La muerte cerebral puede abrir el acceso a “nuevas dimensiones de la realidad”

Una nueva investigación revela lo que ocurre cuando la consciencia humana queda al descubierto en el momento de la muerte

En el momento de la muerte cerebral es posible experimentar vivencias incluso hasta una hora después de que el corazón haya dejado de latir. Esas vivencias se acompañan de picos de actividad neuronal, pero también pueden recordarse sin que hayan dejado huella alguna en el cerebro "plano".

Una nueva investigación ha arrojado resultados sorprendentes sobre lo que ocurre cuando la consciencia humana queda al descubierto en el momento de la muerte.

El principal hallazgo de este estudio, dirigido por investigadores de la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York, en cooperación con 25 hospitales, es que algunos pacientes revividos mediante reanimación cardiopulmonar (RCP) describieron experiencias de muerte lúcida hasta una hora después de que su corazón hubiera dejado de latir.

La RCP consiste en aplicar una serie de técnicas para intentar reanimar a una persona que ha sufrido un paro cardíaco. Gracias a la RCP, se ha podido estudiar a personas que han estado clínicamente muertas durante unos minutos, y que luego han recuperado sus signos vitales y su conciencia.

Se entiende por experiencias de muerte lúcida (un término aparentemente contradictorio) los altos niveles de consciencia y sensaciones extracorporales que viven determinadas personas después de que su corazón se haya parado.

En este estudio se contó con 567 pacientes que sufrieron un paro cardíaco en 25 hospitales de Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, entre 2018 y 2020. De ellos, solo 53 (9.3%) sobrevivieron y 28 (52.8%) completaron entrevistas sobre sus experiencias durante el evento. De estos, 11 (39.3%) reportaron tener algún tipo de memoria o percepción sugerente de consciencia.

Patrones cerebrales inconscientes

Otro descubrimiento relevante de este trabajo, cuyos resultados se publican en Resuscitation, una acreditada revista médica mensual, es que esos pacientes que relataron experiencias de muerte lúcida mientras estaban inconscientes, tenían patrones cerebrales relacionados con el pensamiento y la memoria.

Según lo capturado por EEG, una tecnología que registra la actividad cerebral con electrodos, esos pacientes mostraron picos en las ondas gamma, delta, theta, alfa y beta asociados con una función mental superior, durante esos episodios de muerte lúcida.

Y algo no menos llamativo, cuatro de cada 10 pacientes que sobrevivieron recordaron algún grado de consciencia durante la RCP que no fue registrado por las medidas cerebrales de EEG. Este dato sugiere que hay experiencias conscientes que pueden ser recordadas y que no han dejado huella en el cerebro.

Muerte lúcida

Este estudio ha constatado asimismo que una de cada cinco personas que sobrevive a la reanimación cardiopulmonar después de un paro cardíaco puede describir experiencias de muerte lúcida ocurridas mientras estaban aparentemente inconscientes y sin latidos cardiacos.

Los autores interpretan al respecto que la consciencia de una persona no muere inmediatamente cuando el corazón deja de latir y han demostrado, además, que experiencias como ver pasar la vida ante los ojos en esos momentos críticos son mucho más reales de lo que hubiéramos podido pensar.

Este nuevo trabajo descubrió al respecto que estas experiencias de muerte lúcida son diferentes de las alucinaciones, los delirios, las ilusiones, los sueños o la consciencia inducida por la RCP, enfatizan los investigadores.

Momento desinhibición

Para explicar este descubrimiento, los autores del estudio suponen que el cerebro moribundo "plano" elimina los sistemas inhibidores (de frenado) naturales, una idea planteada en 2021 por Bruce Greyson, doctor en Medicina (MD) y profesor de Psiquiatría de la Universidad de Virginia, según el cual la inhibición cultural se rompe en momentos cerebrales críticos y genera experiencias conscientes en momentos de muerte clínica.

Los autores de la nueva investigación retoman esta idea y señalan también que la eliminación de los filtros en el cerebro moribundo puede abrir el acceso a “nuevas dimensiones de la realidad”, incluido el recuerdo lúcido de todas las memorias almacenadas desde la primera infancia hasta la muerte, que son evaluados desde la perspectiva de la moralidad, según se informa en un comunicado.

Si bien nadie conoce el propósito evolutivo de este fenómeno, “abre la puerta a una exploración sistemática de lo que sucede cuando una persona muere”, detallan los investigadores.

Cerebro plano recuperado

El estudio también observó que, en un subconjunto de estos pacientes, que recibieron registro cerebral, casi el 40% tenía una actividad cerebral que volvió a la normalidad, o casi a la normalidad, desde un estado "plano", en puntos incluso una hora después de la RCP.

También constata este estudio que, a pesar del tratamiento inmediato, menos del 10% de los pacientes estudiados, que recibieron RCP en el hospital, se recuperaron lo suficiente como para ser dados de alta y poder hablar de lo que habían vivido durante la crisis cardiaca.

Este dato coincide con otro estudio de la Universidad de Copenhague y publicado en 2019, según el cual las experiencias cercanas a la muerte (ECM), muy parecidas a las experiencias de muerte lúcida, que incluyen también sensaciones extracorpóreas y distorsiones del tiempo, afectan a alrededor del 10% de las personas, incluso aunque no estén en peligro de muerte, tal como informamos en otro artículo.

Paralelismo con las Experiencias Cercanas a la Muerte

El autor principal del estudio, Sam Parnia, resume así el alcance de este estudio: "aunque los médicos han pensado durante mucho tiempo que el cerebro sufre un daño permanente aproximadamente 10 minutos después de que el corazón deja de suministrarle oxígeno, nuestro trabajo encontró que el cerebro puede mostrar signos de recuperación eléctrica durante mucho tiempo después de la RCP en curso. Este es el primer gran estudio que muestra que estos recuerdos y cambios en las ondas cerebrales pueden ser signos de elementos universales y compartidos de las llamadas experiencias cercanas a la muerte”.

Y añade: “estas experiencias permiten vislumbrar una dimensión real, aunque poco comprendida, de la consciencia humana que queda al descubierto con la muerte. Los hallazgos también pueden guiar el diseño de nuevas formas de reiniciar el corazón o prevenir lesiones cerebrales y tener implicaciones para los trasplantes”.

Fuente LEVANTE



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