Para entender mejor qué es la ansiedad podemos decir que se trata de una emoción similar al miedo. La diferencia es que se producen ante situaciones o estímulos diferentes.
El miedo está provocado por estímulos peligrosos, que nos hacen temer por nuestra vida. La ansiedad, sin embargo, se produce ante una situación que supone una amenaza para nuestros intereses, nuestra imagen social, etc.
Ante un peligro, la reacción de huida, lucha o paralización se considera adecuada para la supervivencia y además escapa a nuestro control pues en muchos casos reaccionamos de forma involuntaria. Sin embargo, ante una situación de resultado incierto, un pequeño incremento del estado de alerta es suficiente para adaptarnos y además somos perfectamente capaces de controlarlo.
Otra de las diferencias que existen entre el miedo y la ansiedad, es que las reacciones rápidas de miedo ante peligros para la supervivencia que requieren una respuesta inmediata para seguir viviendo, se producen a través de la amígdala, casi sin pensar. Por el contrario, la reacción de ansiedad siempre es fruto de una valoración cognitiva, es decir, de una interpretación de la información que recibimos.
Esta diferencia es primordial a la hora de realizar una terapia psicológica que disminuya cualquiera de las dos emociones.
El miedo está provocado por estímulos peligrosos, que nos hacen temer por nuestra vida. La ansiedad, sin embargo, se produce ante una situación que supone una amenaza para nuestros intereses, nuestra imagen social, etc.
Ante un peligro, la reacción de huida, lucha o paralización se considera adecuada para la supervivencia y además escapa a nuestro control pues en muchos casos reaccionamos de forma involuntaria. Sin embargo, ante una situación de resultado incierto, un pequeño incremento del estado de alerta es suficiente para adaptarnos y además somos perfectamente capaces de controlarlo.
Otra de las diferencias que existen entre el miedo y la ansiedad, es que las reacciones rápidas de miedo ante peligros para la supervivencia que requieren una respuesta inmediata para seguir viviendo, se producen a través de la amígdala, casi sin pensar. Por el contrario, la reacción de ansiedad siempre es fruto de una valoración cognitiva, es decir, de una interpretación de la información que recibimos.
Esta diferencia es primordial a la hora de realizar una terapia psicológica que disminuya cualquiera de las dos emociones.
Fuente ALFA OMEGA MC