La Tierra no invertirá sus polos magnéticos

El surgimiento de un área misteriosa en el Atlántico Sur donde la fuerza del campo geomagnético está disminuyendo rápidamente, ha llevado a especular que la Tierra se dirige hacia una inversión de polaridad magnética.

Una inversión magnética, geomagnética o de polaridad, lo que produce es el traslado de los polos y el flujo magnético, dando como resultado un cambio en la orientación del campo magnético terrestre de tal modo que la posición del polo norte y sur magnético se intercambian.

Ahora, un nuevo estudio que reúne evidencia que se remonta a 9 000 años atrás, sugiere que los cambios actuales no son únicos y que, después de todo, es posible que una reversión no ocurra todavía. El campo magnético terrestre es básico para la vida en nuestro planeta, actúa como un escudo invisible contra el entorno que amenaza la vida en el espacio, nos protege de la radiación cósmica y las partículas cargadas de energía procedentes del Sol.

El campo magnético, en gran parte, es generado por el océano de hierro fundido super caliente y turbulento que conforma el núcleo exterior de la Tierra, a unos 3 000 kilómetros bajo nuestros pies. Como si se tratase del conductor giratorio de la dinamo de una bicicleta, este crea corrientes eléctricas que, a su vez, generan nuestro campo magnético en constante cambio.

Este campo, lejos de ser estático, varía con el tiempo tanto en fuerza como en dirección. De hecho, estudios recientes han demostrado que en la actualidad, la posición del polo norte magnético está cambiando a gran velocidad.

En los últimos doscientos años, el campo magnético ha perdido, de media global, alrededor del 10 % de su fuerza. Los científicos también han demostrado que el campo magnético tiene intervalos irregulares, señalan que aproximadamente cada 200 000 años ocurre la inversión de polaridad.

Simultáneamente, ha crecido un área con un campo magnético inusualmente débil en el Atlántico Sur frente a la costa de América del Sur. Esta área, donde los satélites han fallado varias veces debido a la exposición a partículas altamente cargadas del sol, se llama Anomalía del Atlántico Sur.

La anomalía del Atlántico Sur es la región donde los cinturones de radiación de Van Allen se encuentran a menor distancia de la superficie terrestre, unos 200 kilómetros. Como resultado, en esa región del océano Atlántico sur la intensidad de radiación solar es más alta que en otras regiones. Se ha especulado sobre si el actual debilitamiento del campo es un signo de que la Tierra se acerca a una inminente inversión de los polos norte y sur, que se intercambiarían.

Este fenómeno se ha producido muchas veces a lo largo de la historia de nuestro planeta, el descenso en la intensidad que se está produciendo en estos momentos en el Atlántico Sur entra dentro de lo que se consideran niveles de fluctuación normales.

“Hemos mapeado los cambios en el campo magnético de la Tierra durante los últimos 9 000 años, y anomalías como la del Atlántico Sur son probablemente fenómenos recurrentes vinculados a las correspondientes variaciones en la fuerza del campo magnético de la Tierra”, dice Andreas Nilsson, geólogo de la universidad de Lund.

Los resultados se basan en análisis de artefactos arqueológicos quemados, muestras volcánicas y núcleos de perforación de sedimentos, todos los cuales contienen información sobre el campo magnético de la Tierra. Estos incluyen vasijas de barro que se han calentado a más de 580 grados centígrados, lava volcánica que se ha solidificado y sedimentos que se han depositado en lagos o en el mar.

Los objetos actúan como cápsulas del tiempo y llevan información sobre el campo magnético en el pasado. Usando instrumentos sensibles, los investigadores han podido medir estas magnetizaciones y recrear la dirección y la fuerza del campo magnético en lugares y momentos específicos.

“Hemos desarrollado una nueva técnica de modelado que conecta estas observaciones indirectas de diferentes períodos de tiempo y ubicaciones en una reconstrucción global del campo magnético durante los últimos 9 000 años”, dice Nilsson.

Al estudiar cómo ha cambiado el campo magnético, los investigadores pueden aprender más sobre los procesos subyacentes en el núcleo de la Tierra que generan el campo. El nuevo modelo también se puede utilizar para fechar registros arqueológicos y geológicos, comparando variaciones medidas y modeladas en el campo magnético.

Y, de manera tranquilizadora, los ha llevado a una conclusión con respecto a las especulaciones sobre una inversión de polaridad inminente: “Basándonos en las similitudes con las anomalías recreadas, predecimos que la Anomalía del Atlántico Sur probablemente desaparecerá dentro de los próximos 300 años, y que la Tierra no se dirige hacia una inversión de polaridad”, concluye Nilsson.




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