Después de cuatro años de un conflicto sangriento, el armisticio se firmó el 11 de noviembre de 1918. La llegada de las tropas estadounidenses, a principios de ese año, debilitó progresivamente a los alemanes y sus oficiales, en privado, concedieron que no tenían ninguna esperanza de victoria.
Una serie de cartas, la forma de comunicación más confiable en una época en la que los métodos electrónicos estaban en su infancia, marcó el camino hacia la paz.
Las negociaciones formales empezaron el 8 de noviembre de 1918 en un lujoso vagón de tren que había sido instalado en un bosque cerca de París.
La delegación alemana, liderada por el civil Matthias Erzberger, no tuvo otra opción que aceptar los duros términos de Reino Unido, Francia y Estados Unidos.
Al final de un día trascendental, el contraalmirante Sir George Hope, miembro de la delegación británica, escribió a su esposa Arabella.
"Erzberger estaba muy nervioso al principio y hablaba con cierta dificultad, el general muy triste, el diplomático muy alerta y el oficial naval malhumorado".
La cruenta batalla naval de la I Guerra Mundial que se libró frente a las costas de Sudamérica
10 inventos revolucionarios que dejó la Primera Guerra Mundial
"Rango subordinado"
El contraalmirante Hope juzgó el alojamiento "muy cómodo".
"Los británicos tenemos un vagón para nosotros con todas las comodidades posibles", escribió.
La delegación alemana estaba en un tren similar, a unos 100 metros.Derechos de autor de la imagen
Esperaban convertirlo "principalmente un asunto civil", señala el contraalmirante Hope.
"Los franceses y nosotros estamos muy enojados con ellos por enviar solo oficiales militares y navales de un rango subordinado".
La parte alemana se acercó y se metió en el carruaje, donde "los recibimos con rigidez pero con cortesía".
Ambas partes intercambiaron saludos y se pusieron a ambos lados de la mesa, destaca Hope.
"Luego se les leyeron los términos y evidentemente se retorcieron, pero probablemente estaban preparados para la mayoría de ellos, ya que debían conocer la posición militar actual y el motín en la flota".
La carta privada del contraalmirante Hope fue publicada por primera vez en 1979 por el historiador Peter Liddle, de la Universidad de Leeds, en su libro, Testimony of War (Testimonio de guerra).Derechos de autor de laEs una de las cinco cartas, escritas por actores clave en momentos clave en las semanas previas al armisticio, seleccionadas por el historiador de Cambridge Sir Richard J Evans y el Royal Mail (el correo británico), para resaltar el papel crucial de la comunicación escrita y los servicios postales en la Gran Guerra.
"Cada nación combatiente tenía un servicio postal", dice el profesor Evans.
"En Reino Unido, personal de la oficina de correos recibió rangos militares y algo de entrenamiento, pero básicamente organizó un servicio postal mundial en todo el imperio". anotó.
"Y los alemanes y los austriacos, etc., tenían algo similar, porque era muy importante llevar cartas a las tropas y sus respuestas, mantener la moral y, por supuesto, comunicar a un nivel muy alto".
La ironía en las trincheras de la Primera Guerra Mundial
Estados Unidos se involucró en 1917 y, al siguiente año, la llegada de las tropas estadounidenses reforzó a Francia y Gran Bretaña, dejando al ejército alemán incapaz de soportar los continuos ataques.Derechos de autor de la imagen
Alemania quedó cada vez más aislada, a medida que sus aliados abandonaron la guerra, entre ellos, Bulgaria, donde el gobierno colapsó.
En un telegrama del 1 de octubre, el secretario de Estado para Asuntos Exteriores de Alemania, Paul von Hintze, escribió a los representantes en el Gran Cuartel General del Ejército: "Según los informes más recientes de Bulgaria, debemos abandonar el juego allí".
"Desde un punto de vista político, no tiene sentido mantener a nuestras tropas allí, y mucho menos reforzarlas".
En pocos días, los alemanes solicitaron una tregua.
El príncipe Maximiliano de Baden, canciller imperial de un reciente, y más democrático, gobierno alemán, le escribió al presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson, ofreciéndole aceptar sus términos.
"Para evitar un mayor derramamiento de sangre, el gobierno alemán solicita la conclusión inmediata de un armisticio general en tierra, agua y aire", escribió.
Según el profesor Evans, los generales alemanes "pensaron que podrían mantener a raya a los aliados en el Frente Occidental por un poco más de tiempo, pero en esta etapa no tenían ninguna ilusión sobre su victoria y pensaron que lo mejor era pedir la paz".
Agrega que el nuevo gobierno democrático esperaba unas condiciones decentes por parte de los estadounidenses, que ahora estaban tomando las riendas en el campo de batalla.
Pero el 27 de octubre, Alemania se debilitó aún más, cuando Austria-Hungría abandonó la guerra.
En una carta al káiser alemán Guillermo II, el emperador austro-húngaro, Carlos I, escribió: "Es mi deber, me incumbe a mí, informarle que mi pueblo no puede ni está dispuesta a continuar la guerra".
"No tengo derecho a oponerme a este deseo, ya que ya no espero un resultado favorable", se puede leer a continuación.
"Faltan las condiciones morales y técnicas para ello, y la inútil sangría sería un crimen que mi conciencia me prohíbe cometer", concluye la misiva.
Esto permitió a los británicos y franceses presionar al presidente estadounidense, Woodrow Wilson, para imponer unos términos más duros, dice el profesor Evans.
"Pensaban que era un poco vago e idealista. Así que endurecieron los términos del armisticio".
Los alemanes tuvieron que aceptar los términos ofrecidos y los estadounidenses dijeron que solo negociarían con un gobierno democrático, lo que obligó a la abdicación del káiser el 9 de noviembre.
La quinta carta muestra cómo las noticias del armisticio tardaron en extenderse a las partes más distantes de la guerra.
En el este de África, los británicos querían enviar un telegrama al coronel alemán Paul von Lettow-Vorbeck, que había librado una guerra de guerrillas contra los británicos durante cuatro años.
"Bajo bandera blanca"
Pero los británicos no pudieron encontrarlo y solo pudo saber sobre el armisticio cuando sus tropas capturaron al mensajero que llevaba el telegrama en motocicleta, que se entregaría "bajo bandera blanca".
"El problema era... que no podía creer que el kaiser hubiera abdicado, y se puso en contacto con el Alto Comisionado británico para pedirle confirmación", dice el profesor Evans.
"Finalmente, se le proporcionaron pruebas creíbles de que no se trataba de un truco diseñado para engañarlo y que abandonara la lucha y firmó un cese formal de hostilidades el 25 de noviembre de 1918.
"Ese es realmente el último jadeo de la guerra... y fue la Oficina General de Correos la que desempeña un papel para lograrlo".
Una serie de cartas, la forma de comunicación más confiable en una época en la que los métodos electrónicos estaban en su infancia, marcó el camino hacia la paz.
Las negociaciones formales empezaron el 8 de noviembre de 1918 en un lujoso vagón de tren que había sido instalado en un bosque cerca de París.
La delegación alemana, liderada por el civil Matthias Erzberger, no tuvo otra opción que aceptar los duros términos de Reino Unido, Francia y Estados Unidos.
Al final de un día trascendental, el contraalmirante Sir George Hope, miembro de la delegación británica, escribió a su esposa Arabella.
"Erzberger estaba muy nervioso al principio y hablaba con cierta dificultad, el general muy triste, el diplomático muy alerta y el oficial naval malhumorado".
La cruenta batalla naval de la I Guerra Mundial que se libró frente a las costas de Sudamérica
10 inventos revolucionarios que dejó la Primera Guerra Mundial
"Rango subordinado"
El contraalmirante Hope juzgó el alojamiento "muy cómodo".
"Los británicos tenemos un vagón para nosotros con todas las comodidades posibles", escribió.
La delegación alemana estaba en un tren similar, a unos 100 metros.Derechos de autor de la imagen
Esperaban convertirlo "principalmente un asunto civil", señala el contraalmirante Hope.
"Los franceses y nosotros estamos muy enojados con ellos por enviar solo oficiales militares y navales de un rango subordinado".
La parte alemana se acercó y se metió en el carruaje, donde "los recibimos con rigidez pero con cortesía".
Ambas partes intercambiaron saludos y se pusieron a ambos lados de la mesa, destaca Hope.
"Luego se les leyeron los términos y evidentemente se retorcieron, pero probablemente estaban preparados para la mayoría de ellos, ya que debían conocer la posición militar actual y el motín en la flota".
La carta privada del contraalmirante Hope fue publicada por primera vez en 1979 por el historiador Peter Liddle, de la Universidad de Leeds, en su libro, Testimony of War (Testimonio de guerra).Derechos de autor de laEs una de las cinco cartas, escritas por actores clave en momentos clave en las semanas previas al armisticio, seleccionadas por el historiador de Cambridge Sir Richard J Evans y el Royal Mail (el correo británico), para resaltar el papel crucial de la comunicación escrita y los servicios postales en la Gran Guerra.
"Cada nación combatiente tenía un servicio postal", dice el profesor Evans.
"En Reino Unido, personal de la oficina de correos recibió rangos militares y algo de entrenamiento, pero básicamente organizó un servicio postal mundial en todo el imperio". anotó.
"Y los alemanes y los austriacos, etc., tenían algo similar, porque era muy importante llevar cartas a las tropas y sus respuestas, mantener la moral y, por supuesto, comunicar a un nivel muy alto".
La ironía en las trincheras de la Primera Guerra Mundial
Estados Unidos se involucró en 1917 y, al siguiente año, la llegada de las tropas estadounidenses reforzó a Francia y Gran Bretaña, dejando al ejército alemán incapaz de soportar los continuos ataques.Derechos de autor de la imagen
Alemania quedó cada vez más aislada, a medida que sus aliados abandonaron la guerra, entre ellos, Bulgaria, donde el gobierno colapsó.
En un telegrama del 1 de octubre, el secretario de Estado para Asuntos Exteriores de Alemania, Paul von Hintze, escribió a los representantes en el Gran Cuartel General del Ejército: "Según los informes más recientes de Bulgaria, debemos abandonar el juego allí".
"Desde un punto de vista político, no tiene sentido mantener a nuestras tropas allí, y mucho menos reforzarlas".
En pocos días, los alemanes solicitaron una tregua.
El príncipe Maximiliano de Baden, canciller imperial de un reciente, y más democrático, gobierno alemán, le escribió al presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson, ofreciéndole aceptar sus términos.
"Para evitar un mayor derramamiento de sangre, el gobierno alemán solicita la conclusión inmediata de un armisticio general en tierra, agua y aire", escribió.
Según el profesor Evans, los generales alemanes "pensaron que podrían mantener a raya a los aliados en el Frente Occidental por un poco más de tiempo, pero en esta etapa no tenían ninguna ilusión sobre su victoria y pensaron que lo mejor era pedir la paz".
Agrega que el nuevo gobierno democrático esperaba unas condiciones decentes por parte de los estadounidenses, que ahora estaban tomando las riendas en el campo de batalla.
Pero el 27 de octubre, Alemania se debilitó aún más, cuando Austria-Hungría abandonó la guerra.
En una carta al káiser alemán Guillermo II, el emperador austro-húngaro, Carlos I, escribió: "Es mi deber, me incumbe a mí, informarle que mi pueblo no puede ni está dispuesta a continuar la guerra".
"No tengo derecho a oponerme a este deseo, ya que ya no espero un resultado favorable", se puede leer a continuación.
"Faltan las condiciones morales y técnicas para ello, y la inútil sangría sería un crimen que mi conciencia me prohíbe cometer", concluye la misiva.
Esto permitió a los británicos y franceses presionar al presidente estadounidense, Woodrow Wilson, para imponer unos términos más duros, dice el profesor Evans.
"Pensaban que era un poco vago e idealista. Así que endurecieron los términos del armisticio".
Los alemanes tuvieron que aceptar los términos ofrecidos y los estadounidenses dijeron que solo negociarían con un gobierno democrático, lo que obligó a la abdicación del káiser el 9 de noviembre.
La quinta carta muestra cómo las noticias del armisticio tardaron en extenderse a las partes más distantes de la guerra.
En el este de África, los británicos querían enviar un telegrama al coronel alemán Paul von Lettow-Vorbeck, que había librado una guerra de guerrillas contra los británicos durante cuatro años.
"Bajo bandera blanca"
Pero los británicos no pudieron encontrarlo y solo pudo saber sobre el armisticio cuando sus tropas capturaron al mensajero que llevaba el telegrama en motocicleta, que se entregaría "bajo bandera blanca".
"El problema era... que no podía creer que el kaiser hubiera abdicado, y se puso en contacto con el Alto Comisionado británico para pedirle confirmación", dice el profesor Evans.
"Finalmente, se le proporcionaron pruebas creíbles de que no se trataba de un truco diseñado para engañarlo y que abandonara la lucha y firmó un cese formal de hostilidades el 25 de noviembre de 1918.
"Ese es realmente el último jadeo de la guerra... y fue la Oficina General de Correos la que desempeña un papel para lograrlo".
Fuente BBC MUNDO