida de visión cuando destruyen o dañan estos axones.
En color magenta y verde, los axones en regeneración de células ganglionares retinianas de ratón, extendiéndose desde el lugar de la lesión en el nervio óptico (izquierda). (Foto: Andrew D. Huberman)
Los ratones, con daños en el nervio óptico, fueron situados varias horas al día durante tres semanas en una cámara, donde vieron imágenes de alto contraste, esencialmente patrones cambiantes de líneas negras. Los ratones experimentaron una modesta pero significativa regeneración de los axones, en comparación con los ratones que no recibieron la estimulación visual de alto contraste.
Investigaciones anteriores de los científicos mostraron que incrementar la actividad de la proteína llamada mTOR promovía la regeneración del nervio óptico. Así que se preguntaron si combinar estimulación visual con una actividad mayor de la mTOR podría tener un efecto sinérgico.
Los científicos usaron terapia genética para hacer que las células ganglionares de la retina sobreexpresaran la proteína mTOR. Varias semanas después, vieron una regeneración más amplia, con axones creciendo a través del nervio óptico hasta el quiasma óptico, a una distancia desde el ojo de unos 6 milímetros. Animados por estos resultados, los investigadores incrementaron de nuevo la actividad de la mTOR pero inmovilizaron el ojo sano de los ratones para que permaneciese cerrado durante unas semanas, forzándoles así a mirar a través del ojo dañado.
El equipo de Andrew Huberman, de la Universidad de Stanford en Estados Unidos, vio entonces el crecimiento más destacado. En tres semanas, los axones crecieron hasta 12 milímetros, un ritmo casi 500 veces más rápido que axones no tratados de la misma región. Los axones regenerados también se posicionaron por su cuenta hasta alcanzar las regiones cerebrales correctas, un hallazgo que aclara bastante una cuestión fundamental en la medicina regenerativa: si una célula nerviosa puede regenerarse, ¿esta deambula o recuerda su programa de desarrollo y encuentra el sitio correcto que debe ocupar?
El nervio óptico es el cable de datos del ojo, que lleva información visual desde las neuronas de la retina sensibles a la luz hasta el cerebro. Cual manojo de cables, consta de aproximadamente un millón de axones, cada uno de los cuales se extiende desde una célula ganglionar individual de la retina. Una serie de neuropatías ópticas, como el glaucoma, causan la pérdida de visión cuando destruyen o dañan estos axones.
En color magenta y verde, los axones en regeneración de células ganglionares retinianas de ratón, extendiéndose desde el lugar de la lesión en el nervio óptico (izquierda). (Foto: Andrew D. Huberman)
Los ratones, con daños en el nervio óptico, fueron situados varias horas al día durante tres semanas en una cámara, donde vieron imágenes de alto contraste, esencialmente patrones cambiantes de líneas negras. Los ratones experimentaron una modesta pero significativa regeneración de los axones, en comparación con los ratones que no recibieron la estimulación visual de alto contraste.
Investigaciones anteriores de los científicos mostraron que incrementar la actividad de la proteína llamada mTOR promovía la regeneración del nervio óptico. Así que se preguntaron si combinar estimulación visual con una actividad mayor de la mTOR podría tener un efecto sinérgico.
Los científicos usaron terapia genética para hacer que las células ganglionares de la retina sobreexpresaran la proteína mTOR. Varias semanas después, vieron una regeneración más amplia, con axones creciendo a través del nervio óptico hasta el quiasma óptico, a una distancia desde el ojo de unos 6 milímetros. Animados por estos resultados, los investigadores incrementaron de nuevo la actividad de la mTOR pero inmovilizaron el ojo sano de los ratones para que permaneciese cerrado durante unas semanas, forzándoles así a mirar a través del ojo dañado.
El equipo de Andrew Huberman, de la Universidad de Stanford en Estados Unidos, vio entonces el crecimiento más destacado. En tres semanas, los axones crecieron hasta 12 milímetros, un ritmo casi 500 veces más rápido que axones no tratados de la misma región. Los axones regenerados también se posicionaron por su cuenta hasta alcanzar las regiones cerebrales correctas, un hallazgo que aclara bastante una cuestión fundamental en la medicina regenerativa: si una célula nerviosa puede regenerarse, ¿esta deambula o recuerda su programa de desarrollo y encuentra el sitio correcto que debe ocupar?
Fuente NCYT