Para cientos de miles de personas, Covid-19 no termina una vez que obtienen la primera prueba negativa y los síntomas iniciales desaparecen gradualmente.
Además de los casos de fatiga crónica (una mezcla de agotamiento extremo con dificultad para respirar o dolor en las articulaciones que dificulta incluso pararse de la cama o hacer una llamada telefónica), son cada vez más los médicos alrededor del mundo que reciben a sobrevivientes de Covid-19 con lo que llaman ‘niebla mental’:
Se trata de un conjunto de síntomas variables que los pacientes definen como una sensación permanente de obnubilación o estar anestesiado, con una dificultad para concentrarse, recordar eventos y hasta hablar.
En un reportaje publicado por The New York Times que relata las secuelas cognitivas de distintos sobrevivientes a Covid-19, los síntomas más comunes de la niebla mental posterior al virus son pérdida de la memoria, confusión, dificultad para concentrarse, mareos y problemas para comprender palabras cotidianas.
No importa si los pacientes experimentaron Covid-19 grave, si fueron intubados o si cursaron la enfermedad con síntomas leves que mejoraron después de un par de semanas en casa: la niebla mental aparece tras infecciones de toda índole y a medida que avanza la pandemia, aparecen más casos similares.
También lee: «Coronacuento»: así funciona la lógica del negacionismo de Covid-19
El Times cita un estudio francés que explora los síntomas y la calidad de vida de pacientes que estuvieron hospitalizados por Covid-19 y arroja que de los 120 participantes, 55 % experimentaron fatiga, 42 % dificultad para respirar, 34 % pérdida de la memoria y un 28 y 30 % sufrió de problemas de concentración o dificultad para conciliar el sueño.
En los casos más graves, los sobrevivientes a Covid-19 pueden experimentar temblores y convulsiones, además de problemas para realizar incluso las tareas más sencillas, cómo mantener una conversación sobre su profesión o cocinar.
Los médicos aún no tienen un diagnóstico preciso para englobar los síntomas propios de la niebla mental, ni descifrar la forma exacta en que las secuelas del virus afectan al sistema nervioso.
Sin embargo, la principal sospechosa es la respuesta inmune prolongada que causa una inflamación generalizada y se cree que los vasos sanguíneos que conducen al cerebro pueden estar relacionados con este trastorno.
Otra hipótesis apunta a alguna clase de toxina que aún no es descubierta, pero por ahora, los estudios neurológicos no son capaces de arrojar una respuesta convincente ante la “niebla mental” y las consecuencias de Covid-19 a mediano y largo plazo.
Además de los casos de fatiga crónica (una mezcla de agotamiento extremo con dificultad para respirar o dolor en las articulaciones que dificulta incluso pararse de la cama o hacer una llamada telefónica), son cada vez más los médicos alrededor del mundo que reciben a sobrevivientes de Covid-19 con lo que llaman ‘niebla mental’:
Se trata de un conjunto de síntomas variables que los pacientes definen como una sensación permanente de obnubilación o estar anestesiado, con una dificultad para concentrarse, recordar eventos y hasta hablar.
En un reportaje publicado por The New York Times que relata las secuelas cognitivas de distintos sobrevivientes a Covid-19, los síntomas más comunes de la niebla mental posterior al virus son pérdida de la memoria, confusión, dificultad para concentrarse, mareos y problemas para comprender palabras cotidianas.
No importa si los pacientes experimentaron Covid-19 grave, si fueron intubados o si cursaron la enfermedad con síntomas leves que mejoraron después de un par de semanas en casa: la niebla mental aparece tras infecciones de toda índole y a medida que avanza la pandemia, aparecen más casos similares.
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El Times cita un estudio francés que explora los síntomas y la calidad de vida de pacientes que estuvieron hospitalizados por Covid-19 y arroja que de los 120 participantes, 55 % experimentaron fatiga, 42 % dificultad para respirar, 34 % pérdida de la memoria y un 28 y 30 % sufrió de problemas de concentración o dificultad para conciliar el sueño.
En los casos más graves, los sobrevivientes a Covid-19 pueden experimentar temblores y convulsiones, además de problemas para realizar incluso las tareas más sencillas, cómo mantener una conversación sobre su profesión o cocinar.
Los médicos aún no tienen un diagnóstico preciso para englobar los síntomas propios de la niebla mental, ni descifrar la forma exacta en que las secuelas del virus afectan al sistema nervioso.
Sin embargo, la principal sospechosa es la respuesta inmune prolongada que causa una inflamación generalizada y se cree que los vasos sanguíneos que conducen al cerebro pueden estar relacionados con este trastorno.
Otra hipótesis apunta a alguna clase de toxina que aún no es descubierta, pero por ahora, los estudios neurológicos no son capaces de arrojar una respuesta convincente ante la “niebla mental” y las consecuencias de Covid-19 a mediano y largo plazo.
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