La luz solar desactiva al coronavirus 8 veces más rápido de lo que creíamos

Además de todas las medidas sanitarias utilizadas durante la pandemia, es probable que la llegada de la primavera en el hemisferio norte traiga consigo un efecto benéfico e impensado para combatir al coronavirus: la radiación solar.

Un estudio de la Universidad de Santa Bárbara, California, en conjunto con la Universidad Estatal de Oregon, la Escuela Politécnica Federal de Zúrich y la Universidad de Manchester examinó el comportamiento del coronavirus cuando es expuesto a la radiación ultravioleta emitida por el Sol y obtuvo un resultado insospechado:

La teoría indica que los rayos UV-B (de onda media entre la luz ultravioleta emitida por el Sol) que logran penetrar la atmósfera, son capaces de dañar de forma permanente el material genético del SARS-CoV-2, desactivándolo en un aproximado de 70 u 80 minutos.

No obstante, el equipo dirigido por el ingeniero mecánico Paolo Luzzatto-Fegiz y sus colegas, recreó las condiciones de la luz solar sobre un fluido que simulaba saliva con coronavirus y descubrió que el virus queda desactivado tras pasar de 10 a 20 minutos expuesto a la radiación.

A diferencia de los rayos UV-A que significan el 95 % de la radiación solar y provocan cambios en la pigmentación de la piel, los UV-B apenas alcanzan cerca del 5 % de la luz ultravioleta emitida por nuestra estrella más cercana. A pesar de que son vitales para la sintetización de la vitamina D, la exposición prolongada a los UV-B tiene efectos nocivos y se considera la principal causa del cáncer de piel.

La rapidez del Sol para causar un daño permanente en las partículas del virus sorprendió a los autores del estudio y lleva a replantear la noción de que la radiación UV-B no es la única responsable de esta desactivación rápida del SARS-CoV-2.

Los resultados, publicados en una carta en el Journal of Infectious Diseasesplantean distintas hipótesis, como la posibilidad de que algún efecto de los rayos UV-A sobre el virus haya estado pasando desapercibido hasta ahora.

De confirmar esta teoría, sería posible plantear nuevas alternativas inocuas para desactivar al SARS-CoV-2 en el ambiente, como la utilización de focos LED que aceleren el daño genético al virus y eviten su transmisión; sin embargo, los demás factores que intervienen en este proceso aún son un misterio.




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