A diferencia de los polos geográficos, los polos magnéticos de la Tierra, que son la base de nuestra navegación, se mueven activamente.
El polo norte magnético se ha estado moviendo lentamente a través del Ártico canadiense hacia Rusia desde 1831, pero su rápido ritmo con dirección a Siberia en los últimos años, a una velocidad de más de 54 kilómetro por año, ha obligado a los científicos a actualizar el Modelo Magnético Mundial –utilizado por los sistemas civiles de navegación, la Organización del Tratado del Atlántico Norte y los ejércitos de EE.UU. y Gran Bretaña– un año antes de lo previsto.
El Modelo Magnético Mundial de 2020 pronostica que el polo continuará su camino hacia Rusia, pero ahora la velocidad está disminuyendo lentamente a casi 40 kilómetros por año. Desde su descubrimiento en 1831, el polo ha recorrido 2.253 kilómetros.
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El campo magnético invierte su polaridad cada cientos de miles de años, de manera que el polo norte magnético reside en el Polo Sur geográfico. La última inversión tuvo lugar hace 770.000 años.
En un nuevo estudio, los investigadores descubrieron que el anterior intercambio de campo tomó 22.000 años en completarse, mucho más de lo anticipado o esperado, dijeron los científicos.
Aunque algunos creen que podrían ocurrir inversiones en el transcurso de una vida humana, los hallazgos no respaldan esa teoría.
Los investigadores pudieron estudiar la inversión de los polos analizando una medición global de sedimentos oceánicos, núcleos de hielo antárticos y flujos de lava. Los detalles dentro de esas muestras revelaron cómo el campo magnético de la Tierra se ha debilitado, desplazado parcialmente, estabilizado e invertido durante un millón de años.
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“Las inversiones se producen en las partes más profundas del interior de la Tierra, pero los efectos se manifiestan en todos el planeta y especialmente en la superficie de la Tierra y en la atmósfera”, explicó Brad Singer, autor del estudio y geólogo de la Universidad de Wisconsin-Madison. “A menos de que tengas un registro completo, preciso y de alta resolución de cómo es realmente una inversión de campo en la superficie de la Tierra, es difícil discutir cuáles son las mecánicas para generar una inversión”, añadió.
El campo magnético de nuestro planeta es creado por una interacción entre el núcleo externo de hierro líquido que gira alrededor del núcleo interno sólido. Cuando ocurre una inversión, el campo magnético normalmente fuerte se debilita.
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La formación rocosa funciona como una manera de rastrear los cambios en el campo magnético. Los flujos de lava y los sedimentos registran el estado del campo magnético, marcando cuándo se crearon. Los geólogos pueden usar las muestras como piezas de un rompecabezas para reconstruir la historia del campo magnético. El récord se remonta a millones de años, pero es más claro cuando se observa la última inversión.
“Los flujos de lava son ideales para registrar el campo magnético. Tienen una gran cantidad de minerales de hierro y, cuando se enfrían, se bloquean en la dirección del campo”, indicó Singer. “Pero es un registro irregular. No hay volcanes en erupción continuamente. Por lo tanto, confiamos en un trabajo de campo cuidadoso para identificar los registros correctos”, añadió.
La datación por radioisótopos de los flujos de lava, las lecturas magnéticas continuas del fondo del océano y los núcleos de hielo antárticos ayudaron a recrear una imagen de la última inversión para los investigadores.
El argón se puede calcular a partir de los flujos de lava a medida que se produce la descomposición radiactiva del potasio en las rocas, mientras que el berilio se puede encontrar en los núcleos de hielo. Un campo magnético debilitado permite que más radiación cósmica del espacio golpee nuestra atmósfera, lo que crea más berilio.
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La inversión actual tomó menos de 4.000 años, un periodo muy corto en comparación con la cronología de la Tierra hasta el momento. Pero antes de ese cambio hubo 18,000 años de inestabilidad, incluidas dos inversiones temporales y parciales. Esto es el doble de lo esperado.
El campo magnético disminuye en fuerza aproximadamente un 5% cada siglo y los signos de debilitamiento en el campo apuntan a una próxima inversión, pero es difícil saber cuándo ocurrirá.
Si una inversión ocurriera durante nuestra vida, podría afectar la navegación, los satélites y las comunicaciones. Sin embargo, los investigadores creen que tomaría generaciones para adaptarnos durante largos períodos de inestabilidad en el campo magnético.
“He estado trabajando en este problema durante 25 años”, dijo Singer. “Y ahora tenemos un registro más rico y mejor fechado de este último cambio que nunca antes”, aseguró.
El polo norte magnético se ha estado moviendo lentamente a través del Ártico canadiense hacia Rusia desde 1831, pero su rápido ritmo con dirección a Siberia en los últimos años, a una velocidad de más de 54 kilómetro por año, ha obligado a los científicos a actualizar el Modelo Magnético Mundial –utilizado por los sistemas civiles de navegación, la Organización del Tratado del Atlántico Norte y los ejércitos de EE.UU. y Gran Bretaña– un año antes de lo previsto.
El Modelo Magnético Mundial de 2020 pronostica que el polo continuará su camino hacia Rusia, pero ahora la velocidad está disminuyendo lentamente a casi 40 kilómetros por año. Desde su descubrimiento en 1831, el polo ha recorrido 2.253 kilómetros.
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El campo magnético invierte su polaridad cada cientos de miles de años, de manera que el polo norte magnético reside en el Polo Sur geográfico. La última inversión tuvo lugar hace 770.000 años.
En un nuevo estudio, los investigadores descubrieron que el anterior intercambio de campo tomó 22.000 años en completarse, mucho más de lo anticipado o esperado, dijeron los científicos.
Aunque algunos creen que podrían ocurrir inversiones en el transcurso de una vida humana, los hallazgos no respaldan esa teoría.
Los investigadores pudieron estudiar la inversión de los polos analizando una medición global de sedimentos oceánicos, núcleos de hielo antárticos y flujos de lava. Los detalles dentro de esas muestras revelaron cómo el campo magnético de la Tierra se ha debilitado, desplazado parcialmente, estabilizado e invertido durante un millón de años.
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“Las inversiones se producen en las partes más profundas del interior de la Tierra, pero los efectos se manifiestan en todos el planeta y especialmente en la superficie de la Tierra y en la atmósfera”, explicó Brad Singer, autor del estudio y geólogo de la Universidad de Wisconsin-Madison. “A menos de que tengas un registro completo, preciso y de alta resolución de cómo es realmente una inversión de campo en la superficie de la Tierra, es difícil discutir cuáles son las mecánicas para generar una inversión”, añadió.
El campo magnético de nuestro planeta es creado por una interacción entre el núcleo externo de hierro líquido que gira alrededor del núcleo interno sólido. Cuando ocurre una inversión, el campo magnético normalmente fuerte se debilita.
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La formación rocosa funciona como una manera de rastrear los cambios en el campo magnético. Los flujos de lava y los sedimentos registran el estado del campo magnético, marcando cuándo se crearon. Los geólogos pueden usar las muestras como piezas de un rompecabezas para reconstruir la historia del campo magnético. El récord se remonta a millones de años, pero es más claro cuando se observa la última inversión.
“Los flujos de lava son ideales para registrar el campo magnético. Tienen una gran cantidad de minerales de hierro y, cuando se enfrían, se bloquean en la dirección del campo”, indicó Singer. “Pero es un registro irregular. No hay volcanes en erupción continuamente. Por lo tanto, confiamos en un trabajo de campo cuidadoso para identificar los registros correctos”, añadió.
La datación por radioisótopos de los flujos de lava, las lecturas magnéticas continuas del fondo del océano y los núcleos de hielo antárticos ayudaron a recrear una imagen de la última inversión para los investigadores.
El argón se puede calcular a partir de los flujos de lava a medida que se produce la descomposición radiactiva del potasio en las rocas, mientras que el berilio se puede encontrar en los núcleos de hielo. Un campo magnético debilitado permite que más radiación cósmica del espacio golpee nuestra atmósfera, lo que crea más berilio.
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La inversión actual tomó menos de 4.000 años, un periodo muy corto en comparación con la cronología de la Tierra hasta el momento. Pero antes de ese cambio hubo 18,000 años de inestabilidad, incluidas dos inversiones temporales y parciales. Esto es el doble de lo esperado.
El campo magnético disminuye en fuerza aproximadamente un 5% cada siglo y los signos de debilitamiento en el campo apuntan a una próxima inversión, pero es difícil saber cuándo ocurrirá.
Si una inversión ocurriera durante nuestra vida, podría afectar la navegación, los satélites y las comunicaciones. Sin embargo, los investigadores creen que tomaría generaciones para adaptarnos durante largos períodos de inestabilidad en el campo magnético.
“He estado trabajando en este problema durante 25 años”, dijo Singer. “Y ahora tenemos un registro más rico y mejor fechado de este último cambio que nunca antes”, aseguró.
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