El proceso creativo es un fenómeno holístico: muestra características muy similares en áreas supuestamente contrapuestas, como las artes y las ciencias. Este descubrimiento sugiere un cambio a nivel educativo, ya que la creatividad debería ser un eje transversal y enseñarse de manera integrada.
Investigadores de la Universidad de Australia del Sur han concluido que la creatividad se manifiesta de forma muy similar tanto en las artes como en las ciencias, derribando un viejo concepto que indicaba una enorme disparidad entre ambos mundos. De acuerdo a una nota de prensa, esto podría propiciar un nuevo enfoque holístico e integrador sobre la creatividad a aplicarse en todos los niveles educativos.
Históricamente se relacionó a las ciencias y a las especialidades técnicas con el lado lógico del cerebro (hemisferio izquierdo), en tanto que las artes se concentraban en el costado creativo de nuestro cerebro (hemisferio derecho). Aunque esta concepción siga teniendo valor científico, nuevos descubrimientos parecen indicar que no se trata de un esquema tan fijo y estructurado.
Además del hallazgo sobre la similitud entre las expresiones creativas en artes y ciencias, otros estudios indican por ejemplo que la creatividad requiere de la integración entre el cerebro “espontáneo” y el “conservador”. En otras palabras, para ser creativos necesitamos tanto de la innovación y los enfoques originales como de la consideración de las normas sociales y de lo establecido.
Ahora, el estudio australiano dirigido por el profesor David Cropley muestra con claridad que la creatividad es un proceso holístico. Luego de realizar experimentos, pruebas y evaluaciones con casi 2.300 estudiantes alemanes de entre 17 y 37 años de edad, los investigadores concluyeron que los parámetros básicos de la creatividad se muestran de manera similar tanto en áreas científicas y técnicas como en especialidades artísticas.
La creatividad como fenómeno holístico
Por ejemplo, aspectos como la flexibilidad y apertura hacia nuevos enfoques, la autoeficacia creativa y el pensamiento divergente se manifiestan por igual en ambos sectores del conocimiento humano. Los científicos trabajaron tanto con estudiantes de carreras relacionadas con las ciencias exactas como con alumnos de disciplinas artísticas.
Según Cropley, la investigación confirma que “la creatividad es de naturaleza general, es esencialmente una competencia multifacética que involucra actitudes, disposición, habilidades y conocimientos similares, todos transferibles de una situación a otra”, expresó. Además, cree que debería tomarse de esa forma integral en los planes de estudio y no de manera sectorizada.
“Para preparar a la próxima generación para el futuro, necesitamos desarrollar las habilidades humanas que los ordenadores, la inteligencia artificial y la automatización no pueden alcanzar. Aquí es donde encaja la creatividad”, concluyó el académico. Sin embargo, para ello se requiere de una nueva concepción holística de la creatividad en todo el sistema educativo, desde el jardín de infantes hasta la universidad.
Vale recordar que el Foro Económico Mundial ubicó en 2020 a la creatividad en el mismo nivel de importancia que la inteligencia artificial en cuanto a los conocimientos y competencias requeridas para los trabajos del futuro. Es que la creatividad es la que dará ese “toque humano” que las máquinas, por el momento, no pueden cubrir.
Creatividad y formación científica
Por otro lado, un enfoque holístico de la creatividad puede comenzar a revertir una tendencia que preocupa al sector industrial a nivel mundial: los jóvenes eligen cada vez menos las carreras científicas y técnicas, generando que la demanda de este tipo de personal supere ampliamente a la oferta disponible. Esto sucede en un momento en el cual el conocimiento científico-técnico es vital para el desarrollo económico de las naciones, tanto para las más avanzadas a nivel industrial como para las que se encuentran en vías de desarrollo.
Según datos de 2019 del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, solamente en España la matrícula de estudiantes STEM (como se conoce a la integración de las áreas de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas) se redujo en un 30,5 % desde 2000.
Investigadores de la Universidad de Australia del Sur han concluido que la creatividad se manifiesta de forma muy similar tanto en las artes como en las ciencias, derribando un viejo concepto que indicaba una enorme disparidad entre ambos mundos. De acuerdo a una nota de prensa, esto podría propiciar un nuevo enfoque holístico e integrador sobre la creatividad a aplicarse en todos los niveles educativos.
Históricamente se relacionó a las ciencias y a las especialidades técnicas con el lado lógico del cerebro (hemisferio izquierdo), en tanto que las artes se concentraban en el costado creativo de nuestro cerebro (hemisferio derecho). Aunque esta concepción siga teniendo valor científico, nuevos descubrimientos parecen indicar que no se trata de un esquema tan fijo y estructurado.
Además del hallazgo sobre la similitud entre las expresiones creativas en artes y ciencias, otros estudios indican por ejemplo que la creatividad requiere de la integración entre el cerebro “espontáneo” y el “conservador”. En otras palabras, para ser creativos necesitamos tanto de la innovación y los enfoques originales como de la consideración de las normas sociales y de lo establecido.
Ahora, el estudio australiano dirigido por el profesor David Cropley muestra con claridad que la creatividad es un proceso holístico. Luego de realizar experimentos, pruebas y evaluaciones con casi 2.300 estudiantes alemanes de entre 17 y 37 años de edad, los investigadores concluyeron que los parámetros básicos de la creatividad se muestran de manera similar tanto en áreas científicas y técnicas como en especialidades artísticas.
La creatividad como fenómeno holístico
Por ejemplo, aspectos como la flexibilidad y apertura hacia nuevos enfoques, la autoeficacia creativa y el pensamiento divergente se manifiestan por igual en ambos sectores del conocimiento humano. Los científicos trabajaron tanto con estudiantes de carreras relacionadas con las ciencias exactas como con alumnos de disciplinas artísticas.
Según Cropley, la investigación confirma que “la creatividad es de naturaleza general, es esencialmente una competencia multifacética que involucra actitudes, disposición, habilidades y conocimientos similares, todos transferibles de una situación a otra”, expresó. Además, cree que debería tomarse de esa forma integral en los planes de estudio y no de manera sectorizada.
“Para preparar a la próxima generación para el futuro, necesitamos desarrollar las habilidades humanas que los ordenadores, la inteligencia artificial y la automatización no pueden alcanzar. Aquí es donde encaja la creatividad”, concluyó el académico. Sin embargo, para ello se requiere de una nueva concepción holística de la creatividad en todo el sistema educativo, desde el jardín de infantes hasta la universidad.
Vale recordar que el Foro Económico Mundial ubicó en 2020 a la creatividad en el mismo nivel de importancia que la inteligencia artificial en cuanto a los conocimientos y competencias requeridas para los trabajos del futuro. Es que la creatividad es la que dará ese “toque humano” que las máquinas, por el momento, no pueden cubrir.
Creatividad y formación científica
Por otro lado, un enfoque holístico de la creatividad puede comenzar a revertir una tendencia que preocupa al sector industrial a nivel mundial: los jóvenes eligen cada vez menos las carreras científicas y técnicas, generando que la demanda de este tipo de personal supere ampliamente a la oferta disponible. Esto sucede en un momento en el cual el conocimiento científico-técnico es vital para el desarrollo económico de las naciones, tanto para las más avanzadas a nivel industrial como para las que se encuentran en vías de desarrollo.
Según datos de 2019 del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, solamente en España la matrícula de estudiantes STEM (como se conoce a la integración de las áreas de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas) se redujo en un 30,5 % desde 2000.
Fuente TENDENCIAS 21