El concepto de robot o una vida artificial no nació con la literatura de ciencia ficción ni con las leyes de la robótica de Isaac Asimov. Antes de ello estuvo el gigante Talos, una criatura hecha de bronce que se comportaba como un autómata, según la mitología de la antigua Grecia.
El mito dice que Talos fue construido por Hefesto, el dios griego de la invención y la herrería. Zeus, el rey de los dioses griegos, encargó a Talos que protegiera la isla de Creta de los invasores. A menudo se le representa a Talos como una figura alada, lo cual le ayudaría para desplazarse por la isla de manera eficiente.
Las misiones de Talos
El gigante marchaba alrededor de la isla tres veces al día y lanzaba rocas a los barcos enemigos que se acercaban. Si los enemigos conseguían llegar a la tierra de Creta, Talos hacía que su cuerpo se calentara y mataba a los enemigos con un abrazo letal.
En su núcleo, Talos tenía un tubo que iba desde su cabeza hasta uno de sus pies. Este artefacto transportaba una misteriosa fuente de vida de los dioses que los griegos llamaban icor.
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Proteger Creta no era la única misión a cargo de Talos. El gigante también tenía que asegurarse de que los habitantes cumplieran las leyes divinas. Talos visitaba tres veces al año todos los pueblos de la isla llevando las placas metálicas en las que estaban inscritas estas leyes.
Talos en el relato de Jasón y los argonautas
La criatura de bronce forma parte del mito de Jasón y los argonautas. Cuando Jasón y sus acompañantes se acercaron a Creta, Medea, la hechicera, que viajaba a bordo del Argo, persuadió a Talos de que se quitara los clavos de los tobillos. De esa manera, el icor escapó del cuerpo del gigante y éste murió.
Otras fuentes dicen que Medea hizo que el gigante rozara con un peñasco y se hiciera una herida a través de la cual brotó el icor como si fuera plomo fundido.
Sin embargo, otros relatos afirman que el guardián de Creta fue realmente asesinado por Poeas, un argonauta y brillante arquero, cuando disparó una flecha a Talos en el tobillo.
Talos aparece en la película de 1963 Jason and the Argonauts, en una emocionante secuencia donde persigue a Jasón y sus compañeros de viaje.
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“Nuestra capacidad de imaginar la inteligencia artificial se remonta a la antigüedad”, afirma Adrienne Mayor, becaria en 2018-19 del Centro de Estudios Avanzados en Ciencias del Comportamiento de Stanford.
“Mucho antes de que los avances tecnológicos hicieran posibles los dispositivos autónomos, las ideas sobre la creación de vida artificial y robots se exploraron en los mitos antiguos”.
Mayor también es investigadora del Departamento de Clásicos de la Facultad de Humanidades y Ciencias. Los mitos antiguos, como el de Talos, son el tema de su último libro: Gods and Robots: Myths, Machines, and Ancient Dreams of Technology.
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