Después de que 239 científicos de distintas nacionalidades firmaran una carta abierta exigiendo reconsiderar la hipótesis de que el coronavirus puede contagiarse por transmisión aérea, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aceptó la posibilidad y anunció la publicación de un nuevo informe al respecto.
A pesar de que aún no existe evidencia suficiente para conocer con certeza en qué casos el SARS-CoV-2 puede mantenerse flotando en el aire y aumentar su contagiosidad, los científicos llaman a la OMS a reformular su informe sobre Vías de transmisión del virus de la COVID–19.
En el documento que sirve de guía para establecer medidas sanitarias en los países miembros, la organización detalla que la vía principal de infección del coronavirus es a través de gotículas expulsadas al toser o estornudar.
Originalmente, se creía que por su peso y composición, estas gotículas resultaban incapaces de mantenerse flotando en el aire por más de media hora (de ahí que mantener sana distancia sea considerado un mecanismo efectivo para evitar contagios); no obstante, una evidencia creciente parece contradecir este supuesto y confirmar que el SARS-CoV-2 puede quedar suspendido en el aire.
¿Qué es la transmisión aérea de un virus y qué implica?
La transmisión aérea significa que las gotas que contienen una carga viral para replicarse, son lo suficientemente diminutas y ligeras como para mantenerse flotando en el aire durante horas.
Según la evidencia disponible al momento, un estornudo expulsa tanto gotículas grandes y pesadas que caen al suelo a una distancia de 1 ó 2 metros y se desactivan al poco tiempo, como partículas diminutas que pueden mantenerse flotando durante horas. Es la carga viral de las segundas la que hace la diferencia entre una enfermedad de transmisión aérea altamente contagiosa, o una por gotículas de contacto cercano.
El sarampión, un ejemplo a tomar en cuenta
El caso más conocido de una enfermedad viral de transmisión aérea altamente contagiosa es el sarampión. Según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC) “si una persona tiene la enfermedad, el 90 % de las personas que estén cerca de ella y que no tengan inmunidad también se infectarán”.
La alta tasa de contagio de los virus que se transmiten por vía aérea se debe a que “si otras personas respiran el aire contaminado o tocan la superficie infectada y luego se tocan los ojos, la nariz o la boca, pueden contraer la infección”.
La postura oficial de la OMS al respecto confirma que si bien la transmisión aérea es posible, esta ocurre en casos específicos, especialmente en procedimientos médicos con el potencial de producir aerosoles:
“La transmisión aérea del virus de la COVID-19 podría ser posible en circunstancias y lugares específicos en que se efectúan procedimientos o se administran tratamientos que pueden generar aerosoles (por ejemplo, intubación endotraqueal, broncoscopia, aspiración abierta, administración de un fármaco por nebulización, ventilación manual antes de la intubación, giro del paciente a decúbito prono, desconexión del paciente de un ventilador, ventilación no invasiva con presión positiva, traqueostomía y reanimación cardiopulmonar)”.
El informe que estará listo en las próximas semanas determinará si las pautas dictadas por la OMS para enfrentar al COVID–19 se mantienen o bien, toman una orientación distinta para frenar la pandemia que al momento suma más de 11 millones 600 mil casos confirmados y 540 mil víctimas mortales en todo el mundo.
A pesar de que aún no existe evidencia suficiente para conocer con certeza en qué casos el SARS-CoV-2 puede mantenerse flotando en el aire y aumentar su contagiosidad, los científicos llaman a la OMS a reformular su informe sobre Vías de transmisión del virus de la COVID–19.
En el documento que sirve de guía para establecer medidas sanitarias en los países miembros, la organización detalla que la vía principal de infección del coronavirus es a través de gotículas expulsadas al toser o estornudar.
Originalmente, se creía que por su peso y composición, estas gotículas resultaban incapaces de mantenerse flotando en el aire por más de media hora (de ahí que mantener sana distancia sea considerado un mecanismo efectivo para evitar contagios); no obstante, una evidencia creciente parece contradecir este supuesto y confirmar que el SARS-CoV-2 puede quedar suspendido en el aire.
¿Qué es la transmisión aérea de un virus y qué implica?
La transmisión aérea significa que las gotas que contienen una carga viral para replicarse, son lo suficientemente diminutas y ligeras como para mantenerse flotando en el aire durante horas.
Según la evidencia disponible al momento, un estornudo expulsa tanto gotículas grandes y pesadas que caen al suelo a una distancia de 1 ó 2 metros y se desactivan al poco tiempo, como partículas diminutas que pueden mantenerse flotando durante horas. Es la carga viral de las segundas la que hace la diferencia entre una enfermedad de transmisión aérea altamente contagiosa, o una por gotículas de contacto cercano.
El sarampión, un ejemplo a tomar en cuenta
El caso más conocido de una enfermedad viral de transmisión aérea altamente contagiosa es el sarampión. Según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC) “si una persona tiene la enfermedad, el 90 % de las personas que estén cerca de ella y que no tengan inmunidad también se infectarán”.
La alta tasa de contagio de los virus que se transmiten por vía aérea se debe a que “si otras personas respiran el aire contaminado o tocan la superficie infectada y luego se tocan los ojos, la nariz o la boca, pueden contraer la infección”.
La postura oficial de la OMS al respecto confirma que si bien la transmisión aérea es posible, esta ocurre en casos específicos, especialmente en procedimientos médicos con el potencial de producir aerosoles:
“La transmisión aérea del virus de la COVID-19 podría ser posible en circunstancias y lugares específicos en que se efectúan procedimientos o se administran tratamientos que pueden generar aerosoles (por ejemplo, intubación endotraqueal, broncoscopia, aspiración abierta, administración de un fármaco por nebulización, ventilación manual antes de la intubación, giro del paciente a decúbito prono, desconexión del paciente de un ventilador, ventilación no invasiva con presión positiva, traqueostomía y reanimación cardiopulmonar)”.
El informe que estará listo en las próximas semanas determinará si las pautas dictadas por la OMS para enfrentar al COVID–19 se mantienen o bien, toman una orientación distinta para frenar la pandemia que al momento suma más de 11 millones 600 mil casos confirmados y 540 mil víctimas mortales en todo el mundo.
Fuente BBC MUNDO
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Virus