Indicios de vida a 40 millones de kilómetros de la Tierra

La atmósfera de Venus contiene un gas que solo podría existir en presencia de vida: sus moléculas se renuevan constantemente sin que sepamos por qué.

Los astrónomos han descubierto en la atmósfera de Venus un gas incoloro e inflamable llamado fosfina y consideran que se trata de un posible indicador de la presencia de vida.

Su mera presencia sugiere una química extraña, ya que la fosfina es algo que solo estaría ahí si la vida, tal como la conocemos en la condiciones terrestres, estuviera involucrada, explican los investigadores.

Sin embargo, este descubrimiento, sumamente interesante, hay que situarlo en su justa medida, declara a Tendencias21 Enric Pallé, investigador del Instituto de Astrofisica de Canarias.

Aclara que la presencia de fosfina es uno de los indicios necesarios de la vida, pero que no es suficiente para acreditar que exista alguna forma de vida en la atmósfera de Venus.

Para que pudiéramos aceptar esa posibilidad, al hallazgo de fosfina habría que añadir otros ingredientes necesarios para la vida, algo que todavía no ocurre en el caso de Venus, destaca Pallé.

Por ejemplo, el análisis de la atmósfera de la Tierra revela claramente que es un planeta habitado porque el ciclo de la vida deja una huella inconfundible. No es lo que ha pasado en la observación de Venus, sentencia el investigador del IAC, experto en biomarcadores.

Interés científico

Ello no disminuye un ápice el interés científico del descubrimiento, realizado por la colaboración del observatorio ALMA, ubicado en Chile, y el telescopio James Clerk Maxwell ubicado en Hawái, ya que nos acerca aún más a los secretos del universo.

El equipo de investigación, que incluye miembros de la Universidad de Manchester, del Instituto de Tecnología de Massachusetts y de la Universidad de Cardiff, realizaron cálculos para ver si estas cantidades podrían provenir de procesos naturales no biológicos ocurridos en el planeta vecino.

Los investigadores han concluido que los mecanismos abióticos (es decir, los que no involucran la vida) actualmente conocidos que podrían producir fosfina no pueden explicar la cantidad de este gas que han detectado en la atmósfera de Venus.

Algunas hipótesis que podrían explicar su presencia incluyen la luz del sol, los minerales lanzados hacia arriba desde la superficie de Venus, los volcanes o los relámpagos, pero ninguno de estos factores se espera que pudieran producir la cantidad de fosfina detectada, consideran los autores de esta investigación.

El equipo reconoce no obstante que puede haber un proceso químico desconocido, no necesariamente biótico, que impulse la síntesis de fosfina: la química o geología desconocidas de Venus pueden ser una posibilidad.

Representación de las moléculas de fosfina, firma de vida, en la atmósfera de Venus. Crédito: ESO/M. Kornmesser/L. Calçada

¿Bacterias venusinas?

También señala que las bacterias terrestres producen fosfina: absorben fosfato de minerales o material biológico, agregan hidrógeno y, en última instancia, expulsan fosfina.

Para crear la cantidad observada de fosfina encontrada en Venus, los organismos terrestres solo necesitarían trabajar a aproximadamente el 10% de su productividad máxima, según el equipo.

Cualquier organismo en Venus probablemente sería muy diferente a sus primos terrestres, pero hipotéticamente también podrían ser la fuente de fosfina en la atmósfera, según los investigadores.

¿Especulación cierta?

Los astrónomos han especulado durante décadas con que las nubes altas en Venus podrían ofrecer un hogar para los microbios. La detección de fosfina podría apuntar a tal vida «aérea» extraterrestre, según los investigadores.

El equipo cree que su descubrimiento es significativo porque puede señalar formas alternativas de producir fosfina, pero reconocen que confirmar la presencia de «vida» necesita todavía mucho más trabajo.

Aunque las nubes altas de Venus tienen temperaturas de hasta unos agradables 30 grados centígrados, son increíblemente ácidas, alrededor del 90% de ácido sulfúrico, lo que plantea problemas importantes para los microbios que intentan sobrevivir allí, añaden los investigadores.

Más trabajo

El trabajo no termina con este descubrimiento. Los investigadores van a continuar estudiando la atmósfera de Venus y la presencia de fosfina, y se proponen determinar asimismo si hay otros gases asociados con la vida en ese entorno.

Nuevas observaciones de Venus y de planetas rocosos situados fuera de nuestro sistema solar, incluso con el próximo Extremely Large Telescope de ESO, pueden ayudar a recopilar pistas sobre cómo la fosfina puede originarse en sus atmósferas y contribuir a la búsqueda de signos de vida más allá de la Tierra, consideran los investigadores.

Venus es el segundo planeta del sistema solar y el más cercano a la Tierra: solo nos separan 40 millones de kilómetros. Se le considera el planeta hermano de la Tierra, ya que ambos son similares en cuanto a tamaño, masa y composición, aunque totalmente diferentes en cuestiones térmicas y atmosféricas. Puede que ahora tengan algo más en común, además del similar cinturón de fuego que comparten.




Artículo Anterior Artículo Siguiente