Según algunas estimaciones, hasta el 35 por ciento de la población de entre 25 y 60 años de edad en los países desarrollados tiene o ha tenido un trastorno de ansiedad. La ansiedad puede tener un impacto severo en la calidad de vida de las personas y en su capacidad para trabajar y tener relaciones sociales, y la medicación contra la ansiedad no siempre tiene un efecto duradero. Los exámenes actuales de los trastornos de ansiedad suelen centrarse en la disfunción del sistema nervioso y no tienen en cuenta el papel del sistema endocrino.
La glándula tiroides produce las hormonas tiroxina (T4) y triyodotironina (T3) que son esenciales para regular el corazón, los músculos, la función digestiva, el desarrollo del cerebro y el mantenimiento de los huesos.
La inflamación autoinmune en la glándula tiroides ocurre cuando el cuerpo de la persona produce erróneamente anticuerpos que atacan la glándula y causan daños en ella.
Estudios recientes han sugerido que los trastornos de ansiedad pueden estar asociados con la disfunción de la glándula tiroides. Sin embargo, para corroborar esta relación, es necesario averiguar cómo esto puede contribuir a la ansiedad, un conocimiento que también ayudará a que los pacientes puedan recibir terapias más eficazmente.
Esa es la meta que se propuso alcanzar el equipo de Iuliia Onofriichuk, del Hospital Clínico de la Ciudad de Kiev en Ucrania.
Muchos trastornos de la glándula tiroides se conocen desde hace tiempo, pero la conexión, explorada en el nuevo estudio, entre la inflamación de esta glándula y la ansiedad era difícil de prever años atrás. En la foto, dos técnicas de laboratorio haciendo preparativos para un análisis de glándula tiroides en 1981. (Foto: CDC / Barbara Adam)
El equipo investigó la función tiroidea en 29 hombres (con una edad media de 33,9 años) y 27 mujeres (con una edad media de 31,7 años) a quienes se les diagnosticó previamente ansiedad y que estaban experimentando ataques de pánico. Mediante escaneos por ultrasonido de sus glándulas tiroides se evaluó la función tiroidea y se midieron los niveles de hormonas tiroideas. Los pacientes con ansiedad tenían signos de inflamación en sus glándulas tiroides, aunque su función no se vio afectada, y los niveles de hormonas tiroideas se encontraban dentro de los límites normales, aunque ligeramente elevados. También dieron positivo en las pruebas de anticuerpos dirigidos contra la glándula tiroides. El tratamiento durante 14 días con ibuprofeno y tiroxinaredujo la inflamación de la tiroides, normalizó los niveles de hormona tiroidea y redujo sus niveles de ansiedad.
"Estos hallazgos indican que el sistema endocrino puede ejercer un papel importante en la ansiedad. Los médicos también deben tener en cuenta la glándula tiroides y el resto del sistema endocrino, además del sistema nervioso, al examinar a los pacientes con ansiedad", argumenta Onofriichuk. (Fuente: NCYT de Amazings)
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