Actualiza cada 15 segundos la información visual para evitarnos alucinaciones
El cerebro actualiza cada 15 segundos la información que procede de los ojos para que podamos gestionar la vida cotidiana sin que caigamos en alucinaciones. Es como una máquina del tiempo que nos proporciona estabilidad visual.
El cerebro no nos presenta en tiempo real las imágenes del mundo que captan nuestros ojos, sino que actualiza las percepciones cada 15 segundos, según una nueva investigación de UC Berkeley.
“Nuestro cerebro es como una máquina del tiempo. Siempre nos remite un momento atrás en el tiempo. Es como si tuviéramos una aplicación que consolida nuestra entrada visual cada 15 segundos para que podamos gestionar la vida cotidiana”, explica uno de los autores del estudio, Mauro Manassi, en un comunicado.
Función intencional de la consciencia
“Por ejemplo, los radiólogos detectan tumores y los cirujanos deben poder ver lo que tienen delante en tiempo real; si sus cerebros están predispuestos a lo que vieron hace menos de un minuto, es posible que se les escape algo”.
Sin embargo, en general, la ceguera al cambio revela cómo el campo de continuidad es una función intencional de la consciencia y lo que significa ser humano, dijo Whitney.
“No estamos literalmente ciegos”, añade. “Es solo que la lentitud de nuestro sistema visual para actualizarse puede hacernos ciegos a los cambios inmediatos porque se aferra a nuestra primera impresión y nos empuja hacia el pasado. Sin embargo, en última instancia, el campo de continuidad respalda nuestra experiencia de un mundo estable”, concluye Whitney.
El cerebro actualiza cada 15 segundos la información que procede de los ojos para que podamos gestionar la vida cotidiana sin que caigamos en alucinaciones. Es como una máquina del tiempo que nos proporciona estabilidad visual.
El cerebro no nos presenta en tiempo real las imágenes del mundo que captan nuestros ojos, sino que actualiza las percepciones cada 15 segundos, según una nueva investigación de UC Berkeley.
“Nuestro cerebro es como una máquina del tiempo. Siempre nos remite un momento atrás en el tiempo. Es como si tuviéramos una aplicación que consolida nuestra entrada visual cada 15 segundos para que podamos gestionar la vida cotidiana”, explica uno de los autores del estudio, Mauro Manassi, en un comunicado.
Evitar alucinaciones
"Si nuestros cerebros estuvieran siempre actualizándose en tiempo real, el mundo sería un lugar nervioso, con constantes fluctuaciones de sombras, luz y movimiento, y sentiríamos que alucinamos todo el tiempo", añade David Whitney, otro de los autores.
Los resultados de esta investigación, publicados en la revista Science Advances, se suman a un creciente cuerpo de investigación sobre el mecanismo que está detrás del "campo de continuidad", una función de la percepción visual mediante la cual nuestro cerebro fusiona lo que vemos de manera constante para darnos una sensación de estabilidad visual.
Para el estudio, Manassi y Whitney observaron el mecanismo que se percibe detrás de la ceguera al cambio, que ocurre cuando se introduce un cambio en un estímulo visual y el observador no lo nota.
Experimento con rostros
Reclutaron a unos 100 participantes a través de la plataforma de crowdsourcingde Amazon Mechanical Turk y les pidieron que vieran primeros planos de rostros que se transformaban de jóvenes a viejos. Los rostros aparecían en video que presentaba su envejecimiento con un lapso de tiempo de 30 segundos.
Las imágenes de los videos no incluían la cabeza ni el vello facial, sino solo los ojos, cejas, nariz, boca, mentón y mejillas, por lo que habría pocas pistas, como la disminución de la línea del cabello, sobre la edad de los rostros.
Lo que apreciaron los investigadores es que los participantes apreciaban el envejecimiento de los rostros presentados más despacio de lo que aparecía en el video.
Notaban más lentamente el paso de los años en el rostro presentado en el video y no asumían en tiempo real la imagen más actual en su proceso de envejecimiento.
Percepción basada en el pasado
Eso significa que nuestra percepción visual se basa en el pasado, y no en el presente, porque nuestro cerebro no actualiza en tiempo real la imagen que estamos recibiendo.
“Se podría decir que nuestro cerebro está procrastinando”, dijo Whitney. “Es demasiado trabajo actualizar constantemente las imágenes, por lo que se apega al pasado porque el pasado es un buen predictor del presente. Reciclamos información del pasado porque es más rápido, más eficiente y requiere menos trabajo”.
De hecho, los resultados sugieren que el cerebro funciona con un ligero retraso al procesar los estímulos visuales, algo que tiene implicaciones tanto positivas como negativas.
“La demora es excelente para evitar que nos sintamos bombardeados por información visual en la vida cotidiana, pero también puede tener consecuencias de vida o muerte cuando se necesita precisión quirúrgica”, dijo Manassi.
"Si nuestros cerebros estuvieran siempre actualizándose en tiempo real, el mundo sería un lugar nervioso, con constantes fluctuaciones de sombras, luz y movimiento, y sentiríamos que alucinamos todo el tiempo", añade David Whitney, otro de los autores.
Los resultados de esta investigación, publicados en la revista Science Advances, se suman a un creciente cuerpo de investigación sobre el mecanismo que está detrás del "campo de continuidad", una función de la percepción visual mediante la cual nuestro cerebro fusiona lo que vemos de manera constante para darnos una sensación de estabilidad visual.
Para el estudio, Manassi y Whitney observaron el mecanismo que se percibe detrás de la ceguera al cambio, que ocurre cuando se introduce un cambio en un estímulo visual y el observador no lo nota.
Experimento con rostros
Reclutaron a unos 100 participantes a través de la plataforma de crowdsourcingde Amazon Mechanical Turk y les pidieron que vieran primeros planos de rostros que se transformaban de jóvenes a viejos. Los rostros aparecían en video que presentaba su envejecimiento con un lapso de tiempo de 30 segundos.
Las imágenes de los videos no incluían la cabeza ni el vello facial, sino solo los ojos, cejas, nariz, boca, mentón y mejillas, por lo que habría pocas pistas, como la disminución de la línea del cabello, sobre la edad de los rostros.
Lo que apreciaron los investigadores es que los participantes apreciaban el envejecimiento de los rostros presentados más despacio de lo que aparecía en el video.
Notaban más lentamente el paso de los años en el rostro presentado en el video y no asumían en tiempo real la imagen más actual en su proceso de envejecimiento.
Percepción basada en el pasado
Eso significa que nuestra percepción visual se basa en el pasado, y no en el presente, porque nuestro cerebro no actualiza en tiempo real la imagen que estamos recibiendo.
“Se podría decir que nuestro cerebro está procrastinando”, dijo Whitney. “Es demasiado trabajo actualizar constantemente las imágenes, por lo que se apega al pasado porque el pasado es un buen predictor del presente. Reciclamos información del pasado porque es más rápido, más eficiente y requiere menos trabajo”.
De hecho, los resultados sugieren que el cerebro funciona con un ligero retraso al procesar los estímulos visuales, algo que tiene implicaciones tanto positivas como negativas.
“La demora es excelente para evitar que nos sintamos bombardeados por información visual en la vida cotidiana, pero también puede tener consecuencias de vida o muerte cuando se necesita precisión quirúrgica”, dijo Manassi.
Función intencional de la consciencia
“Por ejemplo, los radiólogos detectan tumores y los cirujanos deben poder ver lo que tienen delante en tiempo real; si sus cerebros están predispuestos a lo que vieron hace menos de un minuto, es posible que se les escape algo”.
Sin embargo, en general, la ceguera al cambio revela cómo el campo de continuidad es una función intencional de la consciencia y lo que significa ser humano, dijo Whitney.
“No estamos literalmente ciegos”, añade. “Es solo que la lentitud de nuestro sistema visual para actualizarse puede hacernos ciegos a los cambios inmediatos porque se aferra a nuestra primera impresión y nos empuja hacia el pasado. Sin embargo, en última instancia, el campo de continuidad respalda nuestra experiencia de un mundo estable”, concluye Whitney.
Fuente LEVANTE