Los recuerdos crean huellas que moldean el cerebro

La memoria se construye a partir de recuerdos personalizados de experiencias compartidas, que van creando una huella individual que moldea la organización del cerebro. La firma neurológica que identifica a nuestra memoria es única e irrepetible.

Aunque la arquitectura del cerebro humano es universal, los registros relacionados con nuestros recuerdos y experiencias modifican la actividad neuronal y crean patrones únicos de organización, que identifican a cada persona. Así lo demuestra una reciente investigación realizada por neurocientíficos del Centro Médico de la Universidad de Rochester, en Estados Unidos.

Según un comunicado, las diferencias que muestra cada persona al experimentar e interpretar los hechos significativos de la vida pueden observarse y cuantificarse en la actividad cerebral. Se trata de firmas neurológicas únicas, las cuales podrían ser de gran utilidad para comprender diferentes patologías como el Alzheimer o la depresión, mejorando e incluso personalizando los tratamientos.

Para Feng V. Lin, una de las autoras del estudio y profesora asociada del Instituto de Neurociencia y Escuela de Enfermería de la Universidad de Rochester, “las personas imaginan y recuerdan eventos similares o comunes de manera diferente, porque sus experiencias son distintas”, expresó.

La especialista remarcó que la investigación publicada en Nature Communications demuestra que es posible decodificar la información compleja relacionada con la vida cotidiana en el cerebro humano, identificando huellas neuronales que son únicas de acuerdo a la experiencia y los recuerdos de cada individuo.

Experiencias únicas

En el marco de la investigación, los neurocientíficos trabajaron con 26 voluntarios. Los participantes fueron invitados a recordar experiencias relacionadas con algunos eventos que eran comunes, como una boda, un viaje o una cena en un restaurante. Como era de esperarse, los hechos resaltados fueron diferentes en cada caso: en el ejemplo de la boda, algunas personas recordaron el baile de su hija y otras la actuación musical de un familiar, por ejemplo.

El registro de las descripciones verbales de cada participante fue codificado mediante un modelo lingüístico informático, que asigna representaciones numéricas a los significados de las palabras y las situaciones recordadas. Posteriormente, los participantes tenían que reinventar en su cerebro los hechos comentados, mientras los investigadores detectaban las áreas del cerebro que estaban activadas en ese momento, a través de la técnica de resonancia magnética funcional (fMRI).

Con toda esta información, los expertos lograron aislar los patrones de actividad cerebral asociados con las experiencias de cada individuo. A partir de dichos patrones, pudieron construir un modelo funcional del cerebro de cada participante, en el cual podía observarse claramente una firma única de su actividad neurológica.

Firmas neurológicas y trastornos neurodegenerativos

En definitiva, el estudio muestra que mediante fMRI es posible medir la actividad cerebral con suficiente fuerza como para identificar diferencias interpersonales significativas, concretamente en la representación neuronal de eventos y situaciones que se imaginan o recuerdan. Estas diferencias reflejan la experiencia única de cada individuo.

Pero más allá de ampliar la comprensión en torno a las conexiones y regiones que se activan en el cerebro al momento de recordar las experiencias vividas, los autores de la investigación señalaron que un tema crucial es que gran parte de las zonas más importantes que identificaron tienden a reducir su funcionamiento a la par del proceso de envejecimiento, siendo especialmente vulnerables a la degeneración neuronal que caracteriza a enfermedades como el Alzheimer.

Los neurocientíficos concluyeron que la comprensión de estas firmas neurológicas únicas podría ser el punto de partida para diseñar mejores estrategias de intervención terapéutica en enfermedades neurodegenerativas o trastornos del ánimo y la conducta. La gran ventaja estaría en la posibilidad de personalizar los tratamientos en función de las experiencias vividas por cada persona y su forma de recordarlas, procesarlas y reinterpretarlas.




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