La misteriosa teoría sobre la tumba de un gobernante maya: ¿es el rey Pakal o un astronauta?

Con una cripta llena de misterios y teorías, la cultura maya sigue develando sus secretos

El 15 de junio de 1952, el arqueólogo mexicano Alberto Ruíz de Lhuillier y su equipo realizaron un magno descubrimiento en el Templo de las Inscripciones de Palenque, Chiapas: encontraron la tumba del gobernante maya, K’inich Jannab’ Pakal, mejor conocido como Pakal “El Grande”.

El descubrimiento de la tumba se realizó bajo una escalera de 45 escalones, ésta contaba con una lápida utilizada como tapa del sarcófago con los restos de Pakal y la ofrenda que se le otorgó por gobernar. Hasta el momento es considerado el monumento funerario más importante de Mesoamérica y de la cultura maya.

El rostro de Pakal estaba cubierto por una mascarilla de jade, aunque al momento de ser descubierta ésta se encontraba rota, actualmente se exhibe en el Museo de Antropología de México. Con relación a la ofrenda que acompañaba al cuerpo, ésta estaba conformaban por más de tres mil piezas de jade, vasijas de diferentes materiales y dos cabezas modeladas en estuco.

Lo que más ha llamado la atención de este descubrimiento y que le ha abierto las puertas a diversas teorías es lo que está labrado en la lápida; en una primera instancia y de forma oficial, los arqueólogos afirman que se reprodujo la figura de un hombre con atuendo maya. Sin embargo, diversos personajes, alrededor del mundo, afirman que no es una figura maya, sino un hombre sentado en una nave espacial.

Esta última idea corre a cargo, principalmente, del novelista de ciencia ficción y científico ruso, Alexander Kazantsev, que asegura que en la lápida lo que está presente es la figura de un hombre astronauta en posición vertical controlando una nave espacial, por lo que se trataría de un viajero en el tiempo.

Él afirma que es un figura humanoide y que las manos están colocadas sobre un tablero de mando, que en la nariz se ubica un instrumento para la circulación de oxígeno y en la parte trasera de la nave se distinguen las llamas del cohete debido a la propulsión que genera, a la par de observar botones y controles.
Algunos novelistas afirman que en realidad en la lápida se puede observar al Rey Pakal en una nave espacial.

Estas afirmaciones, según el novelista, se comprueban porque el cadáver hallado tenía una estatura de 1.70, lo cual no corresponde con las características generales que se han estudiado de los antiguos mayas, pues éstos no rebasan, en su mayoría, el 1.50 de altura.

Mientras que el novelista suizo, Eric von Däniken, continuando con las declaraciones de Alexander Kazantsev, afirma en su libro Simples extraterrestres, que efectivamente es un hombre astronauta ya que:

“...lleva una indumentaria demasiado moderna: inmediatamente bajo su barbilla y bien visible en la parte del escote se distingue una prenda semejante a un suéter de “cuello de cisne”, que se ajusta completamente al torso y acaba en unos puños estriados... lleva también un ancho cinturón con hebilla de seguridad, un pantalón de mallas gruesas y otro interior muy ajustado, que le llega hasta los tobillos... ¡Ya tenemos al astronauta perfectamente vestido y equipado!”.

Ambos autores sostienen que para poder interpretar correctamente la lápida, es necesario analizarla de forma vertical y con el personaje mirando a la izquierda, pues sería la forma correcta donde se puede develar el verdadero significado que oculta la tumba de Pakal.

Mientras las teorías han circulado desde su descubrimiento; en el año 2010, arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), encabezados por Rogelio Rivero Chong (quien estuvo presente en el equipo que descubrió la tumba) han seguido estudiando no sólo la cripta, sino todo el sarcófago y la ofrenda que fueron hallados.

Rechazan completamente las teorías sobre astronautas u hombres de otros planetas, lo que aseguran es que se encontró “una ofrenda modesta en cuanto a la cerámica, lo cual nos habla de la creencia que tenían los mayas de que los platos y vasos contendrían alimentos que acompañarían al gobernante en su viaje al inframundo”.

Actualmente, el público en general no tiene acceso a la tumba y el único conocimiento que se tiene de lápida es a través de fotografías oficiales, pero Rivero Chong afirma que “no ha habido problemas con la lápida sobre el sarcófago, tampoco han penetrado murciélagos [...] ni han surgido ningún tipo de contaminación por hongos”.

Las teorías sobre lo que está representado en la lápida seguirán aumento, algunas se fortalecerán y otras serás desechadas, pero lo que resulta fascinante es cómo la cultura maya sigue develando secretos y mostrando las maravillas con las que se constituyó.

Fuente INFOBAE



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