Hoy les queremos contar sobre la vida y las ideas de Giordano Bruno, uno de los pensadores más audaces de su época. Este visionario (esta palabra lo define mejor que la de científico) murió el 17 de febrero de 1600. Su muerte no se debió ni a causas naturales ni a ningún accidente. Giordano Bruno murió en la hoguera, luego de ser denunciado a la Inquisición por sus ideas sobre el universo y sentenciado como hereje impenitente por el papa Clemente VIII.
La Iglesia Católica no había dimensionado las consecuencias que traería el advenimiento del copernicanismo, el cual desafiaba sus dogmas, hasta que un viajero incansable nacido en Nola, Italia, en enero de 1548, con el nombre de Filippo -y que luego de entrar en un convento dominico cambiara su nombre por Giordano- explicara las consecuencias latentes de este pensamiento.
Para poder comprender un poco más claramente el recorrido de su vida, les contamos algunas de las ideas subyacentes en el sistema cosmológico de Giordano Bruno. La interpretación de la teoría astronómica desarrollada por Copérnico ponía de cabeza las concepciones de los sistemas astronómicos de Aristóteles y Tolomeo. Las ideas propuestas por estos pensadores fueron tomadas como ciertas y defendidas por los hombres y la Iglesia Católica por más de trece siglos (con muy pocas modificaciones a lo largo del tiempo). La teoría geocéntrica propuesta por Tolomeo ponía a la Tierra en el centro del universo y al resto de los astros, incluido al Sol, orbitando alrededor de la Tierra.
No fue hasta el Siglo XVI, durante el renacimiento, cuando Nicolás Copérnico -podríamos decir- movió a la Tierra de lugar y propuso una nueva teoría astronómica. Este científico sacó a nuestro planeta del centro del universo y colocó al Sol en su lugar. En esta teoría conocida como heliocentrismo, los planetas (incluida la Tierra) se mueven alrededor del Sol, que se encuentra relativamente estacionario en el centro del universo. Es improbable que Copérnico no imaginara las consecuencias que traería su nueva cosmovisión y la imposibilidad de volver a las viejas teorías. Los cambios impulsados por la teoría de Copérnico no resultaron solo en una nueva cosmología sino en una revolución del pensamiento filosófico y cultural.
Basado en el modelo copernicano y en algunas intuiciones, Giordano Bruno propuso su propio sistema cosmológico. Su modelo se basaba en el infinitismo esencial de la astronomía que iba en contra de la visión medieval del universo ordenado y finito. Bruno pensaba que el universo estaba poblado por infinitos mundos “semejantes al nuestro” habitados por animales y seres inteligentes. Sin embargo, su teoría iba más allá: ni siquiera le otorgaba al Sol un papel preponderante, éste era sólo una estrella más y negaba cualquier excepcionalidad a la Tierra y a nuestro Sol. Todos los lugares del universo eran equivalentes. Según una de sus frases más conocidas:
“Hay un único espacio general, una única y vasta inmensidad que podemos libremente denominar vacío: en él hay innumerables globos como éste en el que vivimos y crecemos”.
Cómo se imaginarán, ideas tan radicales lo llevaron a tener una vida intensa y polémica, a vivir en lugares diferentes, a enfrentar persecuciones porque sus ideas desafiaban creencias religiosas y … a la muerte en la hoguera como ya les adelantamos.
Sus problemas comenzaron durante su adoctrinamiento en el convento de los Dominicos. Fue procesado por rechazar tener imágenes de santos en su celda, y aceptar sólo el crucifijo. En marzo de 1576 huyó del convento, hacia Roma, sin esperar a que terminase la causa. Viajó por el norte de Italia enseñando gramática y cosmogonía a los niños para ganarse la vida. Fue en esta época en la que estudió intensamente las obras de Nicolás Copérnico y expresó sus ideas e interpretaciones —lo que le valió ser combatido tanto por los católicos como por los protestantes—.
Finalmente abandonó definitivamente los hábitos religiosos y se inscribió en la Universidad de Ginebra donde publicó un ataque contra un célebre profesor calvinista. Por ese motivo fue arrestado y debió abandonar Ginebra tan pronto como pudo. Se trasladó a Francia donde, en la Universidad de Toulouse, se doctoró en teología y posteriormente fue aceptado como profesor de la Universidad de París. En 1583 viajó a Inglaterra, donde desarrolló una etapa muy importante de su vida. Enseñó en la Universidad de Oxford la nueva cosmología copernicana atacando las ideas tradicionales y luego de varias discusiones decidió regresar a París. Sus escritos más importantes son: ”Del universo infinito y los mundos” y ”Sobre la causa, el principio y el uno”, ”Los furores heroicos” donde, en un estilo de diálogo platónico, describe el camino hacia Dios a través de la sabiduría.
Durante los siguientes cinco años vivió en diversos países protestantes, donde escribió muchos trabajos en latín sobre cosmología, física, magia y el arte de la memoria A instancias de Giovanni Mocenigo, quien se convirtió en su protector, regresó a Italia para impartir cátedra particular, fijando su residencia en Venecia. Sin embargo, en 1591 este noble veneciano, «no satisfecho de la enseñanza y molestado por los discursos heréticos de su huésped», le denunció a la Inquisición. Se ordenó el encierro de Giordano Bruno en el Palacio del Santo Oficio en el Vaticano, donde estuvo encerrado durante ocho años mientras se disponía el juicio en el que se le adjudicaban cargos por blasfemia, herejía e inmoralidad; así como por sus enseñanzas sobre los múltiples sistemas solares y sobre la infinitud del universo. Se le dio la oportunidad de abjurar de sus dichos, pero a diferencia de Galileo, no lo hizo.
El historiador de la ciencia Alexandre Koyré considera que la «audacia» del pensamiento de Giordano Bruno causó una transformación —una verdadera revolución— en la imagen tradicional del mundo y de la realidad física, habiendo propuesto una visión del universo cercana a la posteriormente desarrollada por Newton.
Quizás no debamos recordar a Giordano Bruno como un gran científico, sino como un intrépido visionario que pudo ver mundos en el infinito y más allá... de donde veían sus contemporáneos.
La Iglesia Católica no había dimensionado las consecuencias que traería el advenimiento del copernicanismo, el cual desafiaba sus dogmas, hasta que un viajero incansable nacido en Nola, Italia, en enero de 1548, con el nombre de Filippo -y que luego de entrar en un convento dominico cambiara su nombre por Giordano- explicara las consecuencias latentes de este pensamiento.
Para poder comprender un poco más claramente el recorrido de su vida, les contamos algunas de las ideas subyacentes en el sistema cosmológico de Giordano Bruno. La interpretación de la teoría astronómica desarrollada por Copérnico ponía de cabeza las concepciones de los sistemas astronómicos de Aristóteles y Tolomeo. Las ideas propuestas por estos pensadores fueron tomadas como ciertas y defendidas por los hombres y la Iglesia Católica por más de trece siglos (con muy pocas modificaciones a lo largo del tiempo). La teoría geocéntrica propuesta por Tolomeo ponía a la Tierra en el centro del universo y al resto de los astros, incluido al Sol, orbitando alrededor de la Tierra.
No fue hasta el Siglo XVI, durante el renacimiento, cuando Nicolás Copérnico -podríamos decir- movió a la Tierra de lugar y propuso una nueva teoría astronómica. Este científico sacó a nuestro planeta del centro del universo y colocó al Sol en su lugar. En esta teoría conocida como heliocentrismo, los planetas (incluida la Tierra) se mueven alrededor del Sol, que se encuentra relativamente estacionario en el centro del universo. Es improbable que Copérnico no imaginara las consecuencias que traería su nueva cosmovisión y la imposibilidad de volver a las viejas teorías. Los cambios impulsados por la teoría de Copérnico no resultaron solo en una nueva cosmología sino en una revolución del pensamiento filosófico y cultural.
Basado en el modelo copernicano y en algunas intuiciones, Giordano Bruno propuso su propio sistema cosmológico. Su modelo se basaba en el infinitismo esencial de la astronomía que iba en contra de la visión medieval del universo ordenado y finito. Bruno pensaba que el universo estaba poblado por infinitos mundos “semejantes al nuestro” habitados por animales y seres inteligentes. Sin embargo, su teoría iba más allá: ni siquiera le otorgaba al Sol un papel preponderante, éste era sólo una estrella más y negaba cualquier excepcionalidad a la Tierra y a nuestro Sol. Todos los lugares del universo eran equivalentes. Según una de sus frases más conocidas:
“Hay un único espacio general, una única y vasta inmensidad que podemos libremente denominar vacío: en él hay innumerables globos como éste en el que vivimos y crecemos”.
Cómo se imaginarán, ideas tan radicales lo llevaron a tener una vida intensa y polémica, a vivir en lugares diferentes, a enfrentar persecuciones porque sus ideas desafiaban creencias religiosas y … a la muerte en la hoguera como ya les adelantamos.
Sus problemas comenzaron durante su adoctrinamiento en el convento de los Dominicos. Fue procesado por rechazar tener imágenes de santos en su celda, y aceptar sólo el crucifijo. En marzo de 1576 huyó del convento, hacia Roma, sin esperar a que terminase la causa. Viajó por el norte de Italia enseñando gramática y cosmogonía a los niños para ganarse la vida. Fue en esta época en la que estudió intensamente las obras de Nicolás Copérnico y expresó sus ideas e interpretaciones —lo que le valió ser combatido tanto por los católicos como por los protestantes—.
Finalmente abandonó definitivamente los hábitos religiosos y se inscribió en la Universidad de Ginebra donde publicó un ataque contra un célebre profesor calvinista. Por ese motivo fue arrestado y debió abandonar Ginebra tan pronto como pudo. Se trasladó a Francia donde, en la Universidad de Toulouse, se doctoró en teología y posteriormente fue aceptado como profesor de la Universidad de París. En 1583 viajó a Inglaterra, donde desarrolló una etapa muy importante de su vida. Enseñó en la Universidad de Oxford la nueva cosmología copernicana atacando las ideas tradicionales y luego de varias discusiones decidió regresar a París. Sus escritos más importantes son: ”Del universo infinito y los mundos” y ”Sobre la causa, el principio y el uno”, ”Los furores heroicos” donde, en un estilo de diálogo platónico, describe el camino hacia Dios a través de la sabiduría.
Durante los siguientes cinco años vivió en diversos países protestantes, donde escribió muchos trabajos en latín sobre cosmología, física, magia y el arte de la memoria A instancias de Giovanni Mocenigo, quien se convirtió en su protector, regresó a Italia para impartir cátedra particular, fijando su residencia en Venecia. Sin embargo, en 1591 este noble veneciano, «no satisfecho de la enseñanza y molestado por los discursos heréticos de su huésped», le denunció a la Inquisición. Se ordenó el encierro de Giordano Bruno en el Palacio del Santo Oficio en el Vaticano, donde estuvo encerrado durante ocho años mientras se disponía el juicio en el que se le adjudicaban cargos por blasfemia, herejía e inmoralidad; así como por sus enseñanzas sobre los múltiples sistemas solares y sobre la infinitud del universo. Se le dio la oportunidad de abjurar de sus dichos, pero a diferencia de Galileo, no lo hizo.
El historiador de la ciencia Alexandre Koyré considera que la «audacia» del pensamiento de Giordano Bruno causó una transformación —una verdadera revolución— en la imagen tradicional del mundo y de la realidad física, habiendo propuesto una visión del universo cercana a la posteriormente desarrollada por Newton.
Quizás no debamos recordar a Giordano Bruno como un gran científico, sino como un intrépido visionario que pudo ver mundos en el infinito y más allá... de donde veían sus contemporáneos.
Fuente ESPARCIENCIA