Del Sahara al Amazonas

Estos días tenemos la influencia del polvo del desierto del Sahara

Una enorme nube de polvo y arena viaja desde el Desierto del Sahara y atraviesa el Océano Atlántico hasta llegar a América y actualmente esta cubriendo una gran parte de España, generando calima, que no es más que arena o polvo en suspensión, un fenómeno frecuente en Canarias y en las costas del sur de España. Son partículas secas invisibles al ojo, pero lo suficientemente numerosas como para dar al cielo una apariencia opalescente.

El Sáhara es el origen de la mayor parte del polvo que hay en el planeta. En la actualidad, desde esta parte de África, salen entre casi 200 y 300 millones de toneladas de partículas minerales al año. Levantada por los vientos alisios esta capa de polvo llega a todos los rincones del planeta. Han encontrado polvo sahariano atrapado en el hielo Ártico. Las selvas amazónicas no serían lo mismo sin el aporte de minerales africanos y una buena parte del sustrato de las islas del Caribe es simple polvo en forma de rocas sedimentarias.

Cada año, el polvo del desierto del Sahara se concentra en la atmósfera y da comienzo a su viaje anual a través del Océano Atlántico.

Si bien las fechas exactas de la migración de polvo sahariana anual varían de año en año, es un fenómeno común que ocurre entre los meses de julio y agosto, cuando la disminución de lluvia se combina con vientos intensos en la región del Sahel, en el desierto del Sahara en África.

A medida que la columna de polvo se mueve a través del Océano Atlántico, perderá parte de su concentración. Sin embargo, quedará suficiente polvo en los niveles medio y superior de la atmósfera para llegar al Amazonas, Caribe, el Golfo de México y, finalmente, al sudeste de los EE. UU.

El largo viaje de las arenas del Sahara hasta el continente americano, sin embargo, trae algunas consecuencias positivas: según un estudio publicado por la Nasa en 2015, entre los elementos arrastrados por los vientos desde África se incluye una cantidad de fósforo, considerado como un nutriente esencial para el crecimiento de la selva amazónica.

Cuando los vientos alisios se aceleran levantan arena y polvo del Desierto del Sahara, que mide más de 9 millones de kilómetros cuadrados, y son llevados a miles de kilómetros fuera de él.
El desierto del Sahara está a miles de kilómetros de la Amazonía, pero ambos son conectados cada año por un fenómeno que desafía la imaginación.

Cientos de millones de toneladas de polvo parten de los desiertos de África, cruzan el Océano Atlántico y llegan hasta América del Norte, el Caribe y Sudamérica, donde impactan desde la salud hasta la fertilidad del suelo.

"Para que tengan un idea de la distancia que recorre el polvo sahariano, desde la costa noreste de África hasta el Caribe hay unos 6.000 km.", le explica a BBC Mundo Santiago Gassó, geofísico argentino e investigador de la NASA, quien se especializa en el uso de satélites para detectar polvo.
El polvo también llega al norte del Amazonas entrando por el lado de Venezuela, es un polvo muy muy pequeño. Si tomamos como tamaño de referencia el grosor de un pelo, podemos decir que el polvo doméstico que vemos en nuestra casa, por ejemplo, es de ese grosor, del tamaño de la arena. Pero el que viaja por el Atlántico es cien veces mas pequeño que eso. Un grano no es visible al ojo humano, lo que es visible es la acumulación de los mismos.

Algunos de los efectos más impactantes del polvo del Sahara en el Centroamérica y Sudamérica es que fertiliza los suelos de la Amazonía, porque este polvo es básicamente roca triturada, muy fina, y está compuesto de diferentes elementos químicos que son nutrientes utilizados por las plantas, como el fósforo y el nitrógeno y todos estos nutrientes están contenidos en el polvo, que viaja y se deposita por la lluvia o porque simplemente cae sobre la selva, también juega un papel importante en el clima y los sistemas biológicos de la Tierra, absorbiendo y reflejando la energía solar y fertilizando los ecosistemas oceánicos.
Cuando el polvo se deposita sobre el océano en rasgos generales pueden pasar dos cosas. Una es que el polvo sea muy pesado y empiece a hundirse hacia el fondo del océano. Pero si el polvo tarda en descender (sea porque es liviano o hay mucha turbulencia oceánica), la zona donde están los micro-organismos como el fitoplancton o bacterias animales pueden hacer uso de él y liberar todos estos nutrientes que son útiles.
El científico de la NASA señaló que la época seca en el Sahara tiene lugar en los meses de mayo, junio y julio.

Fuente COSMOS



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