Hallan, por primera vez, un planeta que vive fuera del disco de la Vía Láctea

Es rocoso, te tamaño similar a la Tierra y gira alrededor de una estrella «de paso» que ahora atraviesa el plano de nuestra galaxia

Hasta el momento, los astrónomos han localizado e identificado más de 4.000 planetas fuera del Sistema Solar. Pero todos ellos tenían, por lo menos, una cosa en común: estaban dentro del achatado y relativamente fino disco del plano galáctico.

Ahora, por primera vez y utilizando el telescopio cazador de planetas TESS, de la NASA, un equipo internacional de cerca de 40 astrónomos ha encontrado un exoplaneta en órbita de una estrella que está atravesando ese plano y que llegará a estar a casi 6.000 años luz por encima de él. Lo han llamado LHS 1815b (porque gira alrededor de la estrella LHS 185), y su descripción completa se publicará próximamente en «The Astronomical Journal». Mientras, el estudio puede consultarse en el servidor de prepublicaciones « ArXiv».

Cuando pensamos en galaxias espirales, como nuestra Vía Láctea, solemos imaginar un bulbo central, en cuyo interior hay un agujero negro supermasivo, y en varios brazos espirales llenos de estrellas que giran a su alrededor en un disco plano. Y aunque técnicamente todas estas galaxias se encuentran dentro de un halo de forma esférica, la mayor parte de ese espacio está vacío, con la mayor parte de la masa concentrada en el centro y en ese disco.

Un disco por encima de otro

Sin embargo, algunas de estas galaxias «planas», como nuestra Vía Láctea, resultan ser más complejas. Y si bien es cierto que en ese delgado disco (de apenas unos pocos cientos de años luz de grosor) se concentran la mayoría de las estrellas y del gas galácticos, también lo es que existe a su alrededor un segundo disco, más abultado y grueso, escasamente poblado de estrellas. Es como una capa intermedia entre el disco delgado y el halo y recibe el nombre de «disco grueso».

Casi todas las estrellas que pueblan los discos gruesos son extraordinariamente antiguas, con edades que a menudo superan los 10,000 millones de años (el doble que el Sol), y los investigadores creen que proceden de pasadas colisiones con otras galaxias. Esas estrellas suelen ser, además, muy pobres en metales y se mueven mucho más rápido que las del disco delgado, que a veces atraviesan en sus órbitas, tanto por encima como por debajo del plano galáctico.

Estrellas antiguas

Debido precisamente a la escasa presencia de metales, necesarios para formar planetas, siempre se había pensado que las estrellas del disco grueso carecían por completo, o casi, de ellos. En todo caso, tendrían muchos menos que sus compañeras del disco delgado. Y dado que hasta ahora no se había encontrado ni un solo mundo alrededor de estrellas del disco grueso, los científicos ignoraban las diferencias que pudiera haber en la formación y evolución de esas estrellas con respecto a las mucho mejor conocidas del disco delgado. De ahí, precisamente, la importancia de este hallazgo.

Cuando los astrónomos detectaron la presencia de LHS 1815b en los datos de TESS, el sistema estelar se encontraba solo a 97 años luz de la Tierra, es decir, en el disco delgado, pero aún así llamó inmediatamente la atención. Los mundos rocosos de tamaño parecido al nuestro, en efecto, constituyen una minoría entre los exoplanetas detectados hasta ahora, aunque son los más codiciados porque es en ellos donde esperamos encontrar las condiciones necesarias para la vida.

Una estrella tranquila

La estrella LHS 1815 es muy tranquila para ser una enana roja, pero aún así su planeta se encuentra lo suficientemente cerca de ella como para recibir violentos impactos de radiación. El nuevo mundo completa una órbita alrededor de su pequeño sol cada 3,18 días.

La auténtica sorpresa llegó cuando los astrónomos utilizaron los datos de la misión europea Gaia (que mide con gran exactitud y en 3D la velocidad y los movimientos de mil millones de estrellas) y se dieron cuenta de que lo que estaban viendo era una estrella del disco grueso que estaba de paso. Ahora mismo, por lo tanto, la estrella se encuentra muy cerca, pero pronto se encontrará fuera del plano galáctico. Y los investigadores han calculado que en su recorrido llegará a estar hasta a 5.870 años luz por encima de él.

Tener ahora a LHS 1815 tan cerca de nosotros supone, por lo tanto, una gran oportunidad para observar con detalle a un habitante del disco grueso y comprobar si tiene más planetas a su alrededor. Con un poco de suerte, se podría incluso tratar de ver la atmósfera de LHS 1815b con el telescopio James Webb, cuyo lanzamiento está previsto para finales de este año.

Mientras, los astrónomos esperan poder encontrar otras estrellas con planetas que estén «de paso» y cerca de nosotros. «Es una gran oportunidad -escriben los autores en su artículo- para estudiar la diferencia en la evolución planetaria entre el disco delgado y el grueso».

Fuente ABC CIENCIA



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