La obvia moraleja también tiene ahora sustento científico, ya que el estudio demostró que la desgraciada lechuza -y muchas madres humanas- no mentían, sino que creían sinceramente en lo que decían.
Cómo? Escanearon los cerebros de veinte mamás jóvenes mientras ellas observaban fotos de sus hijos, otros niños conocidos y amigos adultos. En todos los casos, el patrón de funcionamiento de la actividad cerebral fue similar al de las personas hechizadas por el enamoramiento: eliminación casi total de la apreciación crítica de nuestros seres más amados.
Sistema de recompensa
Tanto el estudio de los enamorados como de las madres registró un incremento de la actividad en el área del cerebro conocida como "sistema de recompensa".
Cuando esas zonas son estimuladas (por ejemplo con comida, vino o un buen sueldo) producen sentimientos de euforia. Pero lo que más sorprendió a los investigadores es que ambos estudios mostraron una reducción de la actividad de los sistemas cerebrales necesarios para realizar juicios negativos.
Encontraron una explicación sencilla para el fenómeno: es fundamental que tanto el amor romántico como el maternal sean vistos por el cerebro como algo extremadamente positivo. De otra manera, la especie dejaría de propagarse.
"Nuestra investigación nos permite concluir que el relacionamiento humano utiliza un mecanismo para superar las distancias sociales que desactiva las redes de evaluación social crítica y emociones negativas, al tiempo que une a los individuos al involucrarlos en un circuito de recompensa que explica el poder del amor para motivarnos y gratificarnos".
Cómo? Escanearon los cerebros de veinte mamás jóvenes mientras ellas observaban fotos de sus hijos, otros niños conocidos y amigos adultos. En todos los casos, el patrón de funcionamiento de la actividad cerebral fue similar al de las personas hechizadas por el enamoramiento: eliminación casi total de la apreciación crítica de nuestros seres más amados.
Sistema de recompensa
Tanto el estudio de los enamorados como de las madres registró un incremento de la actividad en el área del cerebro conocida como "sistema de recompensa".
Cuando esas zonas son estimuladas (por ejemplo con comida, vino o un buen sueldo) producen sentimientos de euforia. Pero lo que más sorprendió a los investigadores es que ambos estudios mostraron una reducción de la actividad de los sistemas cerebrales necesarios para realizar juicios negativos.
Encontraron una explicación sencilla para el fenómeno: es fundamental que tanto el amor romántico como el maternal sean vistos por el cerebro como algo extremadamente positivo. De otra manera, la especie dejaría de propagarse.
"Nuestra investigación nos permite concluir que el relacionamiento humano utiliza un mecanismo para superar las distancias sociales que desactiva las redes de evaluación social crítica y emociones negativas, al tiempo que une a los individuos al involucrarlos en un circuito de recompensa que explica el poder del amor para motivarnos y gratificarnos".
Fuente ALFAOMEGA MC