Un nuevo algoritmo, el primero de su tipo, fue capaz de encontrar este cuerpo celeste rocoso de aproximadamente 200 metros de largo que fue bautizado como 2022 SF289
El algoritmo de próxima generación, conocido como HelioLinc3D, fue diseñado para identificar asteroides cercanos a la Tierra con menos observaciones a las requeridas por los métodos actuales, gracias a que emplea inteligencia artificial.
Durante una prueba de manejo en Hawái, esta tecnología detectó por primera vez un cuerpo celeste rocoso de aproximadamente 200 metros de largo, potencialmente peligroso que fue bautizado como 2022 SF289.
El objetivo de HelioLinc3D es apoyar y acelerar las investigaciones que adelantará el observatorio astronómico chileno Vera C. Rubin, actualmente en construcción y con el que esperan identificar hasta 3.000 nuevos asteroides potencialmente peligrosos no identificados durante la próxima década.
Por ahora, los investigadores esperan que 2022 SF289 se acerque a aproximadamente 225.000 kilómetros de la Tierra, una distancia menor a la que nos separa de la Luna, que se encuentra a poco más de 380.000 kilómetros.
Rubin escaneará el cielo con una rapidez sin precedentes con su espejo de 8,4 metros y su enorme cámara de 3.200 megapíxeles, visitando puntos del cielo dos veces por noche en lugar de las cuatro veces que necesitan los telescopios actuales.
Es por ello que necesitan este tipo de algoritmo de descubrimiento para detectar rocas espaciales de manera rápida.
La IA aplicada a esta labor entusiasma a los astrónomos del proyecto, quienes confían plenamente en la efectividad en el mundo real del software que, a su juicio, “nos hace a todos más seguros”.
E incluso HelioLinc3D podría convertirse en una pieza clave en los esfuerzos de detección de riesgos para nuestro planeta, una cuestión que ahora ocupa no solo al ámbito académico, sino también a agencias gubernamentales y compañías que lideran planes de defensa planetaria.
Misión DART: la humanidad ya tiene un plan de defensa planetaria
La sonda DART de la NASA logró desviar con éxito un asteroide de 160 metros de diámetro llamado Dimorphos, satélite de un asteroide de 760 metros catalogado como Didymos.
Las implicaciones por este acontecimiento sin precedentes fueron de tal magnitud que se abrió una nueva era de defensa planetaria activa, que ha sido en gran medida liderada por la NASA y la Universidad Johns Hopkins que han puesto a prueba la eficiencia del método de impacto cinético de una sonda kamikaze contra un asteroide, como sucedió con la misión DART que alcanzó Dimorphos a una velocidad de 6,14 km/s.
Cuando un asteroide es golpeado a hipervelocidad, una parte de la colisión se transmite de manera elástica pero como se produce un cráter, se crea un impulso adicional causado por la emisión de materiales en dirección opuesta al proyectil.
Este componente de “retroceso” participa en el impulso suministrado al asteroide y contribuye muy eficientemente a desviarlo de su trayectoria; mientras los materiales expulsados tras el impacto crearon múltiples filamentos de partículas que pudieron seguirse con telescopios desde tierra e, incluso, desde el espacio.
El experimento realizado con la sonda DART superó las expectativas gracias a que ese factor multiplicador de la transferencia de momento cinético asociada con la componente inelástica de la deflexión alcanzó un valor de 3,6. Eso significa que la contribución al momento de ese retroceso por la eyección de partículas superó con creces el impulso incidente de DART.
De hecho, como consecuencia del desvío logrado por esta sonda kamikaze, se redujo en 33 minutos el periodo orbital de Dimorphos alrededor de Didymos, aunque inicialmente el objetivo era acortarlo en poco más de un minuto.
Un resultado que genera bastante optimismo sobre el futuro de una defensa planetaria que pueda desarrollarse de manera eficiente y pasar a la acción ante cualquier asteroide que amenace o se encuentre en ruta de colisión directa contra nuestro planeta.
El presidente también solicitó 7.300 millones de dólares en asistencia económica y humanitaria para Kiev y otros países afectados por la guerra, 100 millones para ucranianos que solicitan asilo en Estados Unidos y 68 millones para cuestiones nucleares
El algoritmo de próxima generación, conocido como HelioLinc3D, fue diseñado para identificar asteroides cercanos a la Tierra con menos observaciones a las requeridas por los métodos actuales, gracias a que emplea inteligencia artificial.
Durante una prueba de manejo en Hawái, esta tecnología detectó por primera vez un cuerpo celeste rocoso de aproximadamente 200 metros de largo, potencialmente peligroso que fue bautizado como 2022 SF289.
El objetivo de HelioLinc3D es apoyar y acelerar las investigaciones que adelantará el observatorio astronómico chileno Vera C. Rubin, actualmente en construcción y con el que esperan identificar hasta 3.000 nuevos asteroides potencialmente peligrosos no identificados durante la próxima década.
Por ahora, los investigadores esperan que 2022 SF289 se acerque a aproximadamente 225.000 kilómetros de la Tierra, una distancia menor a la que nos separa de la Luna, que se encuentra a poco más de 380.000 kilómetros.
Rubin escaneará el cielo con una rapidez sin precedentes con su espejo de 8,4 metros y su enorme cámara de 3.200 megapíxeles, visitando puntos del cielo dos veces por noche en lugar de las cuatro veces que necesitan los telescopios actuales.
Es por ello que necesitan este tipo de algoritmo de descubrimiento para detectar rocas espaciales de manera rápida.
La IA aplicada a esta labor entusiasma a los astrónomos del proyecto, quienes confían plenamente en la efectividad en el mundo real del software que, a su juicio, “nos hace a todos más seguros”.
E incluso HelioLinc3D podría convertirse en una pieza clave en los esfuerzos de detección de riesgos para nuestro planeta, una cuestión que ahora ocupa no solo al ámbito académico, sino también a agencias gubernamentales y compañías que lideran planes de defensa planetaria.
Misión DART: la humanidad ya tiene un plan de defensa planetaria
La sonda DART de la NASA logró desviar con éxito un asteroide de 160 metros de diámetro llamado Dimorphos, satélite de un asteroide de 760 metros catalogado como Didymos.
Las implicaciones por este acontecimiento sin precedentes fueron de tal magnitud que se abrió una nueva era de defensa planetaria activa, que ha sido en gran medida liderada por la NASA y la Universidad Johns Hopkins que han puesto a prueba la eficiencia del método de impacto cinético de una sonda kamikaze contra un asteroide, como sucedió con la misión DART que alcanzó Dimorphos a una velocidad de 6,14 km/s.
Cuando un asteroide es golpeado a hipervelocidad, una parte de la colisión se transmite de manera elástica pero como se produce un cráter, se crea un impulso adicional causado por la emisión de materiales en dirección opuesta al proyectil.
Este componente de “retroceso” participa en el impulso suministrado al asteroide y contribuye muy eficientemente a desviarlo de su trayectoria; mientras los materiales expulsados tras el impacto crearon múltiples filamentos de partículas que pudieron seguirse con telescopios desde tierra e, incluso, desde el espacio.
El experimento realizado con la sonda DART superó las expectativas gracias a que ese factor multiplicador de la transferencia de momento cinético asociada con la componente inelástica de la deflexión alcanzó un valor de 3,6. Eso significa que la contribución al momento de ese retroceso por la eyección de partículas superó con creces el impulso incidente de DART.
De hecho, como consecuencia del desvío logrado por esta sonda kamikaze, se redujo en 33 minutos el periodo orbital de Dimorphos alrededor de Didymos, aunque inicialmente el objetivo era acortarlo en poco más de un minuto.
Un resultado que genera bastante optimismo sobre el futuro de una defensa planetaria que pueda desarrollarse de manera eficiente y pasar a la acción ante cualquier asteroide que amenace o se encuentre en ruta de colisión directa contra nuestro planeta.
El presidente también solicitó 7.300 millones de dólares en asistencia económica y humanitaria para Kiev y otros países afectados por la guerra, 100 millones para ucranianos que solicitan asilo en Estados Unidos y 68 millones para cuestiones nucleares
Fuente INFOBAE