Ubicadas a 230 millones de años luz de la Tierra, en un principio se pensó que era una galaxia con una forma anormal
Allá por 1784, el compositor y astrónomo William Herschel halló una extraña galaxia con forma irregular. El también descubridor del planeta Urano encontró esta rara formación en la constelación de Hercules, a unos 230 millones de años luz de distancia de la Tierra. Bautizada como NGC 6052, hasta ahora se pensaba que era una sola galaxia, y cuando el telescopio espacial Hubble tomó la instantánea en 2015 los astrónomos empezaron a sospechar que el cúmulo podría guardar algún secreto.
Cuatro años más tarde se ha confirmado que, en efecto, no se trata de una galaxia, sino de dos que se encuentran chocando, gracias a una nueva imagen que acaban de publicar las agencias espaciales de Estados Unidos (NASA) y de Europa (ESA). «Hace mucho tiempo, la gravedad atrajo a las dos galaxias al estado caótico que ahora observamos», explica la NASA en un comunicado. Las estrellas de dentro de las dos galaxias originales ahora siguen nuevas trayectorias causadas por los nuevos efectos gravitacionales, de ahí su comportamiento errático.
La primera vez que el Hubble captó a la NGC 6052 en 2015 lo hizo con su antigua Cámara Planetaria y de Gran Angular 2 (WFPC2). En esta ocasión la imagen ha sido tomada con la Cámara de Gran Angular 3.
La Vía Láctea también chocará con Andrómeda
Las colisiones entre estrellas son muy raras, ya que estos cuerpos son muy pequeños en relación con las distancias entre ellos (la mayor parte de una galaxia es un espacio vacío). En algún momento, ambas galaxias ahora retratadas en este estado se fusionarán completamente para formar una sola galaxia estable.
No se trata de un proceso que nos resulte ajeno. Nuestra propia galaxia, la Vía Láctea, chocará de igual manera con la vecina Andrómeda. De hecho, un reciente estudio creado a partir de los datos del satélite Gaia de la ESA, afirma que el terrible impacto se dará de «refilón» y dentro de 4.500 millones: unos 600 millones de años más tarde de lo previsto en un principio.
Allá por 1784, el compositor y astrónomo William Herschel halló una extraña galaxia con forma irregular. El también descubridor del planeta Urano encontró esta rara formación en la constelación de Hercules, a unos 230 millones de años luz de distancia de la Tierra. Bautizada como NGC 6052, hasta ahora se pensaba que era una sola galaxia, y cuando el telescopio espacial Hubble tomó la instantánea en 2015 los astrónomos empezaron a sospechar que el cúmulo podría guardar algún secreto.
Cuatro años más tarde se ha confirmado que, en efecto, no se trata de una galaxia, sino de dos que se encuentran chocando, gracias a una nueva imagen que acaban de publicar las agencias espaciales de Estados Unidos (NASA) y de Europa (ESA). «Hace mucho tiempo, la gravedad atrajo a las dos galaxias al estado caótico que ahora observamos», explica la NASA en un comunicado. Las estrellas de dentro de las dos galaxias originales ahora siguen nuevas trayectorias causadas por los nuevos efectos gravitacionales, de ahí su comportamiento errático.
La primera vez que el Hubble captó a la NGC 6052 en 2015 lo hizo con su antigua Cámara Planetaria y de Gran Angular 2 (WFPC2). En esta ocasión la imagen ha sido tomada con la Cámara de Gran Angular 3.
La Vía Láctea también chocará con Andrómeda
Las colisiones entre estrellas son muy raras, ya que estos cuerpos son muy pequeños en relación con las distancias entre ellos (la mayor parte de una galaxia es un espacio vacío). En algún momento, ambas galaxias ahora retratadas en este estado se fusionarán completamente para formar una sola galaxia estable.
No se trata de un proceso que nos resulte ajeno. Nuestra propia galaxia, la Vía Láctea, chocará de igual manera con la vecina Andrómeda. De hecho, un reciente estudio creado a partir de los datos del satélite Gaia de la ESA, afirma que el terrible impacto se dará de «refilón» y dentro de 4.500 millones: unos 600 millones de años más tarde de lo previsto en un principio.
Fuente ABC CIENCIA