Sobre 2045, la Inteligencia Artificial (IA) igualaría o superaría a la humana: un mundo de ciencia-ficción podría ser realidad mucho antes de lo pensado
Según Raymond Kurzweil, director de Ingeniería en Google, científico, músico e inventor, el ser humano podría alcanzar la inmortalidad en 2030, cuando un ejército de nanobots sea capaz de reparar nuestros cuerpos a nivel celular, haciéndonos inmunes a las enfermedades y al envejecimiento y, eventualmente, a la muerte. También lograremos "cargar" nuestra consciencia, nuestros pensamientos y toda la información de nuestra vida en forma digital.
La vida humana podría extenderse indefinidamente gracias a la actividad de diminutos robots viajando por nuestras venas, según el especialista Raymond Kurzweil. El científico cree que este avance podría conseguirse sobre 2030, cuando los nanobots estén capacitados para hacer frente al envejecimiento celular y a las enfermedades. Al mismo tiempo, toda la información de la mente y la consciencia humana logrará ser digitalizada y resguardada.
¿Avance o retroceso?
Raymond Kurzweil es conocido por algunos conceptos y “predicciones” verdaderamente certeras: en 1990 predijo que un ordenador sería capaz de vencer a un ser humano jugando al ajedrez para el año 2000, además de describir al detalle cambios tecnológicos como el crecimiento de Internet o el desarrollo de tecnologías inalámbricas, varias décadas antes de su concreción.
Inventor, músico, científico y director de ingeniería de Google desde 2012, Kurzweil es conocido por haber indicado que, en 2045, la Inteligencia Artificial (IA) igualará o incluso superará a la humana, alcanzando la denominada singularidad. Esta idea tiene tantos entusiastas como detractores: para algunos podría ser un avance único y marcar el nacimiento de una nueva era de increíbles progresos, mientras que para otros significaría la debacle total de la humanidad.
Más allá de estas discusiones, la realidad nos muestra que en las últimas décadas los avances tecnológicos han sido extremadamente rápidos y contundentes: la IA y la robótica están presentes prácticamente en todas las áreas de la vida cotidiana, siendo cada vez más influyentes en campos como la industria, las comunicaciones o la salud, entre otros sectores. ¿Es posible vislumbrar un límite para ese vertiginoso desarrollo en las próximas décadas?
Video: algunos de los conceptos de Kurzweil sobre la inmortalidad, la singularidad, los avances en genética o en nanotecnología, entre otros temas. Crédito: ADAGIO en YouTube.
Un nuevo mundo
De acuerdo a un artículo de Interesting Engineering y a una publicación en el blog de la ONG The Lifeboat Foundation, Kurzweil cree que para 2030 alcanzaremos un hito fundamental en nuestro progreso tecnológico, y que incluso podrá tener importantes implicaciones psicológicas y filosóficas: la inmortalidad.
La palabra suena muy fuerte para nuestra cosmovisión actual, pero Kurzweil se refiere a hechos concretos y prácticos: el crecimiento exponencial en varios campos, como la genética, la nanotecnología y la robótica, culminarán en el desarrollo de los denominados “nanobots”. Se trata de diminutos robots, de entre 50 a 100 nanómetros de ancho, que circularán por nuestras venas para “reparar” el cuerpo humano.
Serán capaces de superar el deterioro a nivel celular, generar inmunidad a toda clase de enfermedades, detener el envejecimiento, reparar o reemplazar órganos y, en última instancia, hacer que la muerte sea parte del pasado. Además, el especialista estadounidense sostiene que los avances en las interfaces cerebro-ordenador nos permitirán “cargar” nuestra consciencia, nuestros pensamientos y toda la información de una vida en forma digital, preservándola y dejándola disponible para ser “reimplantada” luego de una reparación profunda de los sistemas biológicos.
Junto a los avances tecnológicos antes mencionados, Kurzweil basa su predicción en otro hecho real: el notable incremento en la esperanza de vida humana, que pasó de 40 años a fines del siglo XIX a superar con creces los 80 años en la actualidad, principalmente en los países desarrollados. Es probable que la idea de inmortalidad sea difícil de concebir para el cerebro humano actual, pero al mismo tiempo es posible que esos límites se desmoronen mucho más rápido de lo pensado, dando lugar a una nueva era cuyo paisaje y características ni siquiera podemos intuir en profundidad.
Según Raymond Kurzweil, director de Ingeniería en Google, científico, músico e inventor, el ser humano podría alcanzar la inmortalidad en 2030, cuando un ejército de nanobots sea capaz de reparar nuestros cuerpos a nivel celular, haciéndonos inmunes a las enfermedades y al envejecimiento y, eventualmente, a la muerte. También lograremos "cargar" nuestra consciencia, nuestros pensamientos y toda la información de nuestra vida en forma digital.
La vida humana podría extenderse indefinidamente gracias a la actividad de diminutos robots viajando por nuestras venas, según el especialista Raymond Kurzweil. El científico cree que este avance podría conseguirse sobre 2030, cuando los nanobots estén capacitados para hacer frente al envejecimiento celular y a las enfermedades. Al mismo tiempo, toda la información de la mente y la consciencia humana logrará ser digitalizada y resguardada.
¿Avance o retroceso?
Raymond Kurzweil es conocido por algunos conceptos y “predicciones” verdaderamente certeras: en 1990 predijo que un ordenador sería capaz de vencer a un ser humano jugando al ajedrez para el año 2000, además de describir al detalle cambios tecnológicos como el crecimiento de Internet o el desarrollo de tecnologías inalámbricas, varias décadas antes de su concreción.
Inventor, músico, científico y director de ingeniería de Google desde 2012, Kurzweil es conocido por haber indicado que, en 2045, la Inteligencia Artificial (IA) igualará o incluso superará a la humana, alcanzando la denominada singularidad. Esta idea tiene tantos entusiastas como detractores: para algunos podría ser un avance único y marcar el nacimiento de una nueva era de increíbles progresos, mientras que para otros significaría la debacle total de la humanidad.
Más allá de estas discusiones, la realidad nos muestra que en las últimas décadas los avances tecnológicos han sido extremadamente rápidos y contundentes: la IA y la robótica están presentes prácticamente en todas las áreas de la vida cotidiana, siendo cada vez más influyentes en campos como la industria, las comunicaciones o la salud, entre otros sectores. ¿Es posible vislumbrar un límite para ese vertiginoso desarrollo en las próximas décadas?
Video: algunos de los conceptos de Kurzweil sobre la inmortalidad, la singularidad, los avances en genética o en nanotecnología, entre otros temas. Crédito: ADAGIO en YouTube.
Un nuevo mundo
De acuerdo a un artículo de Interesting Engineering y a una publicación en el blog de la ONG The Lifeboat Foundation, Kurzweil cree que para 2030 alcanzaremos un hito fundamental en nuestro progreso tecnológico, y que incluso podrá tener importantes implicaciones psicológicas y filosóficas: la inmortalidad.
La palabra suena muy fuerte para nuestra cosmovisión actual, pero Kurzweil se refiere a hechos concretos y prácticos: el crecimiento exponencial en varios campos, como la genética, la nanotecnología y la robótica, culminarán en el desarrollo de los denominados “nanobots”. Se trata de diminutos robots, de entre 50 a 100 nanómetros de ancho, que circularán por nuestras venas para “reparar” el cuerpo humano.
Serán capaces de superar el deterioro a nivel celular, generar inmunidad a toda clase de enfermedades, detener el envejecimiento, reparar o reemplazar órganos y, en última instancia, hacer que la muerte sea parte del pasado. Además, el especialista estadounidense sostiene que los avances en las interfaces cerebro-ordenador nos permitirán “cargar” nuestra consciencia, nuestros pensamientos y toda la información de una vida en forma digital, preservándola y dejándola disponible para ser “reimplantada” luego de una reparación profunda de los sistemas biológicos.
Junto a los avances tecnológicos antes mencionados, Kurzweil basa su predicción en otro hecho real: el notable incremento en la esperanza de vida humana, que pasó de 40 años a fines del siglo XIX a superar con creces los 80 años en la actualidad, principalmente en los países desarrollados. Es probable que la idea de inmortalidad sea difícil de concebir para el cerebro humano actual, pero al mismo tiempo es posible que esos límites se desmoronen mucho más rápido de lo pensado, dando lugar a una nueva era cuyo paisaje y características ni siquiera podemos intuir en profundidad.
Fuente EL PERIÓDICO MEDITARRÁNEO