En la actualidad, Venus tiene temperaturas superficiales de unos 460 grados centígrados de media, y una atmósfera tan densa que su presión en la superficie es 90 veces superior a la de la Tierra. Pero no siempre fue así. En el pasado, Venus era un mundo templado y con agua.
El equipo de Michael J. Way, del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA en Estados Unidos, ha completado una investigación cuya principal conclusión es que una actividad volcánica que duró cientos o miles de siglos y que expulsó cantidades masivas de material interno pudo ser lo que activó la transformación de Venus desde un mundo templado y húmedo hasta el horno ácido que es hoy.
El tipo de vulcanismo que sufrió Venus también lo experimentó la Tierra en el pasado, pero en una magnitud muy inferior. Las cicatrices terrestres de ese vulcanismo son los terrenos que hoy se conocen como “grandes provincias ígneas”.
Los terrenos de este tipo son el fruto de períodos de vulcanismo a gran escala que duran decenas de miles o incluso cientos de miles de años. Pueden depositar cientos de miles de kilómetros cúbicos de roca volcánica en la superficie. En el caso de Venus, grandes áreas de roca volcánica solidificada cubren el 80% de su superficie.
Según el estudio, estos vertidos volcánicos masivos fueron probablemente el detonante de la transformación de Venus. En concreto, tantas y tan intensas erupciones volcánicas durante un periodo de aproximadamente un millón de años pudieron provocar un efecto invernadero desbocado que inició la transición desde el planeta húmedo y templado de antaño hasta el seco y tórrido de hoy en día.
Un terreno típico de Venus, reconstruido por ordenador, visto con una perspectiva distinta, con la escala vertical exagerada, y al que digitalmente se le ha desprovisto de atmósfera para poder observar todos los detalles del terreno. El paisaje lo domina Maat Mons, un volcán de 8 kilómetros de altura. El terreno es el resultado de flujos de lava extendiéndose a lo largo de cientos de kilómetros. (Imagen: NASA JPL)
La vida en la Tierra ha sufrido al menos cinco grandes extinciones masivas desde el inicio de la vida pluricelular hace unos 540 millones de años, y cada una de esas extinciones acabó con más del 50% de la vida animal en todo el planeta. Según este estudio y otros anteriores, la mayoría de estas extinciones masivas fueron causadas o exacerbadas por el tipo de erupciones volcánicas que producen las grandes provincias ígneas. En el caso de la Tierra, las alteraciones climáticas derivadas de estos cataclismos no fueron de magnitud suficiente para provocar un efecto invernadero desbocado, como sí ocurrió en Venus, por razones que Way y otros científicos aún están tratando de averiguar.
Las próximas misiones de la NASA a Venus, cuyos lanzamientos están previstos para finales de la década de 2020 (la misión DAVINCI (Deep Atmosphere Venus Investigation of Noble gases, Chemistry, and Imaging) y la misión VERITAS (Venus Emissivity, Radio science, InSAR, Topography, And Spectroscopy)) tienen como uno de sus objetivos principales estudiar el origen y la historia de Venus con un nivel de detalle sin precedentes. (Fuente: NCYT de Amazings)
El equipo de Michael J. Way, del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA en Estados Unidos, ha completado una investigación cuya principal conclusión es que una actividad volcánica que duró cientos o miles de siglos y que expulsó cantidades masivas de material interno pudo ser lo que activó la transformación de Venus desde un mundo templado y húmedo hasta el horno ácido que es hoy.
El tipo de vulcanismo que sufrió Venus también lo experimentó la Tierra en el pasado, pero en una magnitud muy inferior. Las cicatrices terrestres de ese vulcanismo son los terrenos que hoy se conocen como “grandes provincias ígneas”.
Los terrenos de este tipo son el fruto de períodos de vulcanismo a gran escala que duran decenas de miles o incluso cientos de miles de años. Pueden depositar cientos de miles de kilómetros cúbicos de roca volcánica en la superficie. En el caso de Venus, grandes áreas de roca volcánica solidificada cubren el 80% de su superficie.
Según el estudio, estos vertidos volcánicos masivos fueron probablemente el detonante de la transformación de Venus. En concreto, tantas y tan intensas erupciones volcánicas durante un periodo de aproximadamente un millón de años pudieron provocar un efecto invernadero desbocado que inició la transición desde el planeta húmedo y templado de antaño hasta el seco y tórrido de hoy en día.
Un terreno típico de Venus, reconstruido por ordenador, visto con una perspectiva distinta, con la escala vertical exagerada, y al que digitalmente se le ha desprovisto de atmósfera para poder observar todos los detalles del terreno. El paisaje lo domina Maat Mons, un volcán de 8 kilómetros de altura. El terreno es el resultado de flujos de lava extendiéndose a lo largo de cientos de kilómetros. (Imagen: NASA JPL)
La vida en la Tierra ha sufrido al menos cinco grandes extinciones masivas desde el inicio de la vida pluricelular hace unos 540 millones de años, y cada una de esas extinciones acabó con más del 50% de la vida animal en todo el planeta. Según este estudio y otros anteriores, la mayoría de estas extinciones masivas fueron causadas o exacerbadas por el tipo de erupciones volcánicas que producen las grandes provincias ígneas. En el caso de la Tierra, las alteraciones climáticas derivadas de estos cataclismos no fueron de magnitud suficiente para provocar un efecto invernadero desbocado, como sí ocurrió en Venus, por razones que Way y otros científicos aún están tratando de averiguar.
Las próximas misiones de la NASA a Venus, cuyos lanzamientos están previstos para finales de la década de 2020 (la misión DAVINCI (Deep Atmosphere Venus Investigation of Noble gases, Chemistry, and Imaging) y la misión VERITAS (Venus Emissivity, Radio science, InSAR, Topography, And Spectroscopy)) tienen como uno de sus objetivos principales estudiar el origen y la historia de Venus con un nivel de detalle sin precedentes. (Fuente: NCYT de Amazings)
Fuente NCYT