Un nuevo estudio de la Universidad de Yale demuestra que elegimos a nuestros amigos basándonos en las secuencias de ADN que tenemos en común, sin tener conciencia de ello.
Los investigadores compararon variaciones genéticas de 2,000 personas que no tenían un lazo biológico y descubrieron que los amigos tienen más información genética en común que los desconocidos. (Las parejas también comparten genes similares).
Después de analizar casi 1.5 millones de marcadores genéticos, los investigadores descubrieron que aquellas personas que comparten una amistad, tienen el 1% de su genoma similar. A pesar de que el 1% suena poco, para los genetistas es un número significativo. La relación genética es similar a la que se tendría con un primo cuarto.
Los investigadores compararon variaciones genéticas de 2,000 personas que no tenían un lazo biológico y descubrieron que los amigos tienen más información genética en común que los desconocidos. (Las parejas también comparten genes similares).
Después de analizar casi 1.5 millones de marcadores genéticos, los investigadores descubrieron que aquellas personas que comparten una amistad, tienen el 1% de su genoma similar. A pesar de que el 1% suena poco, para los genetistas es un número significativo. La relación genética es similar a la que se tendría con un primo cuarto.
