Se extiende a un territorio similar al de Norteamérica y Rusia juntos. El rover se alimenta con energía solar y hace una semana que no emite señales.
Las chances de que el robot Opportunity de la NASA vuelva a rodar por suelo marciano son cada vez más improbables. La tormenta de polvo que azota al planeta está clasificada ahora como “global”, lo que implica que se ha extendido a gran parte de su territorio. Según informa el Laboratorio de Propulsión a Reacción de la agencia norteamericana, la tempestad ocupa un área equivalente a la suma de Rusia y Norteamérica.
El equipo de control de la misión no hace contacto con el explorador no tripulado hace más de una semana a pesar de los repetidos intentos de la NASA para encontrar una señal cada mañana marciana. Mientras tanto, el polvo que borra el sol está privando al explorador de energía eléctrica, reduciendo sus posibilidades de supervivencia.
La tormenta avanzó hacia la otra punta del planeta, en la zona del cráter de Gale, donde se encuentra el todoterreno Curiosity, también de la NASA. En las imágenes transmitidas se percibe un oscurecimiento del cielo hasta niveles que jamás se habían registrado en el cráter. Sin embargo, a diferencia de Opportunity, Curiosity se propulsa mediante energía nuclear, por lo que la tormenta no le supone ningún obstáculo para seguir.
Durante la primavera y el verano marciano, es común que se registren grandes precipitaciones. Algunas veces duran solo una semana y en otras ocasiones, como en 2007, rodean el planeta y pueden durar hasta dos meses. La tormenta actual comenzó el 30 de mayo y no hay previsiones que vaya a terminar a corto plazo.
Pese a lo adversa de la situación, los técnicos mantienen las esperanzas de recibir una señal de Opportunity cuando se disipe la nube de polvo. La tormenta apenas deja traspasar la luz del sol para cargar las baterías del rover, que lleva 14 años desplazándose por Marte.
Las chances de que el robot Opportunity de la NASA vuelva a rodar por suelo marciano son cada vez más improbables. La tormenta de polvo que azota al planeta está clasificada ahora como “global”, lo que implica que se ha extendido a gran parte de su territorio. Según informa el Laboratorio de Propulsión a Reacción de la agencia norteamericana, la tempestad ocupa un área equivalente a la suma de Rusia y Norteamérica.
El equipo de control de la misión no hace contacto con el explorador no tripulado hace más de una semana a pesar de los repetidos intentos de la NASA para encontrar una señal cada mañana marciana. Mientras tanto, el polvo que borra el sol está privando al explorador de energía eléctrica, reduciendo sus posibilidades de supervivencia.
La tormenta avanzó hacia la otra punta del planeta, en la zona del cráter de Gale, donde se encuentra el todoterreno Curiosity, también de la NASA. En las imágenes transmitidas se percibe un oscurecimiento del cielo hasta niveles que jamás se habían registrado en el cráter. Sin embargo, a diferencia de Opportunity, Curiosity se propulsa mediante energía nuclear, por lo que la tormenta no le supone ningún obstáculo para seguir.
Durante la primavera y el verano marciano, es común que se registren grandes precipitaciones. Algunas veces duran solo una semana y en otras ocasiones, como en 2007, rodean el planeta y pueden durar hasta dos meses. La tormenta actual comenzó el 30 de mayo y no hay previsiones que vaya a terminar a corto plazo.
Pese a lo adversa de la situación, los técnicos mantienen las esperanzas de recibir una señal de Opportunity cuando se disipe la nube de polvo. La tormenta apenas deja traspasar la luz del sol para cargar las baterías del rover, que lleva 14 años desplazándose por Marte.
Fuente CLARIN