73 años de la bomba atómica en Hiroshima

Un día como hoy, 6 de agosto, pero de 1945 la ciudad japonesa recibió el histórico impacto de la bomba atómica en Hiroshima. A continuación lo que debes saber respecto al terrible suceso:
El arma definitiva que cayó en Hiroshima

La bomba atómica se desarrolló en un tiempo increíblemente corto, teniendo en cuenta que hasta diciembre de 1942 no logró Enrico Fermi en Chicago construir y poner en marcha la primera pila atómica. Se confirmaba así que la reacción en cadena era factible y se iniciaba la producción del material radiactivo necesario para alcanzar la masa crítica. Ni siquiera estaban seguros de que la bomba funcionara o, peor aún, de que el artefacto no destruyera el mundo, como algunos temían.

¿Cuándo se probó por primera vez la bomba atómica?

‘El dispositivo’, nombre clave de la peligrosa arma nuclear, fue resultado de seis años de trabajos del llamado Proyecto Manhattan. Su primera prueba se llevó a cabo a las 5:29:45 del 16 de julio de 1945 en una zona del norte de Nuevo México llamada Los Álamos. La luz de la explosión adquirió color naranja-rojizo mientras se elevaba a una velocidad de 110 m/s hasta formar el hongo característico de vapor radiactivo con una altura de casi 10,000 metros.

Cuentan que después de llevarse a cabo la prueba, el científico Robert Oppenheimer, creador de la bomba, citó una línea del Bhagavad Gita (una sección de la gran obra épica hindú Mahabarata): Me dieron todas las fuerzas de la vida y soy la muerte. Menos de un mes después (el 6 y 9 de agosto) fueron arrojadas las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki.

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El legado de las bombas

Los efectos de las bombas se dejaron sentir a mediano y largo plazos. El mayor riesgo de desarrollar cáncer entre las víctimas de la bomba atómica se encontró entre los que fueron expuestos a la explosión siendo más jóvenes. Oficialmente, a pesar de todo, sólo 450 muertes por cáncer fueron directamente atribuidas a la exposición a la radiación de las bombas en Hiroshima y Nagasaki.

A ello hay que añadir un alto número de pacientes con aberraciones cromosómicas, cataratas, esterilidad, pérdida de cabello, pigmentación anormal, espina bífida o trastorno generalizado del desarrollo, entre otras patologías.

Más silenciosos fueron los devastadores efectos psicológicos. Durante los años 40 y 50 se documentaron múltiples casos de neurosis, amnesia, falta de concentración y síndrome de estrés postraumático. Y es que más allá del número de muertes, se estima que existen más de 360,000 hibakusha (personas bombardeadas) que en algún momento de sus vidas han sufrido enfermedades o malformaciones derivadas de la radiación excesiva.

Fuente MUY INTERESANTE 



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