Según nuevas visiones científicas, el mundo tiene dos partes: matemáticas y materia. Las matemáticas dan a la materia su forma y la materia le da a las matemáticas su sustancia. Esto explicaría por qué tantos objetos, formas y comportamientos en el mundo natural responden a patrones matemáticos.
Un nuevo estudio teórico realizado por el profesor asociado de la Universidad Católica Australiana, Sam Baron, que fue publicado recientemente en The British Journal for the Philosophy of Science y explicado por el propio autor en un artículo para The Conversation, postula que el mundo y las matemáticas fueron creados al unísono. No serían, por lo tanto, una creación humana: provendrían de un universo consciente y que busca conocerse a sí mismo. De esta forma, matemáticas y materia serían dos caras de la misma moneda: los objetos matemáticos proporcionarían un marco estructural para el mundo físico.
¿Son los números y las matemáticas simples representaciones o convenciones inventadas por el ser humano para “ordenar” la realidad? ¿O, por el contrario, son expresiones que existen en el mundo natural y que no dependen del pensamiento humano para “tejer” con hilos invisibles la trama de una realidad que nos supera? Quizás el trabajo de Sam Baron, y las visiones de otros científicos y filósofos puedan ayudarnos a contar con nuevas herramientas en torno a este eterno debate.
Un nuevo estudio teórico realizado por el profesor asociado de la Universidad Católica Australiana, Sam Baron, que fue publicado recientemente en The British Journal for the Philosophy of Science y explicado por el propio autor en un artículo para The Conversation, postula que el mundo y las matemáticas fueron creados al unísono. No serían, por lo tanto, una creación humana: provendrían de un universo consciente y que busca conocerse a sí mismo. De esta forma, matemáticas y materia serían dos caras de la misma moneda: los objetos matemáticos proporcionarían un marco estructural para el mundo físico.
¿Son los números y las matemáticas simples representaciones o convenciones inventadas por el ser humano para “ordenar” la realidad? ¿O, por el contrario, son expresiones que existen en el mundo natural y que no dependen del pensamiento humano para “tejer” con hilos invisibles la trama de una realidad que nos supera? Quizás el trabajo de Sam Baron, y las visiones de otros científicos y filósofos puedan ayudarnos a contar con nuevas herramientas en torno a este eterno debate.
La exactitud natural
En principio, el autor presenta algunos casos conocidos en el ámbito de la biología que, como mínimo, podrían hacernos dudar seriamente en cuanto a que las matemáticas son una creación humana. Por ejemplo, el patrón hexagonal de los panales de las abejas no es antojadizo: es la forma más eficaz de cubrir un espacio con baldosas idénticas. El propio Charles Darwin comprobó que las abejas han evolucionado para usar esta forma, porque produce las celdas más grandes para almacenar miel y la menor entrada de energía para producir cera.
Lógicamente, este patrón matemático existe sin que sea necesaria la intervención humana. En el mismo sentido, algunas variedades de cigarras que viven toda su vida bajo la tierra aparecen en la superficie en grandes enjambres durante un corto período de alrededor de dos semanas, pero siempre lo hacen cada 13 ó 17 años, según la subespecie. Ni un mes más, ni un mes menos.
¿Por qué siguen ese patrón con tanta exactitud? En función de cuestiones evolutivas, han logrado precisar que en ese momento todos sus depredadores no podrían alcanzarlas. De salir otro año a la superficie, serían rápidamente eliminadas. ¿Qué o quién rige estos patrones? ¿Por qué las matemáticas están presentes en las geometrías florales, en las formas moleculares o en los ciclos estacionales? Que se sepa, el ser humano no creó ninguna de estas estructuras matemáticas.
Tema relacionado: Las matemáticas confirman el viaje en el tiempo.
En principio, el autor presenta algunos casos conocidos en el ámbito de la biología que, como mínimo, podrían hacernos dudar seriamente en cuanto a que las matemáticas son una creación humana. Por ejemplo, el patrón hexagonal de los panales de las abejas no es antojadizo: es la forma más eficaz de cubrir un espacio con baldosas idénticas. El propio Charles Darwin comprobó que las abejas han evolucionado para usar esta forma, porque produce las celdas más grandes para almacenar miel y la menor entrada de energía para producir cera.
Lógicamente, este patrón matemático existe sin que sea necesaria la intervención humana. En el mismo sentido, algunas variedades de cigarras que viven toda su vida bajo la tierra aparecen en la superficie en grandes enjambres durante un corto período de alrededor de dos semanas, pero siempre lo hacen cada 13 ó 17 años, según la subespecie. Ni un mes más, ni un mes menos.
¿Por qué siguen ese patrón con tanta exactitud? En función de cuestiones evolutivas, han logrado precisar que en ese momento todos sus depredadores no podrían alcanzarlas. De salir otro año a la superficie, serían rápidamente eliminadas. ¿Qué o quién rige estos patrones? ¿Por qué las matemáticas están presentes en las geometrías florales, en las formas moleculares o en los ciclos estacionales? Que se sepa, el ser humano no creó ninguna de estas estructuras matemáticas.
Tema relacionado: Las matemáticas confirman el viaje en el tiempo.
Las matemáticas como orfebres de la realidad
Para Baron, las matemáticas están en todas partes: desde algo tan “humano” como el diseño de los engranajes en los motores hasta algo tan ajeno a nosotros como la posición y las dimensiones de los huecos en los anillos del planeta Saturno. En consecuencia, y acompañado por otras visiones que apuntan en el mismo sentido, el científico sostiene que las matemáticas “construyen” la realidad.
En otras palabras, las estructuras matemáticas serían la expresión de un universo consciente, una especie de “lenguaje” o “código” a través del cual ese universo le da forma a la realidad que podemos ver y tocar. Mediante los parámetros matemáticos, el universo buscaría autoconocerse y experimentar múltiples posibilidades. Las matemáticas le brindarían la forma a la realidad y a la materia, en tanto que la realidad y la materia serían la sustancia que requiere la matemática para hacer su trabajo de orfebre.
Para Baron, las matemáticas están en todas partes: desde algo tan “humano” como el diseño de los engranajes en los motores hasta algo tan ajeno a nosotros como la posición y las dimensiones de los huecos en los anillos del planeta Saturno. En consecuencia, y acompañado por otras visiones que apuntan en el mismo sentido, el científico sostiene que las matemáticas “construyen” la realidad.
En otras palabras, las estructuras matemáticas serían la expresión de un universo consciente, una especie de “lenguaje” o “código” a través del cual ese universo le da forma a la realidad que podemos ver y tocar. Mediante los parámetros matemáticos, el universo buscaría autoconocerse y experimentar múltiples posibilidades. Las matemáticas le brindarían la forma a la realidad y a la materia, en tanto que la realidad y la materia serían la sustancia que requiere la matemática para hacer su trabajo de orfebre.
Fuente TENDENCIAS 21