La agricultura y la manera de masticar modificó nuestra lingüista

Durante los últimos seis mil las sociedades agrícolas han sustituido cada vez más los productos lácteos y granos procesados ​​por carne de caza más resistente a masticar y plantas silvestres comunes en las dietas de cazadores-recolectores. Según un nuevo estudio, éste cambio en la dieta modificó la estructura de la mandíbula con el paso del tiempo, lo que hizo que ciertos sonidos (o labiodentales) en nuestra lingüista como la «f» y «v» se volvieran más fáciles de pronunciar y cambiaran los idiomas en todo el mundo.

Las personas que regularmente mastican alimentos duros como la carne experimentan un cambio de mandíbula. Pero aquellos que crecen comiendo alimentos más blandos mantienen esa sobremordida en la edad adulta, dice el lingüista comparativo Damián Blasi de la Universidad de Zurich y sus colegas.

La lingüista mutable

Para obtener estos resultados, publicado en Science, los investigadores realizaron un par de simulaciones por computadora, las cuales sugirieron que los adultos con una sobremordida pueden producir mejor ciertos sonidos que requieren tocar el labio inferior con los dientes superiores,

Los lingüistas clasificaron esos sonidos del habla, que se encuentran en aproximadamente la mitad de los idiomas del mundo, como labiodentales. Cuando reconstruyeron el cambio de idioma a lo largo del tiempo entre las lenguas indoeuropeas, que actualmente se habla desde Islandia hasta la India, los investigadores encontraron que la posibilidad de usar los labiodentales en esos idiomas aumentó –– sustancialmente en los últimos siete mil años ––. Eso fue especialmente cierto cuando comenzaron a aparecer alimentos como los granos molidos y productos lácteos.

«Los sonidos de labiodental surgieron recientemente en nuestra especie y aparecen con mayor frecuencia en poblaciones con una larga tradición de comer alimentos blandos», dijo Blasi.

Probablemente los ricos del imperio romano tenían acceso a más comidas blandas que los pobres, y por eso tendrían más evolucionada la capacidad de pronunciar labiodentales. Así, el uso de “f” y “v” es probable que se fuese convirtiendo en un símbolo de estatus.

Por su parte, la lingüista Claire Bowern de la Universidad de Yale, quien no participó en el nuevo estudio, está de acuerdo. Si ciertos sonidos se vuelven más fáciles de pronunciar, las probabilidades de que aparezcan en las palabras aumentan. Pero los cambios en la forma en que se pronuncian las palabras todavía pueden no ocurrir, dice Bowern.

Los lingüistas tradicionalmente piensan que los humanos siempre han sido capaces de emitir todos los sonidos utilizados en los aproximadamente siete mil idiomas que aún se hablan en la actualidad. Los elementos cruciales de la anatomía del habla, como una laringe o caja de voz, colocados en la parte baja del cuello, evolucionaron en especies Homo ahora extintas hace 500 mil años. El Homo sapiens surgió hace unos 300 mil años, preparado biológicamente para hablar.
La revolución de la comida blanda

En 1985 el lingüista Charles Hockett argumentó que las lenguas de los cazadores-recolectores nunca incluyeron sonidos labiodentales. Esto debido al llegar a la edad adulta, el desgaste excesivo de los dientes por la masticación intensa de alimentos duros provocó cambios dentales que movieron los dientes superiores directamente sobre los dientes inferiores, sostuvo. Un arreglo dental «de borde a borde» resultante hace que sea más difícil formar sonidos labiodentales, razonó Hockett.

De ser cierto, su propuesta significaba que la introducción de alimentos blandos en las sociedades agrícolas en el período neolítico debió haber protegido las sobremordidas. Las simulaciones por computadora del nuevo estudio apoyan la idea de Hockett.

“Demuestran que una transición de una mordida de borde a borde a una sobremordida leve hace que sea mucho más fácil emitir sonidos labiodentales”.

Aunque los nuevos hallazgos son «fundamentalmente correctos», la sobremordida humana aumentó mucho más después de la revolución industrial, que comenzó en Inglaterra a fines del siglo XVIII, dice el antropólogo biológico Robert Corruccini del sur de Illinois. Universidad en Carbondale.

El procesamiento y envasado industrializado de alimentos, y tal vez la adopción de tenedores en las sociedades occidentales, para que los alimentos se puedan cortar con las dos manos en lugar de agarrarlos con una mano mientras se sujeta una parte con los dientes frontales, desempeñó un papel importante en la preservación de las mordidas excesivas y en la pronunciación de ciertas palabras.

Otra especie que demostrado poseer ciertas aptitudes para el lenguaje es el chimpancé. Un estudio reciente encontró que los gestos de estos primates están sujetos a la misma ley lingüística que el habla humana.

Fuente MUY INTERESANTE 



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