'Encasillan' rápidamente a los que muestran enfado y evitan alterarlo
Los bebés de 15 meses 'encasillan' rápidamente a los adultos que muestran ira como 'propensos a ella', y adaptan su actitud para evitar que se enfaden. Por ejemplo, si le han visto enfadarse al ver a otro adulto jugar con un juguete, procuran no hacerlo; y si el adulto propenso a la ira les pide que le dejen el juguete, se lo dan con más facilidad. Por tanto, prefieren 'prevenir que curar'.
Los adultos a menudo se forman opiniones rápidas sobre las personalidades de los demás, sobre todo cuando se trata de rasgos negativos. Si vemos a alguien que discute con otro conductor por una plaza de aparcamiento, por ejemplo, se puede suponer que la persona tiende a confrontarse con otras.
Los bebés de 15 meses 'encasillan' rápidamente a los adultos que muestran ira como 'propensos a ella', y adaptan su actitud para evitar que se enfaden. Por ejemplo, si le han visto enfadarse al ver a otro adulto jugar con un juguete, procuran no hacerlo; y si el adulto propenso a la ira les pide que le dejen el juguete, se lo dan con más facilidad. Por tanto, prefieren 'prevenir que curar'.
Los adultos a menudo se forman opiniones rápidas sobre las personalidades de los demás, sobre todo cuando se trata de rasgos negativos. Si vemos a alguien que discute con otro conductor por una plaza de aparcamiento, por ejemplo, se puede suponer que la persona tiende a confrontarse con otras.
La investigación, realizada por científicos del Instituto de Ciencias del Cerebro y del Aprendizaje (I-LABS) de la Universidad de Washington (Seattle, EE.UU.) revela por primera vez que los bebés de 15 meses generalizan el comportamiento agresivo de un adulto, incluso si el contexto social cambia.
Una respuesta adaptativa e inteligente
"Nuestra investigación sugiere que los bebés van a hacer todo lo posible para evitar ser el blanco de la ira", dice la autora principal del estudio, Betty Repacholi, científico de I-LABS, en la información de UW. "A esa corta edad, ya han encontrado una forma de mantenerse a salvo. Es una respuesta inteligente, adaptativa".
En uno de los estudios, publicado en Developmental Psychology, Repacholi y los co-autores querían ver cómo la exposición de los bebés a la ira de un adulto desconocido hacia otro adulto podría afectar el comportamiento de los bebés en una nueva situación. ¿Asumen los bebés que los encuentros negativos iniciales volverán a ocurrir?
"Nuestra investigación muestra que los bebés prestan cuidadosa atención a las reacciones emocionales de los adultos", dice el co-autor Andrew Meltzoff, co-director de I-LABS. "Los bebés hacen juicios rápidos sobre si un adulto es propenso a la ira. Encasillan a los adultos con mayor rapidez de lo que pensábamos", agrega.
Experimento
El experimento fue así: 270 bebés de 15 meses de edad, mezcla de niños y niñas, se sentaron en el regazo de sus padres, frente a un investigador llamado el "Experimentador".
El bebé vio al Experimentador jugar con una serie de juguetes. En cada ensayo, un segundo investigador, el "Exteriorizador de Sentimientos", reaccionaba, ya fuera de forma neutra ("Eso es entretenido"), o de manera negativa diciendo "¡Eso es molesto!" con voz severa cuando el Experimentador llevaba a cabo su acción en el juguete. La reacción del Exteriorizador era la misma para cada juguete.
A continuación, el bebé tenía la oportunidad de jugar con el mismo juguete. Los investigadores midieron la facilidad con que los bebés imitaban las acciones del Experimentador. Los bebés que habían sido testigos del arranque de ira eran menos propensos a jugar con el juguete o a imitar las acciones del adulto que los que habían visto una reacción neutra.
A continuación, el Experimentador mostró al bebé cómo jugar con un juguete nuevo. Esta vez, sin embargo, el previamente enojado Exteriorizador ahora parecía estar neutral. "Queríamos ver si los bebés tratarían la rabia que habían visto antes como un evento ocasional o si la ven como parte del carácter de la persona," dice Repacholi.
Cuando se les da la oportunidad de jugar con el juguete nuevo, los bebés que conocían la historia de enojo del Exteriorizador evitaban jugar con el juguete, en comparación con los bebés del grupo que había visto una reacción neutral.
"Dame tu juguete"
"Es como si el bebé no confiara en que el Exteriorizador estuviera en calma", dice Repacholi. "Una vez que los bebés han detectado que alguien es propenso a la ira, es difícil que lo olviden. Están adoptando un enfoque de "mejor prevenir que curar", en el que no van a asumir riesgos aunque la situación haya cambiado aparentemente".
Un segundo estudio realizado por Repacholi, Meltzoff y equipo sugiere que los bebés son capaces de dar con gestos de apaciguamiento en situaciones que involucran a adultos propensos a la cólera. Los resultados se han publicado en línea y aparecerán en un próximo número de la revista Infancy.
Usando una configuración experimental similar, otro grupo de 72 bebés de 15 meses de edad, con un número par de niños y niñas, observó por primera vez la reacción de "enojo" o "neutralidad" del Exteriorizador respecto a los juguetes utilizados por el Experimentador.
A continuación, la "vuelta de tuerca": el experimentador sacó nuevos juguetes diseñados para ser muy atractivos para los bebés, tales como un juguete con una bola pequeña que se iluminaba al ser girada.
Sentados en el regazo de sus padres, los bebés pudieron jugar con el juguete atractivo brevemente antes de que el Exteriorizador -que tenía una expresión facial neutra y no mostraba ninguna ira en ese momento- pedía su turno.
¿Qué hicieron los bebés? Los que habían visto anteriormente enojarse al Exteriorizador, renunciaron fácilmente a los juguetes. Es decir, el 69 por ciento de los bebés del grupo de "ira" entregó los juguetes, en comparación con el 46 por ciento de los bebés del grupo de "neutral".
"Era muy sorprendente ver los bebés dar los juguetes: era como que estuvieran apaciguando al adulto", dice Repacholi. "No quieren correr el riesgo de hacer que el adulto se vuelva a enojar. No actuaban de esa manera con el otro adulto que no había mostrado ira".
"Nuestros estudios muestran que los bebés están muy sintonizados con la ira de otras personas", dice Repacholi. "Para los padres, es importante ser consciente de lo poderosa que es esa emoción para los bebés."
Agrega Meltzoff: "Los bebés son detectives de emociones. Observan y escuchan nuestras emociones, recuerdan cómo hemos actuado en el pasado, y lo utilizan para predecir cómo vamos a actuar en el futuro. Cuánto tiempo duran estas primeras impresiones es una cuestión importante".
Fuente TENDENCIAS 21