La mayor parte del oxígeno presente en la superficie podría llegar hasta el océano subsuperficial y sustentar alguna forma de vida
El agua salada dentro de la capa helada de la luna Europa de Júpiter podría estar transportando oxígeno a un océano de agua líquida cubierto de hielo, donde podría ayudar a mantener la vida extraterrestre. De esta forma, Europa tendría un océano subsuperficial rico en oxígeno muy similar a la Tierra: alrededor del 86% del oxígeno absorbido en la superficie de Europa llegaría al océano.
Un equipo de investigadores dirigido por científicos de la Universidad de Texas en Austin, en Estados Unidos, ha desarrollado una simulación informática que pone a prueba la posible existencia de las condiciones ideales para la vida en el océano de Europa, una de las lunas de Júpiter. El modelo demuestra que casi la totalidad del oxígeno superficial podría descender hasta el océano lunar y propiciar la vida. También deja en claro que el “transporte” de oxígeno hacia el océano subsuperficial puede haber variado en sus condiciones a lo largo de la historia de Europa.
La luna Europa, el sexto satélite natural de Júpiter en orden creciente de distancia al planeta, es un lugar privilegiado para la búsqueda de vida extraterrestre: se han detectado signos de oxígeno y agua en su estructura, junto con otras sustancias químicas que funcionarían como nutrientes y harían posible la vida.
Sin embargo, hay un problema a solucionar: con un espesor de 15 kilómetros, una capa de hielo separa la superficie del satélite de su océano interno. Como el oxígeno es generado en la superficie, gracias a la luz solar y las partículas cargadas provenientes de Júpiter que chocan contra la capa helada de Europa, para que la vida sea factible en el océano tiene que existir obligatoriamente un sistema natural que lleve el oxígeno hacia las profundidades.
La salmuera como transporte de oxígeno
De acuerdo a una nota de prensa, el modelo creado por los científicos estadounidenses muestra que este mecanismo es posible, aportando una solución a lo que se considera uno de los problemas pendientes en cuanto a la habitabilidad del océano subterráneo de Europa. Todo indica que el escenario más propicio sería el transporte del oxígeno a través de agua salada o salmuera: los investigadores creen que existen zonas donde la capa de hielo de Europa se derrite parcialmente, haciendo posible que el oxígeno superficial llegue hasta el océano mediante el agua salada.
Los denominados “terrenos caóticos” conectarían al océano con la superficie, mediante esas regiones donde el hielo pierde su dureza. Se trata de extensas estrías entrecruzadas que aparecen sobre trozos irregulares de hielo, en una clase de extraño relieve que se puede encontrar en Europa, Marte y Mercurio.
El carácter discontinuo de esos terrenos permitiría que la salmuera drene a través de poros en el hielo, que se ensancharían momentáneamente antes de volver a sellarse. El agua salada atravesaría el hielo en esos momentos de apertura, permitiendo que el oxígeno llegue hasta el océano y se acumule casi al mismo nivel que el registrado en la superficie. Sin embargo, los datos disponibles permiten observar que ha existido una amplia gama de niveles de oxígeno entregados al océano de Europa a lo largo de su historia.
El agua salada dentro de la capa helada de la luna Europa de Júpiter podría estar transportando oxígeno a un océano de agua líquida cubierto de hielo, donde podría ayudar a mantener la vida extraterrestre. De esta forma, Europa tendría un océano subsuperficial rico en oxígeno muy similar a la Tierra: alrededor del 86% del oxígeno absorbido en la superficie de Europa llegaría al océano.
Un equipo de investigadores dirigido por científicos de la Universidad de Texas en Austin, en Estados Unidos, ha desarrollado una simulación informática que pone a prueba la posible existencia de las condiciones ideales para la vida en el océano de Europa, una de las lunas de Júpiter. El modelo demuestra que casi la totalidad del oxígeno superficial podría descender hasta el océano lunar y propiciar la vida. También deja en claro que el “transporte” de oxígeno hacia el océano subsuperficial puede haber variado en sus condiciones a lo largo de la historia de Europa.
La luna Europa, el sexto satélite natural de Júpiter en orden creciente de distancia al planeta, es un lugar privilegiado para la búsqueda de vida extraterrestre: se han detectado signos de oxígeno y agua en su estructura, junto con otras sustancias químicas que funcionarían como nutrientes y harían posible la vida.
Sin embargo, hay un problema a solucionar: con un espesor de 15 kilómetros, una capa de hielo separa la superficie del satélite de su océano interno. Como el oxígeno es generado en la superficie, gracias a la luz solar y las partículas cargadas provenientes de Júpiter que chocan contra la capa helada de Europa, para que la vida sea factible en el océano tiene que existir obligatoriamente un sistema natural que lleve el oxígeno hacia las profundidades.
La salmuera como transporte de oxígeno
De acuerdo a una nota de prensa, el modelo creado por los científicos estadounidenses muestra que este mecanismo es posible, aportando una solución a lo que se considera uno de los problemas pendientes en cuanto a la habitabilidad del océano subterráneo de Europa. Todo indica que el escenario más propicio sería el transporte del oxígeno a través de agua salada o salmuera: los investigadores creen que existen zonas donde la capa de hielo de Europa se derrite parcialmente, haciendo posible que el oxígeno superficial llegue hasta el océano mediante el agua salada.
Los denominados “terrenos caóticos” conectarían al océano con la superficie, mediante esas regiones donde el hielo pierde su dureza. Se trata de extensas estrías entrecruzadas que aparecen sobre trozos irregulares de hielo, en una clase de extraño relieve que se puede encontrar en Europa, Marte y Mercurio.
El carácter discontinuo de esos terrenos permitiría que la salmuera drene a través de poros en el hielo, que se ensancharían momentáneamente antes de volver a sellarse. El agua salada atravesaría el hielo en esos momentos de apertura, permitiendo que el oxígeno llegue hasta el océano y se acumule casi al mismo nivel que el registrado en la superficie. Sin embargo, los datos disponibles permiten observar que ha existido una amplia gama de niveles de oxígeno entregados al océano de Europa a lo largo de su historia.
Resolviendo el misterio
Ahora, la próxima misión Europa Clipper de la NASA, prevista para 2024, puede ayudar a mejorar las estimaciones de oxígeno y la identificación de otros elementos necesarios para la vida en la luna helada. Según un artículo publicado en Universe Today, un instrumento que se utilizará en la misión es especialmente importante: el espectrómetro MAss para la exploración planetaria de Europa (MASPEX).
MASPEX obtendrá precisiones sobre los gases presentes en Europa, la química de su superficie, la atmósfera y el océano. Además, el instrumento estudiará cómo la radiación de Júpiter altera los compuestos de la superficie de Europa, y cómo la superficie y el océano intercambian material. En definitiva, podrá comprobar si realmente existe un mecanismo de transporte que conduce el oxígeno superficial hasta el océano interno, generando que se convierta en un ambiente propicio para la vida.
Ahora, la próxima misión Europa Clipper de la NASA, prevista para 2024, puede ayudar a mejorar las estimaciones de oxígeno y la identificación de otros elementos necesarios para la vida en la luna helada. Según un artículo publicado en Universe Today, un instrumento que se utilizará en la misión es especialmente importante: el espectrómetro MAss para la exploración planetaria de Europa (MASPEX).
MASPEX obtendrá precisiones sobre los gases presentes en Europa, la química de su superficie, la atmósfera y el océano. Además, el instrumento estudiará cómo la radiación de Júpiter altera los compuestos de la superficie de Europa, y cómo la superficie y el océano intercambian material. En definitiva, podrá comprobar si realmente existe un mecanismo de transporte que conduce el oxígeno superficial hasta el océano interno, generando que se convierta en un ambiente propicio para la vida.
Fuente LEVANTE