La credibilidad de la democracia se tambalea en todo el mundo

El descontento político alcanza niveles récord incluso en las democracias más avanzadas

La insatisfacción de los ciudadanos del mundo con el sistema democrático ha alcanzado niveles récord, según un informe del Centro para el Futuro de la Democracia de la Universidad de Cambridge.

El informe utilizó datos de más de 4 millones de personas a través de 25 encuestas internacionales para analizar el nivel de satisfacción democrática de los ciudadanos de 154 países con un PIB per cápita de más de 30.000 dólares.

El informe desvela que el año 2019 registró el nivel más alto de descontento democrático desde 1995: ha subido de un tercio a la mitad en el último cuarto de siglo.

Los autores del informe señalan que en todo el planeta, desde Europa hasta África, así como Asia, Australasia, América y Oriente Medio, la proporción de personas que dicen estar "insatisfechas" con la democracia ha aumentado significativamente desde mediados de la década de 1990: del 47,9% al 57,5%.

En todo el mundo

El informe indica que el malestar por la situación democrática es patente en todo el mundo, que ha aumentado con el tiempo y que está alcanzando un máximo mundial, especialmente en los países desarrollados donde este sistema político está más consolidado.

El informe señala también que este proceso se inició en 2005, cuando quedó de manifiesto la "recesión democrática global" con el 38.7% de los ciudadanos insatisfechos con el modelo democrático.

La insatisfacción alcanza de lleno a grandes democracias como las del Reino Unido, Australia, Brasil o México. En Estados Unidos la insatisfacción ha aumentado un tercio desde la década de 1990 y en otros países, como Japón, España y Grecia, se sitúan cerca de sus máximos históricos de insatisfacción democrática.

Islas de satisfacción

Sin embargo, existen también "islas de satisfacción" en el corazón de Europa: Dinamarca, Suiza, Noruega y los Países Bajos registran máximos históricos de satisfacción democrática: en estos países, menos de una cuarta parte de la población está descontenta con su sistema político.

Fuera de Europa, hay también otros espacios en los que los niveles de satisfacción cívica son significativamente más altos: sudeste asiático y, en menor medida, las democracias del sur de Asia y el noreste de Asia, según el informe.

Crisis y escándalos, detonantes

Los investigadores relacionan la insatisfacción democrática con las crisis económicas recientes y los escándalos de corrupción, destacando al respecto la crisis financiera de 2008 y la crisis de los refugiados de 2015.

El informe destaca que tras la crisis financiera mundial de octubre de 2008, la insatisfacción global con el funcionamiento de la democracia aumentó en alrededor de 6,5 puntos porcentuales, y que esta proporción se ha mantenido en el tiempo.

Señala asimismo que la satisfacción por el sistema democrático aumenta cuando las crisis políticas se resuelven con medidas consensuadas. Pone como ejemplo el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), creado en 2011 para atajar la crisis de la deuda soberana: provocó una subida de 10 puntos en el índice de satisfacción ciudadana.

Casos emblemáticos

El informe llama la atención sobre el caso del Reino Unido, que después de un periodo de incremento de la satisfacción democrática desde los años 70, empezó a descender tras la guerra de Irak y el escándalo de los abusos en los gastos de dinero público por parte de los parlamentarios, hasta alcanzar su punto más bajo como consecuencia del Brexit: en 2019, la mayoría de la población ha dejado de estar satisfecha con la democracia.

En Estados Unidos ha pasado algo parecido, donde la satisfacción democrática está en caída libre desde la crisis financiera de 2008. En la actualidad, menos de la mitad de los ciudadanos estadounidenses están contentos con su democracia.

Claves de la recuperación

Los autores del informe sugieren que la década de 1990 fue un mejor momento para la democracia, ya que Occidente salió de la Guerra Fría con renovada legitimidad, mientras que las elecciones multipartidistas se extendieron por América Latina y África Subsahariana.

Sin embargo, los repetidos fracasos de la política financiera y exterior en las democracias establecidas, junto con la corrupción endémica y la fragilidad estatal en los países menos desarrollados, han erosionado la confianza en la democracia en los últimos 25 años, según el informe.

Concluye que el populismo emergente es más un síntoma del malestar democrático que su causa, así como que la mala gestión de los responsables políticos de problemas agudos como las crisis económica o el calentamiento global, han precipitado el descontento con el sistema político más emblemático.

En consecuencia, todo esto debe cambiar si queremos que la confianza de los ciudadanos en sus políticos e instituciones democráticas vuelva a recuperarse.




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