En relación con esto, el experto insistió en la importancia capital de la detección precoz de estos trastornos por parte de los equipos de atención primaria y de su pronta derivación al especialista que mejor proceda en cada caso concreto. "También será necesario tener presente que no siempre los casos de mayor gravedad serán los primeros en solicitar ayuda, por lo que se debe efectuar una búsqueda sistemática proactiva, para detectarlos incluso en aquellos pacientes que no formulen quejas en este sentido".
Ansiolíticos y trastornos del sueño: pesadillas pospandemia
Por otro lado, según explicó el Dr. Gonçalves, muchas personas han reportado alteraciones en los patrones del sueño durante el confinamiento, fundamentalmente en forma de pesadillas e insomnio, "y todo apunta a que a mediano y largo plazos previsiblemente perdurarán en el tiempo, sobre todo en forma de sueño entrecortado y superficial, u otros trastornos relacionados con este hábito. En este sentido tendremos que estar muy atentos a la autoprescripción por parte de los pacientes, así como a la costumbre de optar por solucionar estos problemas con fármacos alternativos no idóneos".
En aquellos casos, también frecuentes en la situación actual, en donde las alteraciones del sueño son síntomas acompañantes, en los cuadros de ansiedad y depresión, es de suponer que cederán con el tratamiento de la patología de base, destacó el Dr. Gonçalves.
Asimismo, el especialista comentó que se ha producido un aumento de la demanda de fármacos ansiolíticos por parte de los pacientes, e incluso muchos médicos han incrementado su prescripción con carácter preventivo. Sin embargo, para el Dr. Gonçalves, pensar en el tratamiento sistemático con psicofármacos en toda esta patología emocional pospandemia sería un profundo error que debe evitarse: "En este sentido, me gustaría destacar que ahora más que nunca la falta de suficientes profesionales psicólogos clínicos va a ser aún más evidente. En toda esta mal llamada "nueva normalidad" deberían ser accesibles los servicios de psicoterapiaprestados por la seguridad social, hasta ahora prácticamente inexistentes, y que serán imprescindibles".
El Dr. Gonçalves hizo énfasis en que todo lo referente a estas situaciones que se están produciendo a nivel de la salud mental de la población es perfectamente aplicable también a los profesionales sanitarios implicados en la atención directa a los pacientes, "una cuestión a la que no se le está dando, a nuestro entender, la importancia debida, con los riesgos que ello implica".
Miedos, ansiedades y "síndrome de la cabaña"
Otra situación que se está observando es lo que se ha denominado síndrome de la cabaña, esto es, la reticencia a volver a salir a la calle y a socializar con el entorno, derivada de las semanas de cuarentena.
El Dr. José Luis Carrasco, jefe de la Unidad de Trastornos de la personalidad del hospital Clínico San Carlos, de Madrid, señaló que "el número de personas afectadas por este trastorno es mucho mayor del que nos esperábamos. Lo que ocurre es que no son visibles por el mismo hecho de que permanecen ocultas, pero nos vamos enterando de que están sufriendo estos síntomas a través de familiares o porque empiezan a faltar a reuniones a las que habitualmente acudían".
"Además, de momento no es posible cuantificar muchos de estos casos ya que aún hay gran cantidad de población trabajando desde casa, pero sin duda la magnitud del problema irá mostrándose cuando se llegue a la total normalidad".
Respecto a cuál de las dos situaciones "atípicas" de las vividas durante las últimas semanas —el miedo y la incertidumbre producidos por la pandemia y el confinamiento y la restricción de la movilidad— ha influido más a nivel de la salud mental y en relación con este síndrome, el Dr. Carrasco explicó que ambas tienen el mismo peso, "y de hecho, es la combinación de estas circunstancias la que resulta patógena. El miedo al peligro empuja al escondite, y estar escondido aumenta la magnitud del peligro y convierte el miedo en pánico. El confinamiento por miedo convierte al mundo exterior es un universo amenazante y, por tanto, en un terreno propicio para la agorafobia".
Ansiolíticos y trastornos del sueño: pesadillas pospandemia
Por otro lado, según explicó el Dr. Gonçalves, muchas personas han reportado alteraciones en los patrones del sueño durante el confinamiento, fundamentalmente en forma de pesadillas e insomnio, "y todo apunta a que a mediano y largo plazos previsiblemente perdurarán en el tiempo, sobre todo en forma de sueño entrecortado y superficial, u otros trastornos relacionados con este hábito. En este sentido tendremos que estar muy atentos a la autoprescripción por parte de los pacientes, así como a la costumbre de optar por solucionar estos problemas con fármacos alternativos no idóneos".
En aquellos casos, también frecuentes en la situación actual, en donde las alteraciones del sueño son síntomas acompañantes, en los cuadros de ansiedad y depresión, es de suponer que cederán con el tratamiento de la patología de base, destacó el Dr. Gonçalves.
Asimismo, el especialista comentó que se ha producido un aumento de la demanda de fármacos ansiolíticos por parte de los pacientes, e incluso muchos médicos han incrementado su prescripción con carácter preventivo. Sin embargo, para el Dr. Gonçalves, pensar en el tratamiento sistemático con psicofármacos en toda esta patología emocional pospandemia sería un profundo error que debe evitarse: "En este sentido, me gustaría destacar que ahora más que nunca la falta de suficientes profesionales psicólogos clínicos va a ser aún más evidente. En toda esta mal llamada "nueva normalidad" deberían ser accesibles los servicios de psicoterapiaprestados por la seguridad social, hasta ahora prácticamente inexistentes, y que serán imprescindibles".
El Dr. Gonçalves hizo énfasis en que todo lo referente a estas situaciones que se están produciendo a nivel de la salud mental de la población es perfectamente aplicable también a los profesionales sanitarios implicados en la atención directa a los pacientes, "una cuestión a la que no se le está dando, a nuestro entender, la importancia debida, con los riesgos que ello implica".
Miedos, ansiedades y "síndrome de la cabaña"
Otra situación que se está observando es lo que se ha denominado síndrome de la cabaña, esto es, la reticencia a volver a salir a la calle y a socializar con el entorno, derivada de las semanas de cuarentena.
El Dr. José Luis Carrasco, jefe de la Unidad de Trastornos de la personalidad del hospital Clínico San Carlos, de Madrid, señaló que "el número de personas afectadas por este trastorno es mucho mayor del que nos esperábamos. Lo que ocurre es que no son visibles por el mismo hecho de que permanecen ocultas, pero nos vamos enterando de que están sufriendo estos síntomas a través de familiares o porque empiezan a faltar a reuniones a las que habitualmente acudían".
"Además, de momento no es posible cuantificar muchos de estos casos ya que aún hay gran cantidad de población trabajando desde casa, pero sin duda la magnitud del problema irá mostrándose cuando se llegue a la total normalidad".
Respecto a cuál de las dos situaciones "atípicas" de las vividas durante las últimas semanas —el miedo y la incertidumbre producidos por la pandemia y el confinamiento y la restricción de la movilidad— ha influido más a nivel de la salud mental y en relación con este síndrome, el Dr. Carrasco explicó que ambas tienen el mismo peso, "y de hecho, es la combinación de estas circunstancias la que resulta patógena. El miedo al peligro empuja al escondite, y estar escondido aumenta la magnitud del peligro y convierte el miedo en pánico. El confinamiento por miedo convierte al mundo exterior es un universo amenazante y, por tanto, en un terreno propicio para la agorafobia".
Fuente PSIQUIATRÍA