Proponen implicar a humanos en las mediciones del entrelazamiento cuántico
Un físico canadiense propone realizar un test cuántico para descubrir la naturaleza de la conciencia humana. Considera que el test de Bell formulado en 1964 puede implicar la participación de humanos para descubrir si la conciencia altera el efecto del entrelazamiento cuántico.
Lucien Hardy, del Instituto Perimeter de Física Teórica de Canadá, sugiere que las mediciones de las partículas elementales pueden alterarse con la mente humana, y que la conciencia desempeña un papel en la mecánica cuántica.
Un físico canadiense propone realizar un test cuántico para descubrir la naturaleza de la conciencia humana. Considera que el test de Bell formulado en 1964 puede implicar la participación de humanos para descubrir si la conciencia altera el efecto del entrelazamiento cuántico.
Lucien Hardy, del Instituto Perimeter de Física Teórica de Canadá, sugiere que las mediciones de las partículas elementales pueden alterarse con la mente humana, y que la conciencia desempeña un papel en la mecánica cuántica.
Lo explica en un artículo publicado en Arxiv y su propuesta no ha pasado desapercibida, ya que Newscientist, entre otros medios acreditados, le ha dedicado un interesante artículo. En este video puede verse asimismo una conferencia suya sobre esta idea.
La experiencia escogida para determinar si la conciencia humana está vinculada al mundo físico es uno de los fenómenos más extraños de la mecánica cuántica, el llamado entrelazamiento cuántico.
Mediante el entrelazamiento, dos partículas elementales que están indisolublemente unidas, registra cada una de ellas instantáneamente lo que le ocurre a la otra. Si en una de ellas ponemos una información, automáticamente esa información aparecerá en la otra partícula, aunque ambas estén separadas entre sí.
Test de Bell
El entrelazamiento cuántico, si bien es la base de tecnologías como la computación cuántica, la criptografía cuántica, y la teleportación cuántica, todavía no ha sido bien explicado científicamente.
Uno de los intentos por desentrañar el misterio del entrelazamiento cuántico lo protagonizó el físico John Bell en 1964, mediante un experimento que pretendía determinar si las partículas elementales se influyen entre sí.
Se llama test de Bell y usa un par de partículas entrelazadas. Una de ellas se envía a un lugar (A) y la otra a otro lugar (B). En ambos puntos, un dispositivo mide el estado de ambas partículas. Los parámetros de los instrumentos de medición están establecidos al azar, de tal forma que la partícula situada en A no puede conocer los parámetros de la otra partícula situada en B (o viceversa) en el momento de la medida.
Es decir, en cada lugar, un dispositivo mide una propiedad específica de las partículas: su espín, mediante un generador de números aleatorios que selecciona espín positivo o negativo. De esta forma, es posible determinar la propiedad de cada partícula sin que la otra tenga conocimiento previo de lo que le pasa a la primera.
Lo que ha comprobado este test es que, sin interactuar entre sí, las partículas tienen el mismo giro en cada lugar, y que por lo tanto se influyen a pesar de la distancia que las separa, sólo por haber estado entrelazadas antes del experimento.
El dualismo de Descartes
Lo que propone Lucien Hardy es controlar las medidas entre A y B no por un dispositivo físico, sino por algo tan sutil como la conciencia humana. Su idea se basa en lo que el filósofo y matemático René Descartes (1596-1650) llamaba “dualidad del espíritu” o dualismo.
Este principio afirma que el universo tiene un componente físico y otro mental. Según Hardy, hoy estamos en condiciones de descubrir si este principio tiene o no fundamento real y si la conciencia está fuera de la Física estándar o interviene en el mundo físico.
Para probarlo, Hardy propone trabajar con dos grupos de 100 personas separadas entre sí por 100 kilómetros. Cada persona estaría conectada a una máquina de electroencefalografía (EEG) con la finalidad de observar en tiempo real su actividad cerebral. Las señales cerebrales se usarían asimismo para cambiar los parámetros de los dispositivos de medición situados en los puntos A y B.
Es decir, que en vez de generadores de números aleatorios, en el experimento propuesto son los seres humanos los que determinan los parámetros de medición, y los que deciden si se recurre a un espín positivo o negativo en cada medición.
Lo que pretende Hardy es ver si, al introducir en la medición la conciencia humana, las partículas que han estado entrelazadas dejan de reflejar el mismo estado, aunque estén separadas. Si se comportan igual, la teoría cuántica saldría reforzada.
Pero si varía de alguna forma su comportamiento, se comprobaría que la conciencia humana influye en la medición, lo que significa que el comportamiento de las partículas estaría influido por algo que está más allá de la Física estándar, la conciencia humana. “Este resultado, aunque muy improbable, sería tremendamente significativo para nuestra comprensión del mundo”, agrega Hardy.
Profundizando en la conciencia
“Si hay una violación de la teoría cuántica en presencia de sistemas que podrían ser considerados como conscientes, ya sean humanos o animales, sería apasionante. No me puedo imaginar un resultado más sorprendente en Física y querríamos debatir sobre su significado”, escribe Hardy.
Uno de los significados probables es que la conciencia humana no estaría compuesta por la misma sustancia que rige la materia física. O también que la conciencia es capaz de remontar el mundo físico gracias al libre albedrío.
En cualquier caso, sería la primera vez que los científicos consiguen obtener una información tan valiosa para la comprensión de la naturaleza de la conciencia.
De todas formas, en un artículo que publicamos en 2005, ya contábamos que un experimento iniciado en 1970 y presente en 65 países desvela una sorprendente relación entre los acontecimientos importantes para la sociedad humana y las reacciones físicas aleatorias.
Estas reacciones aleatorias no sólo se desvían de sus valores habituales cuando ocurre algo significativo en la sociedad, sino que la alteración puede producirse incluso antes de que el acontecimiento relevante tenga lugar. Ocurrió horas antes del 11 de septiembre de 2001 y en vísperas del tsunami asiático de 2004.
La búsqueda de una explicación científica de la conciencia continúa.
Fuente TENDENCIAS 21