Las tecnologías emergentes que aumentan las capacidades humanas estarán basadas en valores
Primeras pautas éticas
Un primer paso significativo en este proceso lo dio en 2021 la Comisión Europea (CE), cuando respaldó un conjunto de pautas éticas para el mejoramiento humano. El nuevo marco desarrolla y concreta las directrices formuladas entonces por la UE, con la idea de colocar la ética en el centro de las tecnologías emergentes.
Eso significa que, por primera vez, se establecen pautas éticas detalladas para la investigación sobre el mejoramiento humano que orientará la I+D de una manera socialmente beneficiosa y alejada de prácticas y resultados poco éticos, señalan los autores de esta investigación.
Aunque desarrolladas dentro de un contexto europeo, estas pautas pretenden tener un alcance global, destacan los protagonistas de este trabajo.
Iniciativa oportuna
Esta iniciativa europea con vocación global es más que oportuna porque, aunque la población apoya sin reservas el uso de biotecnologías para tratar enfermedades, el mejoramiento humano siempre ha suscitado polémica.
Por un lado, la corriente transhumanista, explican los investigadores, “prioriza la elección individual y enfatiza los beneficios tanto para los individuos como para la sociedad”.
Por otro lado, los bioconservadores dudan del mejoramiento humano porque consideran que los esfuerzos biotecnológicos suponen “jugar a ser Dios”, y señalan posibles intrusiones en la salud, la igualdad en la sociedad y el bienestar de una persona.
Cartografía de mejoramiento humano
Lo que ha hecho esta investigación es cartografiar los problemas que rodean al mejoramiento humano, así como de los desafíos que podrían esperarse en los próximos 20 años, explica Philip Brey, coordinador del proyecto y profesor de Filosofía de la Tecnología en la Universidad de Twente (Países Bajos), en un comunicado.
Para conseguirlo, un consorcio internacional de 12 socios (SIENNA), consultó a cientos de expertos y aproximadamente 11.000 civiles en casi una docena de países. Como resultado, se establecieron cinco categorías que definen con precisión lo que se considera como mejoramiento humano. Sobre esas categorías hay consenso suficiente y no son mutuamente excluyentes.
Cinco mejoras
La primera es la mejora física, que se refiere a intervenciones como medicamentos o ingeniería genética para aumentar las capacidades físicas o introducir otras nuevas. Por ejemplo, aumentar la altura de una persona, la capacidad de vivir en entornos sin gravedad o la resistencia física.
La segunda es la mejora cognitiva, destinada a potenciar la inteligencia, la consciencia y la memoria, e incluso proporcionar nuevas sensaciones.
Las siguientes mejoras humanas potenciales son morales, cosméticas y de longevidad. Las mejoras morales son las más controvertidas, porque pretenden utilizar la biotecnología para fomentar comportamientos éticos en la población.
Las mejoras cosméticas tienen que ver con todos los desarrollos tecnológicos que permiten mejorar la apariencia estética de una persona (por ejemplo, los pechos), mientras que las de longevidad pretenden prolongar la vida humana más allá de los límites biológicos aceptados.
Seis valores clave
“Debido a que la mejora humana no es claramente parte de la medicina, no está claro si las leyes, los requisitos institucionales, las convenciones y las pautas éticas que se aplican a la medicina, también se aplican al mejoramiento humano”, escriben los autores en su artículo.
Para diluir esta confusión, plantean que las investigaciones para el mejoramiento humano deberán girar en torno a seis valores clave, si aspiran a ser financiadas con fondos europeos.
Los tres primeros valores serían el bienestar individual, la autonomía y el consentimiento informado. Estos valores garantizan que las personas que reciban estas mejoras, especialmente las irreversibles, sean conscientes de los beneficios y de los problemas potenciales, tanto a corto como a largo plazo.
Otros valores clave incluyen la igualdad, la justicia y la responsabilidad moral y social, con la finalidad de “evitar perpetuar o exacerbar las inequidades o desigualdades existentes entre grupos y comunidades”, señalan los autores.
Se refieren a las discriminaciones sociales que pueden surgir, por ejemplo, ante bebés genéticamente modificados o ante mejoras cosméticas. También consideran el riesgo que supone una mayor división social entre quienes pueden pagar estos tratamientos y quienes no pueden.
Escalada ética
Añaden que es necesario establecer estándares aún más altos para los niños o adultos con discapacidades que no pueden dar su consentimiento informado para mejorar sus capacidades.
Y aunque los autores esperan inspirar más discusiones en todo el mundo, reconocen sin embargo que las pautas planteadas no son suficientes para garantizar la ética en todas las investigaciones que se realicen para el mejoramiento humano.
Estas pautas deberían incorporarse a las nuevas regulaciones políticas, protocolos y procedimientos de los diferentes países, para conseguir que sean eficientes en las garantías éticas aplicadas a la mejora humana a nivel global, concluyen los investigadores.
La UE se ha dotado por primera vez de un marco ético para el mejoramiento humano: regulará las investigaciones que pretenden aumentar las capacidades físicas, cognitivas, morales, cosméticas o de longevidad de las personas, a través de tecnologías emergentes.
La Unión Europea ha alumbrado por fin un marco ético para el así llamado mejoramiento humano: formará parte del proyecto Horizon Europe, el programa que supervisa programas europeos innovadores hasta 2027.
Estas directrices, que acaban de publicarse en la revista Science, orientarán las investigaciones que se basan en tecnologías como la Inteligencia Artificial y la genómica para conseguir el mejoramiento humano.
El término “mejoramiento humano” se refiere a una amplia gama de intervenciones y tecnologías que tienden a mejorar a los seres humanos más allá de lo que se considera típico o normal, como mejoras de los ojos y los oídos, o piernas y brazos con más fuerza y resistencia, entre otras posibilidades.
El nuevo marco es importante porque hasta ahora no ha habido criterios sistemáticos para implementar la supervisión ética de la investigación y el desarrollo (I+D) que podría estar dirigida al mejoramiento humano.
La Unión Europea ha alumbrado por fin un marco ético para el así llamado mejoramiento humano: formará parte del proyecto Horizon Europe, el programa que supervisa programas europeos innovadores hasta 2027.
Estas directrices, que acaban de publicarse en la revista Science, orientarán las investigaciones que se basan en tecnologías como la Inteligencia Artificial y la genómica para conseguir el mejoramiento humano.
El término “mejoramiento humano” se refiere a una amplia gama de intervenciones y tecnologías que tienden a mejorar a los seres humanos más allá de lo que se considera típico o normal, como mejoras de los ojos y los oídos, o piernas y brazos con más fuerza y resistencia, entre otras posibilidades.
El nuevo marco es importante porque hasta ahora no ha habido criterios sistemáticos para implementar la supervisión ética de la investigación y el desarrollo (I+D) que podría estar dirigida al mejoramiento humano.
Primeras pautas éticas
Un primer paso significativo en este proceso lo dio en 2021 la Comisión Europea (CE), cuando respaldó un conjunto de pautas éticas para el mejoramiento humano. El nuevo marco desarrolla y concreta las directrices formuladas entonces por la UE, con la idea de colocar la ética en el centro de las tecnologías emergentes.
Eso significa que, por primera vez, se establecen pautas éticas detalladas para la investigación sobre el mejoramiento humano que orientará la I+D de una manera socialmente beneficiosa y alejada de prácticas y resultados poco éticos, señalan los autores de esta investigación.
Aunque desarrolladas dentro de un contexto europeo, estas pautas pretenden tener un alcance global, destacan los protagonistas de este trabajo.
Iniciativa oportuna
Esta iniciativa europea con vocación global es más que oportuna porque, aunque la población apoya sin reservas el uso de biotecnologías para tratar enfermedades, el mejoramiento humano siempre ha suscitado polémica.
Por un lado, la corriente transhumanista, explican los investigadores, “prioriza la elección individual y enfatiza los beneficios tanto para los individuos como para la sociedad”.
Por otro lado, los bioconservadores dudan del mejoramiento humano porque consideran que los esfuerzos biotecnológicos suponen “jugar a ser Dios”, y señalan posibles intrusiones en la salud, la igualdad en la sociedad y el bienestar de una persona.
Cartografía de mejoramiento humano
Lo que ha hecho esta investigación es cartografiar los problemas que rodean al mejoramiento humano, así como de los desafíos que podrían esperarse en los próximos 20 años, explica Philip Brey, coordinador del proyecto y profesor de Filosofía de la Tecnología en la Universidad de Twente (Países Bajos), en un comunicado.
Para conseguirlo, un consorcio internacional de 12 socios (SIENNA), consultó a cientos de expertos y aproximadamente 11.000 civiles en casi una docena de países. Como resultado, se establecieron cinco categorías que definen con precisión lo que se considera como mejoramiento humano. Sobre esas categorías hay consenso suficiente y no son mutuamente excluyentes.
Cinco mejoras
La primera es la mejora física, que se refiere a intervenciones como medicamentos o ingeniería genética para aumentar las capacidades físicas o introducir otras nuevas. Por ejemplo, aumentar la altura de una persona, la capacidad de vivir en entornos sin gravedad o la resistencia física.
La segunda es la mejora cognitiva, destinada a potenciar la inteligencia, la consciencia y la memoria, e incluso proporcionar nuevas sensaciones.
Las siguientes mejoras humanas potenciales son morales, cosméticas y de longevidad. Las mejoras morales son las más controvertidas, porque pretenden utilizar la biotecnología para fomentar comportamientos éticos en la población.
Las mejoras cosméticas tienen que ver con todos los desarrollos tecnológicos que permiten mejorar la apariencia estética de una persona (por ejemplo, los pechos), mientras que las de longevidad pretenden prolongar la vida humana más allá de los límites biológicos aceptados.
Seis valores clave
“Debido a que la mejora humana no es claramente parte de la medicina, no está claro si las leyes, los requisitos institucionales, las convenciones y las pautas éticas que se aplican a la medicina, también se aplican al mejoramiento humano”, escriben los autores en su artículo.
Para diluir esta confusión, plantean que las investigaciones para el mejoramiento humano deberán girar en torno a seis valores clave, si aspiran a ser financiadas con fondos europeos.
Los tres primeros valores serían el bienestar individual, la autonomía y el consentimiento informado. Estos valores garantizan que las personas que reciban estas mejoras, especialmente las irreversibles, sean conscientes de los beneficios y de los problemas potenciales, tanto a corto como a largo plazo.
Otros valores clave incluyen la igualdad, la justicia y la responsabilidad moral y social, con la finalidad de “evitar perpetuar o exacerbar las inequidades o desigualdades existentes entre grupos y comunidades”, señalan los autores.
Se refieren a las discriminaciones sociales que pueden surgir, por ejemplo, ante bebés genéticamente modificados o ante mejoras cosméticas. También consideran el riesgo que supone una mayor división social entre quienes pueden pagar estos tratamientos y quienes no pueden.
Escalada ética
Añaden que es necesario establecer estándares aún más altos para los niños o adultos con discapacidades que no pueden dar su consentimiento informado para mejorar sus capacidades.
Y aunque los autores esperan inspirar más discusiones en todo el mundo, reconocen sin embargo que las pautas planteadas no son suficientes para garantizar la ética en todas las investigaciones que se realicen para el mejoramiento humano.
Estas pautas deberían incorporarse a las nuevas regulaciones políticas, protocolos y procedimientos de los diferentes países, para conseguir que sean eficientes en las garantías éticas aplicadas a la mejora humana a nivel global, concluyen los investigadores.
Fuente LEVANTE